16. Sorpresa

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Todos tenían la boca abierta en su máximo esplendor, algunos casi con la baba escurriendo. Marinette cargaba a Adrien como si pesara lo mismo que un pequeño gato.

Alya no paraba de tomar fotografías al igual que Nino. Todos estaban disfrutando del espectáculo que sus compañeros estaban protagonizando por una escena típica de las películas rosadas que a Rose tanto le gustaba ver.

Marinette cargaba al rubio al más obvio estilo nupcial, casi sin ejercer fuerza porque, lo cierto era que, Adrien no pesaba mucho, y porque su trabajo como heroína le exigía cargar a más de una persona.

-¿Te encuentras bien?-cuestionó la chica, aún sin bajar al más alto, con la preocupación en la voz.

El chico, mantenía la cara escondida entre las manos, no podía con la vergüenza que estaba experimentando en aquel momento.

Desde que cayó de la escalera, había esperado sentir el duro y frío piso contra su trasero, pero en lugar de eso, tan solo sintió la suavidad de los brazos de la chica que empezaba a gustarle, sosteniéndolo.

Podía escuchar las risas y murmullos de todos sus amigos, y no los culpaba porque, demonios, ¡ESTABA CARGÁNDOLO!

-¿Podrías bajarme? Esto es...-pidió el muchacho en un suave murmullo.

Marinette entonces entendió que estaban haciendo el ridículo y bajó lentamente al joven, con las orejas de un color carmín que a Adrien le pareció encantador.

Kim se acercó a la de coletas y con la curiosidad a todo lo que daba le pidió que lo cargara, cosa que la de ojos azules hizo sin problema, ganándose una exclamación grupal de asombro y admiración.

-¡Vamos Marinette! Hagamos fuerzas, si me ganas, llevaré tu mochila durante un mes.-dijo Kim con una sonrisa, bien valía hacer unas cuantas labores si con ello averiguaba como la chica se ejercitaba.

-Si gano, llevarás mis telas por tres días.-dijo la de cabello oscuro, imaginando la gran cantidad de telas que podría conseguir sin preocuparse por cargar.

-¿Solo tres?-preguntó no muy convencido el gran chico frente a ella. El rubio de ojos verdes aún miraba a la joven con un sonrojo sutil en sus mejillas.

-Después de esos tres días no te quedarán ganas de apostar conmigo.-dijo convencida la de cabello azul. Estaba tan emocionada, porque a falta de modestia, había que decir que era obvio que ganaría.

Se acomodaron en la mesa que usaban los profesores y se colocaron de tal modo que quedaran frente a frente. Se tomaron de la mano, ambos con la derecha, y a la cuenta de tres que hizo Max comenzaron a ejercer fuerza.

Nino seguía tomando fotos, extasiado con la manera en la que los músculos de Marinette se marcaban en la blusa que llevaba ese día.

Bastaron solo unos segundos para definir a la clara ganadora. Las chicas se acercaron a felicitarla y Kim tan solo, con un sonrojo muy evidente, levantó el pulgar en señal de aprobación.

-¿Tomaste video?-preguntó Adrien, con los colores mucho más alborotados que antes.

Nino asintió.- Será una de mis reliquias de hoy en adelante.

-Pásamelo al finalizar las clases.

Mes AdrinetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora