Preludio a la batalla: Sombras contra relámpagos

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Yunei

De repente, en el cielo apareció un círculo negro, en el cual se incrustaron cientos de fragmentos de piedras que Tyna había arrancado de la arena.

Y como si no fuera suficiente, hizo surgir cientos más que cubrieron el suelo, haciendo parecer que de la nada había aparecido una enorme boca, la cual devoro a Hill.

—La chica en definitiva es impresionante —murmuró Julius—. Pero el joven "tormenta" aún tiene que pulir un poco sus habilidades.

—Sí, aunque se podría decir que está al nivel de uno de nuestros tenientes, aún le falta desarrollarse mejor.

—Esto todavía no acaba —le respondí, molesta.

No con ellos, bueno si, un poco, por mostrarse condescendientes, pero me enojaban más los mellizos. Aunque les dije explícitamente que no se excedieran, estaba claro que decidieron no hacerme caso. Lo tenía contemplado, pero en serio me habría gustado que se contuvieran un poco.

—¿De qué hablas? —me cuestiono Julius—. El chico ha sido aplastado por esa cosa. Es imposible que haya salido indemne.

Sí, claro, tú piensa eso. Hill tiene más suerte de la que se creería capaz que pudiera contener un cuerpo, incluso algo como eso no debería serle de mucho problema.

—Hace poco lo he vi siendo aplastado por una mansión entera —le replique—. Eso no le hará nada más que enfadarlo.

Que es precisamente lo que Tyna quiere.

Como dije, en ese momento se escucharon gritos de sorpresa cuando, después de que aquella cosa negra se elevó de nuevo, Hill apareció encerrado en una esfera de energía eléctrica.

Pero, contrario a mis expectativas, lucia demacrado y muy cansado. No lo entendía, sabía que él era más fuerte que eso, lo había visto con mis propios ojos.

¿Entonces qué es lo que ocurre, Hill?

Aquella cosa negra comenzó a aplastarlo una y otra vez. Con cada golpe, que hacia estremecer todo el lugar, la defensa de Hill se iba debilitando. Fue en ese momento, al ver el esfuerzo marcado en su rostro, que lo comprendí.

—¡Hill! ¡Olvida lo que te dije! ¡Ve con todo! —le grite.

Debí hacerlo imaginado. Aunque de forma inconsciente, Hill intentaba no desobedecerme. Y no solo por mí, sino también estaba el hecho de que era su hermana contra quien luchaba. Él conocía de sobra su fuerza y nunca la subestimaría, pero se contenía y gastaba energía de forma constante sin darse cuenta para acabar el combate rápidamente.

Aunque no era extraño. Dejando a un lado que se trataba de su familia, estaba el hecho de que Hill se sentía culpable por ella. Durante una de las noches en que nos tocó guardia juntos, él me contó acerca de su plática con Kein y del hecho que Tyna siempre había guardado su amargura y odio.

Eso explicaba porque ella tenía ese temperamento, pero Hill no debía sentir remordimientos, pues no tenía culpa de nada, no fue su decisión. Vamos, que ni ella lo culpaba.

—¡Recuerda! —continúe—. ¡No se trata de ganar la pelea, sino de vencer a tu hermana!

Al decir eso, ambos mellizos me miraron. Hill con sorpresa y Tyna con una sonrisa. Ambos comprendieron de lo que hablaba. No se trataba de ver quien era más fuerte, sino de demostrar que estaban listos para darlo todo dejando los sentimientos a un lado. Solamente entonces se podrían confiar las espaldas y luchar mano a mano.

Hill asintió, pero miro a la audiencia con una expresión interrogante.

¡De verdad con él...!

Theria Volumen 4: Los revolucionarios de MirieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora