Secretos

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Regina y Blanca se fundieron en un abrazo, y David cogió su mano para acompañarla a saludar al resto de la familia. Todos la abrazaron, pero una parte de ella solo quería volver con Emma. Había tantas cosas que quería preguntarle...y le daba miedo que al girarse ya no estuviera ahí.

Emma parecía retraída, incómoda. Todos se fueron donde la Abuelita, y Regina la perdió de vista. Por fin pudo cambiarse y ponerse uno de sus trajes, con pantalones y chaqueta grises y camisa morada. La estuvo buscando por el local, pero no dio con ella.

-Henry...- Dio con su hijo. -¿Has visto a Emma?-

-Si, te estaba buscando para decírtelo...- Cogió su brazo y la acompañó hacia la salida. -Ha dicho que se iba, pero aún puedes alcanzarla.-

-¿Que se iba?- Se extrañó.

Un nudo se formó en su pecho. ¿Por qué se iba? ¿Qué había hecho tan horrible para que volviera a marcharse sin despedirse?

La morena corrió hacia el coche amarillo. La rubia estaba de espaldas, apoyada sobre el coche y mirando al cielo nocturno.

-Emma...- La llamó. La mujer se giró, forzando una sonrisa y con los ojos brillantes de las lágrimas que retenía.

-¿Como se siente al ser oficialmente la Reina de todo esto?- Preguntó.

-No siento nada si tú te vas... Eso es lo único que me importa...- Aseguró frunciendo el ceño y negando con la cabeza. -Emma, somos amigas. Y te fuiste sin avisar...-

-Lo sabía...- Bajó la mirada.

-Ibas a irte, otra vez...-

-Lo siento, no debería haber venido...-

-¿He hecho algo malo?-

-No, no eres tú...-

-¿Entonces?-

-Soy yo, ¿vale?- Admitió. -Me fui, y no he hablado con nadie desde entonces...-

-¿Y por qué has venido?-

-Porque no podía perdermelo... Era un día muy importante para ti... Y siento haberlo estropeado...-

La rubia abrochó la cremallera de su chaqueta roja, empezaba a refrescar.

-¿Por qué te fuiste?- Se atrevió a preguntar la morena. -Después de todo por lo que hemos pasado...¿como pudiste irte sin avisar?-

Emma frunció el ceño, manteniendo la mirada fija en el asfalto. -Es complicado...-

-Explicamelo...-

-No lo entenderías...-

-Intentalo.- Insistió. -Emma, somos amigas...o al menos solíamos serlo... ¿Qué pasó?-

-Quería dejar todo esto atrás...- Explicó levantando la mirada. -Este no era mi sitio, no había nada para mí aquí...-

-¿Y tus padres? ¿Y todos tus amigos?-

-Solo te tenía a ti, Regina. Eras mi única amiga.- Confesó. -Y si tú te ibas, ya no había nada que me retuviera aquí...-

La morena se tomó un segundo para procesarlo. -¿Te fuiste por mí?-

-Pensé que...- Alzó la mirada al cielo estrellado, y todas las estrellas se reflejaron en las lágrimas contenidas por sus párpados. -...que si yo también me iba no sentiría que me estabas abandonando...- Su voz se quebró. -Sería como si nuestros caminos se separaran... Pero te fuiste, y cada día me sentía más sola...-

-Emma...-

-No, ya sé lo que estás pensando...que tenía a Killian, que mis padres me querían, que tenía montones de personas aquí...pero ninguno de ellos me importaba, estaba oscuro...no había estrellas...-

-Emma, ¿tú sabes por qué me fui?- Retuvo las lágrimas. -Me fui porque yo ya no pertenecía a esta historia... Todos teníais vuestro papel, y yo no encajaba...-

-Tú eras la persona más importante en mi historia, Regina...- La voz de la rubia tembló. -Sin ti simplemente no tiene sentido... Eras mi estrella en una noche oscura...-

-¿Por qué dejaste que me fuera entonces?- Preguntó al borde de la desesperación. -¿Por qué me dejaste de lado durante tanto tiempo?-

-Porque me daba miedo lo lejos que había llegado con esta locura.- Se llevó la mano a la frente, apartándose el pelo detrás de la oreja para despejarse. -Dios, ni siquiera sé como llegué hasta ahí...-

-¿Con Garfio?-

-En cuanto salimos de aquí le dejé. Pero no podía volver. No podía volver ni tenía a donde ir...-

-Eso es lo más estúpido que he oído, Emma...-

-Lo sé...- La rubia bajó la mirada. -Debería irme, Regina...-

-De eso nada...- Agarró su mano para impedir que se fuera. -Debe de haber algo que yo pueda hacer para evitarlo...-

-Regina...-

-Por favor...- Suplicó con los ojos salpicados de lágrimas. -Te mereces tu final feliz, Emma... Quiero ayudarte a encontrarlo...-

-No necesito encontrarlo. Sé perfectamente donde está.- Alzó la mirada y desfrunció el ceño, sintiendo una extraña y preocupante paz interior. -Está justo delante de mí...-

La morena soltó su mano y dio un paso atrás, con la mirada fija en la nada.

El cielo estaba negro.

-Adiós.- La rubia se giró para meterse en el coche.

Regina le dio la vuelta y besó sus labios, sosteniendo en una caricia su mejilla.

Una honda expansiva de luz cegó a la ciudad entera, y por un momento desapareció la oscuridad del firmamento.

La morena se separó de la mujer y retrocedió. Todo era luz. Emma miró a su alrededor. La luz se fundió en las paredes de lo que parecía el porche de la alcaldesa. Ambas se miraron extrañadas. De pronto recordaron todo.

La maldición les había hecho olvidar, les había hecho olvidar a todos quienes eran. Nunca llegaron a despertar. No fue Regina quien lanzó la maldición, sino su madre, Cora. Ella le hizo creer a su hija, y a todo el mundo, que fue cosa de la Reina. Ahora recordaban quienes eran. La Reina Bondadosa y la Salvadora, y ambas la luz que debía iluminar el firmamento en las noches oscuras. Por fin se habían reencontrado.

-¡Mamás!- Henry salió corriendo hacia ellas, de nuevo con tan solo once años. -¡Sabía que lo conseguiríais!-



Fin😙

"Siento llegar tarde"Kde žijí příběhy. Začni objevovat