Urgencia.

2K 230 36
                                    

(Lo siento por no actualizar antes, pero he estado enfermo)

La sala de Hilda era tan confortable como la recordaba y todo se encontraba en el sitio exacto de la última vez que estuve ahí. Excepto Eugene, él no se encontraba la vez anterior. Ni tampoco Mia, que se encontraba jugando con el pequeño de Hilda. O Sarah, quien estaba sentada a mi lado, mirando fascinada a su alrededor. O Claire, quien bebía el té, escuchándonos más que hablando.

Ya habían pasado varias horas desde que comenzamos a platicar, más que nada de las cosas que había visto en mi viaje y lo que ocurrió con los caballeros cuando dejaron de ser asesinados por Aurien.

Al parecer tanto la academia como la universidad volvieron a la normalidad unas cuantas semanas después de que se anuncia que el culpable tras los ataques fuera el pensador y su posterior muerte. Cuando le pregunte, Eugene me dijo que tampoco sabía quién se había culpado por el asesinato, pero que dudaba lo hubieran ejecutado. De haber pasado, la noticia habría sido imposible de cubrir.

—Y hablando de cosas imposibles de cubrir —dije—, ¿dónde está Lucil? Yunei me dijo que llegó a este pueblo con ella, pero después se separaron.

—Sí, mi hermanita estuvo aquí unos días —me respondió Hilda—, pero casi de inmediato fue llamada al gremio de Mirie. Eugene la escolto hasta allá y desde entonces he recibido cartas de ella, pero no la he vuelto a ver.

—Es una lástima, quería platicar con ella. Espero que este bien.

—También me preocupo por ella —dijo Hilda—, pero sé que por ahora está segura. En este momento Mirie es uno de los lugares más seguros de todo el reino.

—Después de todo —intervino Eugene—, ahí se encuentran los miembros de la academia y la universidad de magia, que son de las personas más fuertes que hay, descontando a los mercenarios de alto rango. Además de que la ciudad en si es fácil de defender y tiene bajo sus murallas protectoras grandes campos de cultivos y acceso tanto al rio como al mar. Podría ser asediada por meses y aun así seguiría en pie.

—Eso es algo que me preocupa —comento Claire, hablando casi por primera vez—. ¿Cómo planean atacarla? Si hasta ahora la han dejado en paz porque es imposible.

—No lo sé —respondí, suspirando—. Pero bueno, por ahora hay algo que quiero mostrarte.

De la bolsa saque una de las esferas de comunicación y la puse sobre la pequeña mesa de centro.

—Esto sirve como el artefacto de comunicación que invento tu padre.

—¿En serio? ¿Y tú lo hiciste?

—No, solo le di la idea una amiga y ella los completo mientras yo estaba fuera. Pero funciona bastante bien, ya lo he probado. Yo creo que con algo más de tiempo, ella lograra perfeccionarlos y que se extiendan por el mundo.

—Ah, ya —respondió Claire, tomando la esfera y examinándola con cuidado, luego la volvió a dejar en su lugar—. Ahora que lo pienso, niño, ¿Qué paso con Aria? Pensé que estaría contigo, me sorprendió mucho que llegaras con otras personas. Y con una niña.

Si, gracias por abrir la herida.

Al decirme eso le lanzo una breve mirada a Mia y a Sarah, quien se intentó hundir en su asiento para escapar de los ojos de Claire.

—No es lo que crees —le advertí—. Sarah y el resto son solo amigos y Mia es alguien que se me pidió proteger. Sobre Aria... ella y yo nos separamos hace mucho, fue mi culpa, ni siquiera pude despedirme, pues ella me cree muerto. Y ahora ni siquiera estoy seguro donde está.

Theria Volumen 4: Los revolucionarios de MirieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora