Uno

11.8K 1.7K 770
                                    

Yoongi.

Jimin es delicioso.

Siento como si hubiera estado sin comer y beber nada durante años y él llego para saciarme, solo una probada de su cuerpo me tienen envuelto en la locura de la necesidad. Quiero llegar hasta el final con él, quiero acabarlo y consumirnos en el mismo fuego.

Estoy besándolo sin piedad, sé que debo detenerme, ir despacio. Pero no puedo. Hago mi mayor esfuerzo por no dejar salir al lobo y aguantar los gruñidos de mi pecho para no asustarlo. Para estas alturas, Jimin, es un manojo de pasión, su dulce cuerpo está regado sobre las sabanas, la piel pálida contrasta con el color de la tela, su cabello cae como una cascada sobre las almohadas. Me deleito en el subir y bajar de su pecho agitado y descanso en su sonrisa satisfecha que me ilumina la vida.

Es hermoso.

Entonces, con mis palmas calientes, le acaricio la piel. Dibujo una ruta sinuosa en su pecho y la deslizo por sus pezones hasta que sus protuberancias cosquillean a mí tacto. Estoy descubriendo un mundo al tocarlo, voy a colonizar cada espacio de este territorio. Beso y muerdo su cuello, su pecho, le doy atención a sus pezones rosados y húmedos de mi saliva y cierro los ojos para viajar en la armonía de su voz llamándome por mi nombre.

–Yoonie... – dice cargado de deseo

–Déjame adorarte bebé, iré lento para que a mi boca jamás se le olvide tu sabor, ni a mis oídos la melodía de tus gemidos –

Deslizo mis labios por su estómago hasta que reposan en su ombligo y lo chupó. El sonido mojado envía un estímulo directamente a su pene que se presiona duramente en mi pecho que lo mantiene aplastado. Mi niño es tan receptivo a mis caricias, tan sensible a mi amor.

Mis dedos siguen trabajando en su entrada, he agregado otro cuando un jadeo desesperado abandonó sus llenos labios y hasta ahora ha mantenido los dedos aferrados fuertemente a las sabanas, como si su vida dependiera de ello. Mis dígitos exploran el interior de su cuerpo con vehemencia, yendo un poco más adentro cada vez, empujando a Jimin hasta sus límites. Lo estiro y busco que sus anillos musculares se amolden a mi tamaño, no quiero lastimarlo, es lo último que haría. Antes clavo una daga en mi estómago y me arranco los intestinos.

Esta listo para mí.

Siento como mi mano se desliza con facilidad y la tensión disminuyó en su cuerpo, exploro los alrededores de su conducto hasta dar con el pequeño botón de placer que activa todos sus sentidos.

–¡Yoongi! – Puedo saborear cada letra y la necesidad en ellas. La cabeza de Jimin esta enterrada en la almohada dejándome saborear la piel de su delicioso cuello. No lo soportaré más, me correré como un maldito virgen pero, cuando lo haga, será cuando esté profundamente enterrado en su culo.

Introduzco mi lengua entre sus labios en busca de la suya mientras lo dejo vacio y me acomodo entre sus piernas, se hace difícil respirar, pero esta agonía es de placer, es la jodida gloria.

Ya puedo sentir sus nalgas tensarse a mi alrededor, no puedo dejar de pensar lo malditamente bueno que es su interior.

Pero no soy un animal salvaje, he sido domesticado por su amor y se lo voy a demostrar. Dejo al chico tomar aire y le sonrió cuando él hace lo mismo, pero la suya es una sonrisa de extasis.

–Estás listo, cariño. Voy a joderte ahora –

–Estás hablando demasiado ahora, Yoonie – Sus pequeñas manos se aferran a mi hombro como si estuviera por tomar una velocidad increíble y debiera sujetarse.

Hizo bien.

Empuño mi adolorido pene con mi palma y lo alineo a su dulce remolino dilatado, puedo ver como poco a poco todo va desapareciendo dentro de Jimin. Hay un lloriqueo y mis pulmones están reteniendo todo el aire. Me detengo a la mitad para asegurarme que él esté bien.

¡Cómeme mejor, lobo feroz! • YoonMinWhere stories live. Discover now