3. Esgrima

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Fencing/ Esgrima

Martes tres de abril

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El sudor hacía que su cabello fuera un total desastre, no era tampoco que le importara serlo, pero le hacía sentir incomodo que su cuerpo tuviera esa sensación pegajosa. Su traje de combate era, en ese momento, un horno a punto de explotar. El día era bastante caluroso y la constante actividad física no hacía más que agravar la calurosa sensación

-Bien hecho jóvenes, tomen un descanso de cinco minutos.-gritó el entrenador, quitándole a todos sus alumnos los floretes.

Adrien suspiró, verdaderamente cansado del traje que había llevado puesto por más de una hora. Tomó una botella de agua y comenzó a beber de ella cuando vio a Marinette tomar asiento con más cuidado del necesario. La vio sobar su rodilla derecha y fruncir el ceño.

No supo en qué momento había comenzado a acercarse a ella.- Marinette ¿Estás bien?

La chica se sobresaltó y con la mascarilla cubrió el área anteriormente atendida con gran velocidad.- ¡Hey!-saludó con falso entusiasmo y una sonrisa completamente fingida.- ¡Sí! Estoy perfecta, gracias.

El rubio no le creyó en lo más mínimo. Se agachó a su altura y se acercó a su rostro, intentando ponerla nerviosa; por lo regular esa técnica funcionaba, las personas se sentían presionadas y terminaban diciendo la verdad, sin necesidad de decir nada.

-¿Adrien?-preguntó, mirando a todos los sitios posibles que no fueran sus ojos. Estaba muy nerviosa, pero estaba tan acostumbrada a fingir que nada sucedía cuando se lastimaba que ya no le quedaba de otra. Dar a conocer una dolencia y que pudiera ser coincidente con Ladybug era un gran peligro así que soportaba los dolores siendo Marinette.

El no dejaba de mirarla, y contrario a sentirse nerviosa de la forma cursi, comenzaba a sentirse incomoda y cansada.

-¿Podrías parar de mirarme así?-se puso de pie para caminar al patio en donde todos comenzaban a ponerse en forma para seguir con el entrenamiento.

No pudo evitar cojear un poco, y un jadeo ahogado salió de sus labios cuando recargó su pierna derecha en el piso y su rodilla crujió.

Quiso dejar de caminar para asegurar que su rodilla no se había salido, pero podía más el orgullo y tu terquedad que otra cosa.

De pronto, sus piernas dejaron de tocar el piso y el nudo en su estómago por la incertidumbre se vio remplazado por un nudo mucho más vergonzoso. Las mariposas volaron alocadas por todo su cuerpo cuando vislumbró los cabellos dorados del chico de sus sueños.

Adrien la cargaba como si ella fuera su princesa y el rojo en sus mejillas se intensificó por encima de cualquier nivel posible.

-Señor Agreste, ¿Qué está haciendo?-preguntó el instructor cuando vio al joven modelo caminar con una de sus más recientes y mejores estudiantes de esgrima en los brazos.

-Esta gran tonta se ha lastimado la rodilla y planeaba seguir así, la llevaré a la enfermería.-dijo el muchacho sin voltear, mostrando un semblante serio todo el tiempo. Marinette se sintió regañada, como si hubiera cometido algún crimen sin siquiera notarlo.- Lo siento.

-Que no se repita.-dijo él, afirmando el agarre de la chica a su pecho. No quería verla lastimada de nuevo.




Palabras: 520

De nuevo aquí, y para la personita que me recordó que iba atrasada, pues ya me puse al corriente xD Te mando un beso.

Gracias por sus votos.  

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