Capitulo uno.

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En los terrenos de hogwarts un joven llamado Tom Riddle leía un ejemplar muy antiguo de "Una mirada más allá de la magia" que había retirado de la biblioteca esa mañana. Era un día frío y nublado,un día perfecto según Tom, la brisa helada le alborotaba el cabello negro azabache y tenía la nariz roja, pero a este no parecía importarle, ya que solo vestía un desgastado sweater y una capa de segunda mano. La insignia de prefecto de Slytherin brillaba sobre su pecho, y parecía ser portada con orgullo.

La navidad se acercaba y la mayoría de los alumnos se había marchado a casa para navidad,el silencio hacía eco en los pasillos de piedra del castillo y Tom agradeció internamente por esos momentos de soledad. Recordaba vagamente las ruidosas fiestas que había pasado en el orfanato, habitaciones repletas de niños odiosos gritando, la comida rancia que preparaba la directora y las decoraciones irritantes en los dormitorios... y los muggles... como odiaba a los muggles.

Por el mismo patio helado caminaba una chica de Ravenclaw, agitaba su varita en silencio con los ojos entrecerrados fijos sobre un árbol cubierto de nieve. Su cara estaba inundada de frustración al no poder realizar hechizos no verbales. Absorta en sus pensamientos no vio que bajo el árbol que ella trataba de transformar en una lechuza, estaba un chico medio oculto tras el tronco.

Se oyó un sonido similar a una explosión, seguida por una serie de palabrotas. Una hermosa lechuza blanca voló asustada y se perdió entre las gárgolas del castillo.

La chica se encontró con la mirada de un furioso slytherin cubierto de nieve.

_ ¿ Eres tonta o qué? - bramo Tom groseramente.

La chica tragó saliva al comprobar que el chico se trataba nada más y nada menos que de Tom Riddle. Había escuchado rumores horribles de él y aunque parecía ser encantador y amable en clase, los ravenclaw siempre lo habían evitado.

_ Lo siento no te vi - se disculpó - déjame arreglarlo.

Sin esperar que Riddle respondiera, lo seco con un movimiento de varita.

- listo - dijo la chica tratando de esbozar una sonrisa amable. Tom solo respondió con una mueca, cerró su libro con un ruido sordo y se abrió camino al castillo.

La chica lo miró alejarse y sintió algo de pena al ver a Tom caminando encorvado, tratando de darse calor con su vieja y gastada capa. Suspiro y se dispuso a seguir su camino, cuando vio un pequeño cuaderno negro enterrado en la nieve...

- Oye - gritó - pero Tom fingió no escucharla. - espera - gritó con más fuerza.

- ¿Que quieres? - respondió de mala gana

- Se te ha caido tu libreta o lo que sea - respondió la chica devolviendole el cuaderno, en la tapa figuraba el nombre Tom Marvolo Riddle en letras doradas. - ¿así que te llamas Tom eh? - pregunto amablemente fingiendo no conocerlo.

- ajam - respondió Riddle secamente.

- Yo me llamo Nastia Goodrich... Anastasia en realidad. - se presentó la chica extendiendo la mano.

Tom le devolvió el saludo de manera aburrida y observó cuidadosamente a la chica. Ciertamente era bonita, tenía cierto aire exótico en el que nunca se había reparado, pero lo que más atrajo su atención no era la chica en sí, sino el guardapelo que colgaba de su cuello. Era una joya antigua con la insignia de Salazar Slytherin.

Tom esbozo una sonrisa, de esas que sabía que lo hacían lucir extremadamente encantador.

- encantado de conocerte entonces. - dijo pensando en lo fácil que sería indagar de dónde había obtenido esa ravenclaw semejante reliquia.

Esa misma noche, Tom se dirigió nuevamente a la biblioteca y busco un información sobre aquel misterioso guardapelo y descubrió que había pertenecido al mismísimo Salazar, lo que lo vinculaba con el mismo directamente, ¿como era posible que hubiese terminado en manos de aquella chica?

decidió investigar sobre el apellido Goodrich, busco en los trofeos del colegio, en los archivos de prefectos, en los anuarios, y nada, no parecía que nadie de aquella familia hubiese pisado Hogwarts en siglos.

Supuso entonces, que su padre era un muggle, y sin saber por qué esa idea hizo que se le revolviera el estómago.

Pasaban los días y la obsesión de Tom por el guardapelo iba en aumento, dedicaba largas horas en la biblioteca sin encontrar respuestas y observaba de lejos a aquella chica cada vez que podía, solamente compartían la clase de runas antiguas, así que su tarea resultó bastante complicada.

Rápidamente se reparó en que era prefecta de su casa y era habitual que se quedara después de clases de pociones hablando animadamente con Slughorn, al parecer el anciano se refería a ella como "la mejor alumna de esta clase" , cosa que sorprendió a Tom, ya que generalmente él era el mejor en todas las asignaturas.

Pasaron los días y las vacaciones navideñas llegaron a su fin. Los pasillos de Hogwarts volvieron a colmarse de gritos y voces chillonas y Tom maldijo en silencio porque su oasis de paz había llegado a su fin.

Esa tarde decidió esperar fuera del salón de pociones, sonó la campana y esperó pacientemente que todos salieran, con satisfacción comprobó que Anastasia se había quedado dentro.

El profesor Slughorn reía sonoramente y agitaba una caja de ananá confitado.

Tom puso su mejor sonrisa y golpeó suavemente la puerta.

-Disculpe profesor - dijo Riddle con una voz suave y aterciopelada. - ¿puedo pasar?

- Claro Tom, pasa, pasa. ¿como han estado tus vacaciones?

Los ojos azules fríos de Nastia se clavaron en los de Tom por un segundo, parecían llenos de curiosidad.

- ¿Ya conoces a Anastasia Goodrich? es incluso mejor que tu con las pociones. - dijo el anciano giñandole un ojo a Tom. - y además mira que delicioso regalo me ha traído. - añadió ofreciéndole la caja de ananas, que Tom rechazó amablemente.

- De hecho profesor Slughorn - dijo Tom con una preocupación fingida. - esperaba que pudiera ayudarme con una pócima.

- Pues claro mi muchacho . - respondió Slughorn acariciándose la barriga - seguramente Anastasia tambien estara encantada de ayudarte, ¿verdad que si?

- ehhh si, si, claro . - respondió la chica enarcando una ceja.

- Ya que estas aqui Tom - añadió Slughorn - tal vez podrías ayudarme a convencer a esta bella señorita de unirse a nuestro club de las eminencias.

Nastia emitió una risita incómoda.

- la verdad es que no creo que eso sea para mi profesor.

- ¿Pero qué dices niña? si eres mi alumna más brillante y... - protesto Slughorn

_ Ademas no conozco a nadie. - se excuso ella interrumpiendolo rápidamente.

_ Pues ya conoces a Tom. - replicó el anciano.

Tom le dedico a ambos una sonrisa de esas que sabía que lo hacían lucir encantador.

- Yo estaría encantado. - dijo

- Maravilloso, maravilloso. - exclamó el anciano. - está dicho entonces te espero mañana a las ocho en punto para la reunión niña.

- este, pero yo... yo... - trato de excusarse ella.

- sin peros, el joven Riddle la escoltara. ¿no es verdad?

- Claro profesor Slughorn, por supuesto. - dijo Tom con una sonrisa maliciosa.

Anastasia le dedicó una mirada desconfiada a Tom.

El único amor de Tom RiddleWhere stories live. Discover now