CAPITULO 9 "Te quiero Ashton"

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—Nani —dije a su espalda, apoyado en la columna de la pared.
— ¿Sí? —preguntó sin siquiera girarse.
Algo andaba mal, lo sabía. Ella jamás responde solo un “sí”, siempre me dedica apodos infantiles como “mi niño”.
— ¿Estás molesta? —pregunté, aterrado de su respuesta.
—No —se limitó a decir. Suspiré hondo, y me paré a su lado.
—No hice la pregunta correcta. ¿Por qué estás molesta? —pregunté nuevamente y ella se decidió a continuar con sus quehaceres —. Nani, por favor, responde algo —le rogué.
—Lo único que te diré, es que no apoyo su relación —me dijo —. Ese no era el plan, Ashton, y tú lo sabes bien.
— ¿Pero que estoy haciendo mal?, nadie ha cambiado el plan —respondí.
— ¿Ah no?, ¿Solo por eso ella te trata como su verdadero esposo? —preguntó.
—Nani —suspiré —, esa fue su idea. Yo jamás planeé nada, ustedes lo organizaron todo —aclaré —. Y no es lo que estás pensando…
— ¿Y qué crees que estoy pensando? —preguntó al mirarme y no supe responder —. No te pediré que no te enamores, porque ya llevas más de la mitad del camino recorrido. Sabes que esto que haces está mal, porque morirás en unos meses… y aun así no te importa —me dijo.
— ¡¿Cómo que no me importa?! —pregunté alterado —Pasé toda la puta luna de miel evitándola, porque eso es lo que no quiero, no quiero enamorarme de ella Nani —le dije, pero ella no respondió — ¿Y que si me estoy enamorando?. Aquí nadie me privó de hacerlo, es más, me obligaron a ir a esa luna de miel sin importarles que pensaba al respecto —dije, tratando de no elevar mi tono de voz.
—Nadie te obligó a ir a ningún lado —mencionó Mitch, sentada en el corredor de la cocina —. Si no hubieras querido ir, te hubieras quedado. Pero no, quisiste ir y cogértela —me dijo.
— ¡Cállate Mitch! —le grité —. ¡Si tuve sexo o no eso es mi problema! —deduje.
— ¡En la vida le vuelves a gritar! —me dijo Marie. Podría jurar que estaba tan enojada como para clavarme el cuchillo en el cuello.
— ¡Dejen de meterse en mi puta vida! —grité —. ¡Me harté de ustedes dos!, no hacen más que arruinarme la existencia —dije al cabo de girarme y caminar a mi habitación.
Estaba furioso, no podía creer que Nani no me dirigiera la palabra por el simple hecho de estar con ______.

Subí a mi pieza, en donde encontré a mi esposa hablando por teléfono, muy seria.
Tomé algunos papeles y me retiré a mi oficina, en donde por fin podría estar a solas.

(…)

—Ashton —dijo _____ a mi espalda, acariciando levemente mis hombros —. ¿No crees que ya sea hora de dormir? —preguntó.
— ¿Qué hora es? —pregunté luego de girar mi mirada a donde ella se encontraba.
—Las once y media. Deberías descansar un poco, cariño —besó mi mejía posó sus brazos en mi pecho por detrás.
—Dame un minuto, ahora llego —sonreí y ella se fue.
Me sentía muy mal por la pelea que tuve con Marie y Mitch, pero era demasiado orgulloso para disculparme. Y siquiera había hablado con ella, así que, opté por no decir nada.

Me quité el pantalón y me quedé solamente con la camisa y el bóxer, entré a mi pieza y vi a ______ dormida en una de las camas, y supuse que la vacía era a donde yo pertenecía.
Me tapé con las sábanas y me esforcé en conciliar algo de sueño.

— ¿Ashton?, ¿estás despierto aun? —preguntó y yo asentí.
—Sí, estoy despierto —contesté, no tan confiado. No tenía sueño, ¿Cómo tenerlo con tanto en mente?.
— ¿Puedo hacerte una pregunta? —me dijo.
—Claro que puedes —contesté.
— ¿Cómo te sientes? —preguntó y me sonreí, como si ella pudiera verme.
— ¿En serio quieres oír la respuesta? —pregunté, moviendo mi cuerpo de manera incómoda.
—Sí —se limitó a decir.
—Mal ______, muy mal para ser verdad —admití.
Yo podía ser muy maduro, y tener miles de actitudes de adulto… pero estaba devastado, no soportaba la idea de saber que dejaría todo por una estúpida enfermedad. No podía.
— ¿Quieres un abrazo? —me preguntó, y me admiré de reconocer que sí quería uno, más bien, lo necesitaba.
—Por favor —pedí y escuché una leve risa de su parte.
Se deslizó fuera de sus sábanas y caminó hasta mi cama.
Me senté y ella me rodeó con sus brazos provocando un cerrar de ojos instantáneo de mi parte. Me encantaba su olor a frutas en el cabello, y como acariciaba mi espalda cada que yo suspiraba. 
No quería llorar frente a ella.

