Infierno.

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Una luz segadora se reflejó en la cueva, un silencio sobrenatural quedó en el Paraíso. Azrael tomó el cuerpo sin vida de Adam en sus brazos para dirigirse fuera del refugio, Lucifer hizo aparecer su armadura, con un movimiento de la mano, cubrió el cuerpo de Lilith con una túnica blanca, la tomo de las manos y la llevó con él.

Al borde del lago, Gabriel y Miguel estaban esperando, junto con tres serafines. Azrael y Lucifer se detuvieron frente a ellos.

—Hermano, podemos explicarlo. —dijo Azrael apenado.

—Ahorrate las palabras, no es a mí a quién debes dárselas —cortó Gabriel —Ellos se encargarán desde aquí.

Azrael entregó el cuerpo de Adam a uno de los serafines, cuando otro se acercó a Lilith, ésta se ocultó detrás de Lucifer, abrazándolo desde atrás.

—Lilith, debes ir con ellos. —dijo Lucifer con resignación.

—No quiero, yo quiero ir contigo —murmuró Lilith soltando lágrimas —¿Por qué no puedo?

—Padre así lo ordena —dijo molesto Gabriel. Ella tembló ante esas palabras, Lucifer odiaba verla así.

El ángel volteó para quedar cara a cara con ella, tomó sus rostro en sus manos y le sonrió.

—Todo estará bien, confia en mí —murmuró Lucifer, depositando un beso en su frente —Ve con ellos.

Con resignación, Lilith asintió, apartándose de su ángel, para quedar al lado del serafín.

—Padre nos espera —declaró Miguel, Azrael fue el primero en emprender vuelo, seguido de cerca por Gabriel.

Lucifer agitó sus alas, sin voltear a ver a Lilith, en el fondo de su corazón sabía que era la última vez que la vería.

Los ángeles estaban reunidos alrededor del recinto del Creador, la incertidumbre reinaba en el lugar, cuando Lucifer y Azrael fueron escoltados por los serafínes, todos guardaron silencio. Él estaba de pie ante las puertas de su palacio, esta vez no sonreía, su mirada violeta estaba empañada de pesar.

Gabriel y Miguel quedaron en primera fila para poder ser testigos del castigo que se les daría a sus hermanos Lucifer y Azrael, ellos fueron escoltados por los serafines hasta quedar frente a su creador.

—Hijos mios, el día que tanto temía ha llegado —dijo el Creador con tristeza —Dos de sus hermanos tomaron un camino que no es correcto, mientras otros se enzalzaron con su fé, su devoción a la causa y su sacrificio en el deber.

Los ángeles se removían incómodos en sus lugares, algunos expectantes, otros temerosos.

—Miguel, hijo mío, acercate —llamó Él, sin dudar, Miguel fue y se puso de rodillas, bajando la cabeza —Desde hoy serás un Arcángel, serás conocido como el protector, el justo, por tu piedad y misericordia, serás el lider de los siete.

—Me honras, padre, seré digno de llevar título —respondió Miguel, poniéndose en pie, ante la vista de todos, su armadura cambió de negro a blanco y sus alas se volvieron doradas, como muestra de su rango.

—Rafael, acercate —llamó Él. Un ángel de cabello rojo al ras y ojos azules se acercó para quedar al lado de Miguel, poniéndose de rodillas —Te has ganado el rango de Arcángel, serás reconocido como el sanador, por tus dotes de curación.

—Me honras, padre. —respondió Rafael, al ponerse en pie, su apariencia también cambió al igual que Miguel.

—Jofiel, hijo mio, ven —dijo el Creador, uno de los más jóvenes se hizo camino entre la multitud, sus ojos negros rasgados y largo cabello negro trenzado, llegó al frente y se puso de rodillas —Desde hoy serás un Arcángel, con tu corazón puro dotaras de belleza la vida en la tierra.

Reencarnación (PAUSADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora