Uno

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Kim Taehyung.

Los días pasaban pero desde aquella noche en el tejado empecé a darme cuenta de que de a poco estaba dejando de ser yo.
Un buen martes por la mañana me tocaba clase de saxofón, mis pies trataban de correr hasta allá pero mis ojos solo se quedaron en un lugar: Na Bong estaba sentada en una mesa de la cafetería leyendo a Edgar Allan Poe, distinguí la portada pues ese libro me encantaba.

En lugar de quedarme embobado viendo a noona, algo en mi se removió cuando giré por el ala B y vi al grupo de baile contemporáneo hacer sus prácticas diarias, nunca había bailado en mi vida pero esa vocecilla que desde hace días brincaba en mis oídos me dijo "Anda, Kim, hazlo por mi" entonces entré y agregué:

—Ho-hola... —Alcé la mano derecha agitándola en mohín de saludo —Qu-quisiera intentarlo.

—¿Intentar el qué? —Preguntó un chico pelinaranja —¿Bailar? ¿Con nosotros? —Se señaló a el y luego a los demás presentes.

—Si-ssi, e-eso, bailar.

Ellos se miraron entre si pero el chico de cabello naranja me regaló una enorme sonrisa que me inspiró confianza.
"¿Pero qué demonios estás haciendo? ¡Tienes dos pies izquierdos! Solo te vas a humillar" Me decía el lado opuesto de mi subconsciente pero la otra cara de la moneda me decía lo contrario: "Anda ya, tu puedes hacerlo, chico raro".

—Soy Hoseok el líder del club de baile contemporáneo, nos caería muy bien verte bailar y así darte el visto bueno, de hecho, estamos buscando a alguien que se nos una para las nacionales de Otoño.

Asentí con la cabeza, limitándome a decir algo más, quité mis sneakers y junto con ellos mi par de calcetines blancos, a continuación me desprendí de mi chaqueta y la doblé dejándola a un lado.

—Bien ¿qué te parece una pieza de Norah Jones? —Dijo Hoseok acercándose a su iPod —Puede ser Come Away With Me ¿esta bien?

Asentí nuevamente y cuando la música retumbó por toda la habitación unas vibraciones recorrieron mi cuerpo y sin que mi cerebro mandara alguna orden mis brazos y piernas ya habían empezado a hacer de las suyas.

Hice piruetas y un par de movimientos que no creí que mi cuerpo fuera capaz de realizar, es decir, no tengo flexibilidad y seguramente mañana me dolerán hasta los huesos.

Después de unos largos minutos de melodía y danza, caí rendido goteando sudor de mi frente, hice a un lado el flequillo y miré a los espectadores, todos y sin excepción alguna tenían sus bocas en forma de "O" y los ojos cafés de Hoseok estaban tan abiertos que creí por un instante que se le iban a salir.

—Va-vaya y-yo no sé qué decir, es decir, t-ttu lo has hecho genial —Titubeó Hoseok —Nadie había bailado así desde que...

—Desde que Jimin murió ¿no es así?

Aquella tercera voz inundó mis tímpanos, era casi imposible no reconocerla si desde cuarto grado me había hechizado: era Na Bong.

—No pongan esas caras chicos, esta bien, a Jimin le hubiese encantado que alguien que bailase como el o mejor aun ocupara su lugar. —Dijo tomando un poco de soda desde una de las gradas. —Hobi oppa, deberías darle la oportunidad a Kim.

—¿Lo conoces? —Inmutó el chico sin despegar la vista de mi.

—¿Me conoces? —Pude formular para preguntarle al mismo tiempo que Hoseok.

—Si bueno no, e-es decir e-el es compañero mío. —Inquirió con esa voz nerviosa que tanto me gusta respondiéndole a él sin dejar de verme a mi.

Last SummerWhere stories live. Discover now