— No es malo llorar, ¿sabes?, dicen que es saludable —me dijo y me dediqué a reír.
— ¿Y quién diablos dice eso? —pregunté, imitando nuestra primera conversación unas semanas atrás.
—Los médicos… —me dijo y yo sonreí, aun entre sus brazos.
— ¿Y les crees? —preguntó.
—No —le dije.
Era verdad, los médicos son una mierda. Arruinan la vida de muchas personas, como la mía, por ejemplo.
—Está bien —me adjuntó más a su cuerpo —. Yo tampoco les creo —apartó su rostro levemente de su lugar original, y lo pasó muy cerca del mío, haciendo que nuestras narices toparan.
—No me beses ______ —le dije, antes de que intentara hacerlo.
— ¿Por qué? —preguntó.
—Porque te dije que no nos besaríamos hasta que yo me enamorara de ti —mentí.
—No —negó —. Tu dijiste “cero besos hasta que me enamores”, de tu parte. No de la mía. Es una tregua —se sentó a mi lado y continuó explicándome —. Yo te beso, pero tú no lo haces hasta que te enamores, ¿No? —me dijo y yo sonreí.
— Cierto —acepté, no porque tuviera la razón, sino porque me encantaban sus besos. Por más difícil que fuese aceptarlo.
Una vez dicho eso, ella tomó mi rostro con ambas manos, bajo la oscuridad de la habitación y me besó.
Me gustaba que entrelazara sus dedos en mi cabello y que me obligara a colocar mis manos en su cintura. Me gustaba que me diera pequeños besos después de acariciar mis labios con los suyos y que luego se recostara en mi pecho para que la abrazara.
Ella sabía cómo usarme.
— Te quiero Ashton —susurró a mi oído. 
Las tres palabras que pueden matar a un hombre.
— Que tengas feliz noche —respondí, para no sonar tan grosero.
Besé su frente con dulzura, o eso traté de hacer notar, y ella se encaminó a su cama.
Estuve unos minutos tratando de resolver mis dudas internas, había tenido un mal día. Pensaba en ______, en Nani, en Mitch, hasta que un intenso dolor en el abdomen me hizo correr al baño.
El cáncer estaba atacando.
Vomité tal vez dos horas de la madrugada, mientras ______ estaba a mi lado, tratando de ayudar.
Cuando mi estómago se quedó vacío, comencé a desechar sangre, muy dolorosamente.

(…)

— ¿Te sientes mejor? —preguntó ______.
—Sí —mentí. Me dolía el estómago y lo único que deseaba era vomitar otra vez.
—Insisto en que deberíamos ir al médico…
— Pero no les creemos, ¿lo olvidas? —sonreí, a penas.
—Pero igual Ashton, puedes tener una infección intestinal —me dijo. Si ella hubiera sabido del cáncer…
— Ya se me va a pasar —mentí —. Mejor ven aquí y acuéstate conmigo, veamos televisión —ofrecí, únicamente para que ella se olvidara del tema.
Marie y Mitch no estaban en casa, y fue entonces cuando noté que las necesitaba más que a nadie. Ellas sabían cómo cuidarme, y no es que mi esposa no, porque ella hacía el trabajo sucio, pero, ellas sí sabían del cáncer.
— ¿Necesitas algo más? —preguntó mi esposa, parada en la puerta de mi habitación.
—No, estoy bien. Gracias —sonreí.
—Cualquier cosa solo grita, estaré lavando la ropa, ¿Bien? —sonrió y yo asentí.

No había señal de mis acompañantes por ningún lado, siquiera las había oído alegar.

Me puse de pie como pude, porque sabía que con un par de pasos iría a parar al baño… 
Cogí el móvil y marqué sus números pero luego del segundo tono en la tercera llamada, supe que ellas no contestarían. ¿A dónde habían ido?

Caminé sigilosamente hasta sus habitaciones, para saber si se encontraban bien, o para reunir las fueras para disculparme, pero ellas no estaban… 
Revisé sus gaveteros, y no había señal de su ropa. Se habían ido.


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En Busca De Esposa [Ashton Irwin & Tu] **TERMINADA**Where stories live. Discover now