Completamente

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Jimin.

Quiero esforzarme por recordar, quiero recuperar todo este tiempo perdido de una sola vez, aunque todo es borroso en mi mente. Pero esto, aquí con este enorme lobo feroz, todo esto es correcto, es natural y se llama hogar.

No recuerdo haber tenido nada antes de esto.

Mis neuronas se esfuerzan por hacer sinapsis, por sacudir mi lóbulo temporal y recobrar mi cofre de memorias perdido en algún lugar de todo este tiempo. Recuerdo a Yoongi, sus labios, sus manos, la calidez de su alma, pero no puedo recordar todo lo que pasamos, no hay fechas importantes o hechos memorables.

No hay nada, solo sensaciones. Por eso sé que esto es correcto, sé que me decía la verdad. Tengo pequeños flashes de mi nombre saliendo de sus labios, de nuestras risas y sus palabras llenas de cariño para mí. Recuerdo su aroma, el bendito olor masculino a tierra y naturaleza, a virilidad y protección. El calor de su cuerpo, la plenitud de sentirme amado por este hombre.

Quiero preguntarle cientos de cosas.

Pero mientras me come la boca con tanto fervor, es imposible que lo detenga, no cuando estoy envuelto en llamas y su piel es el agua donde quiero refrescarme. Siento el fuego consumiéndome por dentro y por fuera, los brazos de Yoongi están por todos lados y yo simplemente me amoldo a él dejándole reconocerme, haciéndole saber que lo quiero tanto como él.

¡Santa luna! Si me vieran mi abuela y mi tío siendo arrastrado por un lobo hasta su habitación, más precisamente hasta su cama. Nuestro lecho. Siendo devorado por esos labios que ahora recorren mi cuello mientras sus colmillos rastrillan la piel sobre mi yugular y sus manos amasan mi culo. Siendo su presa.

–Jimin... ¡oh, cielos, Jimin! – Jadea de deseo mientras sus manos inquietas se cuelan debajo de mi suéter y acarician mí espalda. A pesar de que lleva puestos sus pantalones, soy consciente del enorme bulto en ellos, siento cómo presiona y restriega contra mí que me encuentro igual, solo que más pequeño y menos apretado. Eso, ahí abajo, se siente y luce enorme.

Quizás soy muy joven, pero sé lo que eso significa, entiendo que nuestros besos están cargados de lujuria, reconozco la pasión entre nosotros y aunque nunca he hecho esto quiero que suceda con él.

Sé que antes de irme tampoco nos hemos mirado con estos ojos oscurecidos de deseo y que él no ha sobrepasado el límite entre mi cuerpo y el suyo. Pero lo quiero ¡Jodidamente lo hago! Quiero esto, lo necesito. Así que me atrevo a soltar sus hombros los cuales he presionado estos últimos minutos y, tomando su cadera, lo empujo hacia mi, le hago saber que también estoy en esto, que me estoy entregando y que ya soy suyo antes de que cualquier cosa pase.

Gime, es más como un sollozo y su espalda golpea la puerta del cuarto abriéndola para que entremos, pero nunca se detiene, es como una fiera que ha estado hambrienta estos últimos años y le han tirado un trozo de carne.

Mis ojos entrecerrados reconocen hacia dónde nos dirigimos y vuelvo a cerrarlos cuando mi espalda golpea la cama mientras él se acomoda entre mis piernas. Esta posición es gloriosa, siento como se muele contra mi erección, la forma en la que su fina cintura se contornea para encajar mejor entre mis piernas y todo esto sin dejar de besarme. Pierdo el sentido del momento cuando, con su pulgar e índice, gira lentamente mi pezón, lo estira y vuelve a apretar.

–Yo- Yoongi ~– lloriqueo ante la electricidad que me recorre la medula y hace estallar mi cordura en cientos de fragmentos, el jadea sobre mis labios y captura mi lengua con ellos y la chupa. Succiona mi húmedo musculo y una descarga nuevamente me eriza la piel.

Quiero que haga eso en otros lugares, que ponga esa energía en aquel territorio al sur de mi cuerpo.

Levanto las caderas del colchón y presiono para hacerle saber que no aguantaré mucho tiempo más mientras se fricciona contra mí y sigue llevándome hasta los límites. Quiero tenerlo dentro, apretarlo en mi interior, quiero que me invada y me destroce mientras sigue profesándome su amor entre susurros, soy un manojo de desesperación y sed de Yoongi.

¡Cómeme mejor, lobo feroz! • YoonMinWhere stories live. Discover now