Capítulo 6: what did you expect?

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JANE POV

Desperté cuando Ashley me tiró un vaso de agua a la cara.

- Pero, ¿se puede saber qué haces? - le pregunté desconcertada.

- Es que no te despertabas y me da miedo llegar tarde - dijo asustada. La muerte de Tom nos había afectado mucho a todos, casi no lo conocíamos pero sabíamos que su destino podía ser también el nuestro y lo único que nos quedaba era actuar según las reglas.

Nos vestimos rápidamente y enseguida nos picaron a la puerta. Cogimos cada una nuestro bolso con las llaves, el monedero, el inútil móvil y todo el material necesario para las clases, y salimos a encontrarnos con nuestros compañeros.

- ¿Ahora que nos toca? - preguntó Nat cuando acabamos de desayunar. Saqué mi horario y lo miré.

- A primera hora tenemos "raza", a segunda "velocidad" y hoy no tenemos nada más - le respondí. Si las asignaturas eran raras, la distribución de éstas no se quedaba atrás. Un día teníamos cuatro clases y el día siguiente sólo dos.

- Vaya, bueno, al menos acabaremos rápido hoy... - musitó apenada. Vaciamos las bandejas y nos dirigimos al aula.

- Buenos días - dijo una estirada. Algunos asentimos, otros la ignoraron - esta asignatura psíquica es la más fácil pero a la vez la más importante ya que determinará vuestro futuro - ¿raza? - Sólo tenéis una hora a la semana y tendréis que rellenar cuestionarios como éste - y nos repartió una hoja con diez preguntas - poned vuestro nombre y responded, cuando acabéis me lo entregáis y podréis iros.

Escribí mi nombre en la parte superior derecha y comencé a leer las preguntas. "Responde qué harías en estas situaciones: un hombre ha sido disparado en un callejón". ¿Pero qué...? Pensé en Ashley y su animadversión hacia la sangre. Miré las respuestas y marqué la menos descabellada. "Una cosa te enfurece en desmesura, tu reacción sería:". Un cuarto de hora más tarde acabé. Había sido el test más raro de toda mi vida, incluso los de las revistas para adolescentes tenían más sentido. Me levanté, cogí mi bolso y fui a entregarle a la estirada la hoja. Me miró con total indiferencia hasta que su mano rozó la mía. Juraría que escuché algo quemarse. Me miró con los ojos abiertos como platos cogiéndose la mano, vi un destello extraño en sus ojos y un pequeño gruñido gutural salió de su pecho. Entre asustada y confusa salí rápidamente de la clase.

Esperé enfrente del aula a Ash. Me dejé caer en la pared y me senté en el suelo. Escondí la cabeza entre las rodillas y me puse a pensar en todo lo que estaba pasando. Desde que había llegado a ese lugar siempre había estado acompañada por alguien, normalmente por Ashley. Necesitaba un momento sola. ¿Qué ha pasado hace un rato? ¿Por qué no nos dejan salir de aquí ni comunicarnos con el exterior? ¿Qué quieren de nosotros? ¿Para qué son estos cuestionarios tan raros? ¿Por qué nos obligan a beber ese líquido transparente? ¿Por qué el señor de la floristería no nos avisó? ¿Por qué dejó que nos trajeran aquí? ¿Por qué...? Entonces mi cabeza se quedó en blanco de golpe. ¡El señor de la floristería! Intenté recordar exactamente sus palabras acariciando mi colgante cuando una voz grave y aterciopelada interrumpió mis cavilaciones.

- ¿Qué haces sentada en el suelo? - levanté la cabeza para ponerle cara a quién fuera que me estaba hablando. Reconocí ese pelo y esos ojos en cuanto los vi.

- Hola chico estirado del comedor - dije sin pensar. Ése era el mote que usábamos Ash y yo para hablar de él. Intenté disimular que lo había dicho sin querer para poder preservar mi orgullo y mi dignidad.

- No te pongas tan nerviosa, parece que va a darte un ataque al corazón - dijo divertido. ¿Cómo podía saber que el corazón me latía tan rápido que iba a salirme por la boca?

- ¿Qué quieres? - dije cortante. Me avergonzaba que se hubiera dado cuenta.

