Plática después de la boda.

1.9K 243 62
                                    


(N.A.: Las actualizaciones tardaran un poco, porque me quede sin poder escribir mas que en la computadora. Hasta que compre una tablet nueva, iré un poco mas lento. Disculpen las molestias y disfruten el capitulo)

La ceremonia se llevó a cabo en el templo que se erigía en honor a la diosa, ubicado en uno de los extremos del pueblo, cerca del cementerio. Me detuve unos instantes cuando íbamos a entrar, pues creí que pasaría algo con Mia. No sé, una reacción de cualquier tipo, como que empezará a brillar o algo, pero para mi sorpresa, o decepción, como se quiera ver, no pasó nada.

A lo mejor el lugar había perdido sus poderes sobrenaturales porque ella había muerto o algo así, quien sabe. Puede incluso que nunca los tuviera.

Al contrario que en mi mundo natal, la novia no vestía de blanco, sino un conjunto rojo con un una especie de chal color negro, que simbolizaban el amor, y el hombre un conjunto amarillo, que simbolizaba la buena fortuna.

O al menos eso fue lo que entendí, porque me costó un esfuerzo titánico no dormirme. Fueron tres dolorosas horas de escuchar la monótona oratoria del sacerdote y los votos de amor incondicional y eterno que.... Dios.

A media ceremonia Mia pidió salir a jugar, diciendo que ya se había aburrido. La deje, por supuesto, más que nada porque yo también quería hacer lo mismo, el exterior se veía endemoniadamente atractivo, pero, por desgracia, yo debía quedarme. Quien fuera niño para salir sin parecer grosero.

No sé cómo personas como Sarah, Farenis, Xi, o Rina, incluso Suzanna y Fili, estaban entusiasmados con estas cosas, si a Nierya, quien se suponía era la novia, se le notaban los ojos vidriosos y el esfuerzo que hacía para reprimir un bostezo.

Y así, después de horas de suplicio, término la ceremonia de boda y con eso Nierya y Kein estuvieron casados.

—Nunca, repito, nunca, pienso casarme —se quejó Yunei cuando salimos del templo—. O mínimo será una ceremonia elfa, al menos ahí la palabrería es de diez minutos y hay una danza algo ridícula al final.

—Te comprendo —le respondí, sobando mi adolorida espalada que se quejaba después de estar tres horas sentado. Si, ni siquiera nos dejaron pararnos un mísero segundo.

—No sé de qué se quejan, si fue hermoso —replico Sarah—. Algún día yo también me casaré en una ceremonia así y te invitare Yunei. Tú no vas a poder faltar, Hill.

Sí, claro, suerte con eso.

—No me digas. Preferiría que me devorara Mifi antes que soportar esa tortura otra vez —agrego Karla. No sé si lo decía en serio, con ella nunca era seguro.

Aunque, pensándolo bien, no era mala idea, así al menos tendría una excusa para faltar.

—En fin, yo... —comencé, pero en ese momento sentí una mano sobre mi hombro. Al darme vuelta me encontré con Kein, quien me miraba sonriendo.

Durante el tiempo que estuvimos en el pueblo escuche historias muy, pero que muy interesantes del tipo, por parte de Sarah.

—Nierya me dijo que querías hablar conmigo —dijo—. Ven, vamos a un lugar donde podamos platicar a gusto.

Más que una sugerencia, parecía una orden, así que no me podía negar. Tampoco quería, había unas cuantas preguntas que me gustaría hacerle. Aunque uno pensaría que después de la ceremonia querría estar con su nueva esposa, pero ese es su problema.

—Nos vemos en la fiesta, guárdenme comida, ¡excepto si es cabeza de rata! —les grite a las chicas y seguí al hombre de cabello violeta por el pueblo.

Theria Volumen 4: Los revolucionarios de MirieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora