Los borrachos siempre dicen la verdad.

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La semana había pasado sumamente rápido, la reunión en la casa de Winifer fue súper divertida. Me encantaba ver lo torpe que se ponía Mateo hasta con su computadora sólo de verla.
El trabajo como siempre pesado y más que Damián me estaba evitando diría yo hasta hoy que tuve que acompañarlo a visitará uno de sus posibles proveedores, pero fue algo rápido por lo que nos marchamos de una vez.

-La reunión será este sábado a las 8 de la noche
en la casa de mis supuestos padres- Me dijo mientras fijaba su mirada en el volante.

-No entiendo porque simplemente no recurres a tus padres- Le dije. Era algo lógico, los padres siempre estaban dispuestos a ayudar a sus hijos aún estuvieran enojados.

-Para mi no es opción, tienes muchas cosas que hacer hoy?-Me preguntó.

Lo miré extrañada, no sé porque me parecía tan rara la cuestionante.

-Aun sigo trabajando para usted, así que creo que usted es quien debe responderse-Le dije.

-Tienes razón, iremos a la casa de un amigo- Y arrancó el auto.

Íbamos sumamente rápido pero al parecer él disfrutaba mucho la velocidad lo que me hizo sonreír. Aproveché para deleitarme con su perfil. Tenía un físico increíble, nariz recta, boca sensual, cabello entre rubio y castaño, algo largo pero lo que me mataba era su jodida forma de seducir, le salia tan natural cualquiera dice que no lo hace adrede, como en este justo momento que se esta mordiendo los labios. Que estaría pensando?

-Que un peso por mis pensamientos?- Pregunta mientras mira la carretera.

-Como quiere que le responda , como su empleada o como Living?-

-Living es más divertida-

-Pues Living dice que ni siquiera si fuera un regalo-

Una sonrisa sarcástica embargo el auto. No se como pero acabo arrastrando mi propia risa.

En unos cinco minutos más llegamos a una torre, era cerca del mar, entramos al sótano y dejamos el auto ahí. Solo me encargue de seguirlo, ni siquiera caminábamos a la par.

La torre era muy lujosa, tenía una recepción donde había un hombre que nos daba la bienvenida.

Damián sabía perfectamente lo que buscaba, se dirigió al ascensor, habia unas cuantas personas más pero nos mantuvimos como dos extraños. Llegamos al quinto piso y me hizo seña para que lo siguiera.

Estabamos frente a una puerta de madera oscura, la cual fue abierta con rapidez.

-Bro! tardaste-Le reclama un chico de algunos 25 años, era rubio de ojos verdes y un poco flacucho.
-Reuniones de negocios- Respondió Damián mientras lo abrazaba con efusividad.
-Y esa niña?!- Respondió interesado. Sonreí tímidamente ante su atenta mirada.
-Living, mi prometida- y sentí que me reclamaba.
Su amigo no lo podía creer mientras me miraba de arriba a abajo.
-Suertuda! Te llevas al mejor- respondió con cierto humor. Yo aún no salía de mi asombro ya se le estaba haciendo costumbre presentarme de esa manera.
Pasamos a la sala donde había un enorme sofá en L negro y de leather, una pantalla gigantesca y un videojuego además de papistas y alcohol sobre la mesa.
Rápidamente se enfrascaron en una conversación sobre deporte mientras Damián se acomodaba en el mueble y me hacía seña para que me sentara a su lado. Como toda la señorita que debería ser y no soy me senté sin rechistar.
Enseguida se pusieron a jugar mientras bebían whisky, yo los observaba pero me enfrasqué más en leer una historia en wattpad. Se que Damián miraba mi celular por el rabillo del ojo.

Llevaban cerca de dos horas jugando y ya estaba aburrida así que me pare frente a Damián en jarras.
-Quiero jugar- le dije. Su amigo me miró divertido.
-Sabe jugar a la lucha la nenita- respondió con sorna. Les dije que este man me caía mal, verdad!
-Ya verás lo que te hace esta nenita- le dije. Había captado demasiado bien los botones a los cuales Damián le daba, me sabía los combos, podía vencerle.
Damián divertido me ofreció el control, cuando lo tomé me agarro de la mano y me sentí en su regazo
-No quiero que ni por un minuto se le ocurra mirarte- me susurró en el oído algo que hizo que mi piel del cuello se erizara.
Solo trague saliva no me atreví argumentar nada. Su amigo lo miraba sonriendo.
Me concentre lo que podía en el juego. Damián ya estaba un poco borracho y solo se dedicaba a darme besitos en el cuello. Cosa que hizo que perdiera la primera partida!
-Damián estás haciendo que pierda- le reñí. No soy buena perdedora, lo reconozco. Odio perder.
Maldita sea Damián ahora jugueteaba con mi ombligo no pude más y le quite el dedo  y gruño enojado.
Colocó sus manos juntos a las mías y dirigió mis dedos haciendo que ganara. El amigo de Damián estaba tan concentrado que ni siquiera se percató de la trampa y gané
Ok! Fue con trampa pero gana.
Aún faltaba la decisiva.
-En esta no te voy ayudar Liv- me dijo con sorna en el oído.
- Que le estás diciendo cabron!- pregunto el rubio, al parecer tampoco le gustaba perder.
-En que posición se lo voy a meter hoy- le dijo sarcástico.
-Diablo! Le harás la estrella voladora! Que se puso así de contenta- hablo con sorna.
-Mejor de ahí - respondió mi Damián.
Comenzamos la última pelea, estaba perdiendo, tenía que pedir ayuda. Empecé a movermele en círculos a Damián, sentía la presión de su miembro debajo de mis nalgas y era algo excitante la verdad.
El se puso en atención de inmediato y me susurró
-Si quieres que te ayude sigue con esos movimientos-dijo visiblemente exitado.
No me lo hice repetir nuevamente. Comencé a moverme más pausado mientras notaba como segundo a segundo algo endurecía, mentiría si dijera que no estaba húmeda. Mis pezones acribillaban mi blusa como dos espadas, ansiaban unas manos que ya conocían. Estaba tan exitado que ya no jugaba me acariciaba con descaro contra el miembro de Damián mientras el seguía jugando por mi.
-Al parecer Damián te ha entrenado muy bien-
-Asi es, pero la verdad es que pongo mucho empeño por aprender- dije como pude al notar que una de las manos de Damián había soltado el control para acariciar mi pezon por debajo de la blusa, algo que en verdad me descontrolo mordí mis labios para no gemir.
-Me gustas más de lo normal y eso me está trayendo problemas- me dijo al tiempo que estrujaba su miembro en mi feminidad
-Ganeeeeee! - grite más alto de lo normal al sentirlo y de inmediato Damián colocó sus manos a sus laterales mientras su amigo pelia a conmigo.
Dijo que le gustaba !! No se si reír o llorar en verdad no lo podo creer, pero era notable que Damián estaba muy tomado, bien podía ser efectos del alcohol. Aunque mi mamá siempre dice que los borrachos siempre dicen la verdad, eso me hizo sonreír.
-Vámonos!- dijo Damián intentando pararse sin poder.
-Creo que deberías llamarnos un taxi- le dije a su amigo quien no estaba en sus 5 sentidos pero igual llamo a un Uber de su confianza.
Damián se abraza a mi y me daba repetidos besos algunos en la boca y otros en el cuello, me gustaba ese estado, todo era menos tenso más relajado.
-Mi amor no se como te mueves así, si eras virgen, ves porno?!- De su boca salían tonterías como estrellas en el cielo había.
Lo ignore se que en su sexto sentido ese no sería su comportamiento.
El Uber nos llevó al club, menos mal que lo había pagado con la tarjeta porque yo andaba sin ni un peso, algo que se que no les sorprende!
Salimos y como pude lo lleve hasta su departamento, me dolían los brazos. Ese tipo pesaba en cantidad!
Al fin en su cama con todo y zapatos, se puso el antebrazo en los ojos, le molestaba la luz.
-Sabes en las películas cuando uno está así de borracho lo meten en la ducha- le dije mientras el quitaba los zapatos.
-No! Déjame dormir mi amor, por favor!- dijo haciendo pucheros. El tipo además de sexy era tierno.
-Vamos jefe!- Le dije instando a que se parara, parecía imposible pero al fin cedió.

Cuando sintió el agua fría me maldijo en todos los idiomas y yo reí demasiado hasta q me halo con el a la ducha.
- He querido hacer esto desde aquella vez que me diste el beso en las mejillas- me dijo acariciandome mis labios con los suyos.

Trague en seco. Me miraba directo a los ojos como buscando algún tipo de aprobación. Sus labios eran en extremo suaves, olía a ron y menta algo que me atraía demasiado.
Nuestros cuerpos mojados apenas separados por un centímetro de distancia dandonle espacio a que el aire fluyera.
Sus manos descansaban en mi espalda baja mientras que las mías en sus hombres.
Cerré los ojos e hice que esa caricia fuera algo más intensa.
El sonrió en medio del beso y me beso con más ahínco, se sentía bien realmente bien.
Sus manos hacían círculos en mi espalda de manera relajada. Era un beso sin prisa, pausado, con mordidas casi imperceptible apenas eran roces, y me encantaba!
Odiaba los besos con exceso de baba y la lengua en la tráquea.
Me comenzaba a gustar todo de el y eso era algo en extremo peligroso.

No me podía enamorar de él, no de un hombre que sabía que no había cabida a sorpresa, porque estaba segura que terminaría lastimada!

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