- Sólo pasaba por aquí y te he visto - se encogió de hombros - Levántate - y estiró la mano. La miré con duda pero finalmente decidí aceptarla. Tontamente pensé que cuando nuestras pieles se rozaran una corriente eléctrica viajaría por todo mi brazo. Nada más lejos de la realidad. De nuevo, escuché como algo se quemaba e incluso lo olí. El chico soltó mi mano como si le doliera tocarme y me caí al suelo dándome un buen golpe en el culo. Me miró con ira y el mismo destello extraño de la "profesora" acudió a su mirada. No dijo nada y me escudriñó con la mirada. De pronto se paró en el collar - Yo... debo irme.

- Ashley, ¿has regado la planta hoy? Te tocaba a ti - regañé a mi mejor amiga.

- Ay no, ahora voy - y apareció con un vaso de agua y lo tiró dentro de la maceta. Ambas nos la quedamos mirando, brillaba con luz propia - ¿Me vas a explicar qué ha pasado antes en clase con la profesora? - preguntó. En clase de "velocidad" había evitado el tema, pero sabía que no podría seguir haciéndolo mucho tiempo más.

- Es que no lo sé Ash - respondí sinceramente - parece que hago daño a cualquier persona que me toca - ella cogió y me cogió la mano. Asustada la empujé pero ya era tarde. Esperé una mueca de dolor en su cara pero su rostro permanecía impasible.

- No, no me ha dolido - contestó a mi pregunta no formulada - ¿sólo te ha pasado con la profesora o con alguien más? - me conocía mucho.

- Cuando estaba esperándote después de la primera clase se me ha acercado el chico estirado del comedor, que por cierto, le he llamado así - dije avergonzada, dejarme en evidencia delante de otra persona no era algo que me gustara precisamente - Estaba sentada en el suelo y ha querido ayudarme a levantarme y le he quemado la mano.

- ¿Y ya está? - preguntó extrañada.

- Bueno, luego me he mirado el colgante - dije acariciándolo. Ashley me miró moviendo las cejas insinuando que no había sido eso lo que había mirado.

- Sí ya... Espera, ¿has dicho el colgante? - dijo cambiando totalmente la cara. Asentí - El cual lleva dentro caléndula - dijo mirando la planta arrugando el ceño.

- O hija del sol - nos quedamos ambas en silencio.

- ¿Recuerdas lo que nos dijo el anciano? - me preguntó un par de minutos después.

- Sí - y otra vez nos quedamos en silencio.

- Qué tontería, no puede ser, es sólo una casualidad - dijo riendo - Voy a ducharme - reí yo también ante nuestra locura, me tumbé en el sofá y puse Teen Wolf.

Estábamos en el comedor cenando.

- Odio esta bebida, ni siquiera es agua. Echo de menos los refrescos - dijo Joe.

- No entiendo por qué no nos dejan beber otra cosa, los de cursos superiores beben lo que quieren - se quejó Ben. Estaba totalmente metida en la conversación hasta que noté algo raro. Ashley estaba mirando ensimismada al grupo de los salvajes y no fue hasta que vi a uno de ellos mirar hacia nosotras mientras sonreía (*multimedia*) cuando entendí qué estaba pasando.

- ¿Le estás tirando los tejos a ese de ahí? - le dije divertida. Ella rápidamente miró hacia otro lado y se hizo la loca.

- ¿A quién? No estaba mirando a nadie, sólo estaba pensando...

- Mientes de pena. ¿Has hablando con él? - ella negó con la cabeza y miré en dirección al chico. Él no estaba prestando atención a la conversación de su mesa pero miraba hacia su bandeja sonriendo, concentrado en otra cosa - Quizá deberías hacerlo. Mañana búscalo y chocas "accidentalmente" con él. Si quieres te doy yo el pequeño empujoncito literalmente...

- Jane para - dijo sonrojada hasta la médula.

- Vale, como tú digas Ash.

Poco después el comedor empezó a vaciarse. Los únicos que quedábamos en el lugar éramos los de primero.

- Quedan diez minutos para las doce, creo que lo mejor será que vayamos a nuestra residencia, por si a caso - dijo de manera sombría Molly.

- Tienes razón, no me fío de nada ni de nadie aquí - comentó Fred. Recogimos rápidamente y haciendo caso al toque de queda nos fuimos a nuestras habitaciones. Miré mi reloj cuando estábamos a tres metros de la puerta de la residencia, eran las doce y tres. Escuché un ruido detrás de mí. Me giré rápidamente y sólo alcancé a ver unos escalofriantes ojos rojos.

EDITANDO - Moonlight (#1 Moonlight)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora