Capítulo 12: Bellyache

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—No es un pedido. Es para que mejores tú también... necesito que...

—Sonaste como a los pendejos de The Kissing booth—lo interrumpo. Daniel arquea sus cejas, le hago un ademán con la mano para que siga hablando.

—Primero respetes a tu hermana. Solo la vi y sé que es una buena persona y segundo cuando te sientes enojada o furiosa, intenta controlarte o todo saldrá mal.

Asiento con la cabeza. No debería ser tan impulsiva, es como que mi raciocinio se escapa por mis orejas cuando me pasa algo que sea tan chocante para mí, que suelo puedo pensar en: Dilo, dilo en voz alta para la gente que no te escucha.

—¿Nada más?

—Solo es un consejo, Nat—sonríe, yo lo imito, pero que ganas de lanzarle una roca encima.

—Cuando te fuiste...—digo justo en el momento que se vira, supongo que para volver a clases antes que suene el timbre. Frunzo los labios, mirándole profundamente, en un intento de poder transmitirle todo lo que siento, todo lo que me perturba, para que vea que tal vez sea una interesada, pero en el fondo, muy en el fondo, lo estimo demasiado—me sentí mal—confieso, el corazón me late furiosamente en el pecho, a este paso, su protagonista juvenil cliché mal pagada va a desaparecer.

—Yo también—sus palabras producen un estallido diminuto en mi corazón. Parpadeo preocupada ¿qué me está pasando? Siento los colores subir por mis cachetes, me pincho los brazos para recuperarme ¿qué clase de hechizo me ha metido el niño de Dios?

—Nos vemos, Nat—se despide, no obstante, mis mejillas siguen rojas, solo atino a quedármelo viendo mientras el rubio se pierde en la marea de estudiantes. ¿Qué me está pasando? Espero que no sea nada malo, porque si lo es, no estaré presentable para la reunión.

Yo siempre tuve la idea de que iba a llegar donde los demás escritores, sorprenderlos, con mis mejores galas, una actitud de empoderamiento y un buen maquillaje, pero

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Yo siempre tuve la idea de que iba a llegar donde los demás escritores, sorprenderlos, con mis mejores galas, una actitud de empoderamiento y un buen maquillaje, pero... mi madre creyó buena idea darme de comer bistec con menestra, y eso no está sentando para nada bien mi estómago, luego de la nada aparecieron Henry, Jake y James dispuestos a "vestirme" que fue más como dispuestos a arruinarme la vida, porque su concepto de moda fue un jean rasgado, botines con tacón y una blusa sin mangas negra con un estampado de Hello Kitty, ahora en vez de lucir intimidante solo voy a dar pena, sumando el hecho que tuve que venirme en bus con un clima demasiado caluroso como para ser considerable humano.

El típico cliché |PAUSADA|Where stories live. Discover now