Capítulo 10

75 16 56
                                    

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


Ecuador es un país bonito, me gusta mucho y me llena de orgullo decir que vivo en este pequeño país tercermundista porque no se está tan mal como algunos pueden asegurar. Ósea estamos más quebrados que Papa Noel en enero, nos traseros le pertenecen a China, sin embargo, hay muchas cosas que me hacen sentir muy feliz como, por ejemplo: nunca tenemos guerras con otros países—la guerra que tuvimos con Perú, no cuentan ya que eso es el pasado, yo me refiero al presente—y encuentras cualquier forma de pasarla bien con tus amigos.

Me despido de Robyn, haciéndole prometer que no hará nada absurdo o le voy a quemar su ropa de última marca cuando esté durmiendo. No fue muy linda su reacción, sin embargo, he asegurado que no haga nada que yo no haría si tuviera diecisiete años.

Agarro el bus, intentando poner la cara de una niña enojada y de: si te atreves a acercarte a mí, te voy a arrancar el brazo. Las miradas me rehúyen, sintiéndome orgullosa de mí misma y de mi valor. Me siento en el asiento que veo vacío, coloco mis audífonos en mis oídos sin miedo a ser robada, tan concentrada estoy en mi música, que cuando alguien me toca suavemente en el hombro, emito un gritillo asustado.

Este gastador de oxígeno profesional, va hacer que me dé algo un día de estos. Como ya se estableció en esta novela al principio, esta es una novela cliché más, donde no nos resguardamos el derecho de admisión porque cualquiera puede leerla y pues no es sorpresa verme frente a frente a un Daniel sonriendo, de la mar de divertido, mientras yo intento recuperarme de un paro cardíaco.

—Casi me matas.

—Lo siento—se sonroja—. No pensaba que estabas bien concentrada en tu música.

Me quito los audífonos, frustrada porque acaba de arruinar mi experiencia de escuchar Touch como si fuera parte de un video musical.

—¿Y cómo así en bus? —inquiero—. Yo pensaba que ibas ir en carro.

Daniel me mira nervioso. Yo solo espero que no llore, porque ya mucho fue consolar a Henry llorando como un bebe y no quiero ser culpable de un tercer lloriqueo.

—Pues...—se rasco la oreja, nervioso—mis hermanas pensaron que era mejor llegar temprano a una fiesta que darme un aventón al lugar.

No puedo creerlo, en serio. Yo, como Natalia Torres, puedo ser una mierda con Daniel Vera, porque no lo conozco de nada, recién llevo hablando con él un par de días, pero que sus hermanas sean así de malditas, me llena de rabia.

El típico cliché |PAUSADA|Where stories live. Discover now