El Malo

95 33 35
                                    

Busqué uno y mil pretextos para volverme a acercar,
unas cuantas copas de bar puede que lo hayan valido.
El valor no lo he tenido,
me tendrán que disculpar,
porque hoy hablare de más ya que el alcohol viene conmigo.

Aun estando defectuoso me amó sin pensar,
ella merecías algo más,
pero no le importaba.

Su ternura me otorgaba aunque no le supiese valorar,
por ende, solo me ha quedado llorar
desde que vi que no estaba.

He divagado tanto,
me asemeje a un espanto,
requería de su encanto para ahuyentar el sollozo.

Merecía aquel quebranto.
pero suplicaba:
¡Por favor cúbreme con tu manto!

Le había pensado tanto que podía llamarse acoso.

Recordé la primera vez que nos miramos con anhelo.
Ha sido mi gran deseo echar atrás el tiempo,
¡Eso sería estupendo!
Pero realmente no puedo.

Le lastime sin freno,
pero fue sin querer queriendo.

Pelea tras pelea rompía mis promesas,
y aun seguía con firmeza acogiéndome en su aposento.

Su paciencia agoté a causa de mis faltas, f
alsedades e inventos,
ahora las mentiras pesan,
fue mi princesa, pero se cansó de tanto cuento.

Siempre me perdonaba,
estaba acostumbrado;
era un desequilibrado
los trecientos sesenta y cinco días del año,
pero ese lapso de antaño ha terminado
cuando su corazón invertebrado fue quebrado por el daño.

Me metió en su arca para salvarme cuando la tormenta estaba a punto de estallar.

Me hizo volar como estrella fugaz por encima de todo aquel desaire.

Y aun así no quise domesticarme,
me convertí en el Leviatán.

En un acto canalla arranqué sus alas
y el karma arrancó las mías cuando estaba al borde del abismo.

A causa de mi anarquismo se me dispararon balas.

Su alma a dentelladas devoraba,
cometí canibalismo.

Soy un completo patán,
lo digo con franqueza.
Aposté su dulzura y delicadeza jugando a la suerte.

Tengo un corazón inerte por naturaleza,
por ello perdí la cabeza antes de obtener la muerte.

Se me olvido cuidarle,
hoy en lugar de verle me toca imaginarle,
olvidé que el respeto debe ser de parte y parte.

Solo le otorgue el frío invierno
donde concluyó por helarse.

Le traté como a un objeto,
como mercancía,
no puedo culpar a nadie más,
son culpables mis acciones.

Intenté pedir perdón,
a ver si quizás le convencía,
pero su corazón decía
“Cerrado por reparaciones”

Ya no vale de nada llorar en el lecho,
mi único derecho es quedarme sin nada.

Mi arena se acaba y sigo desecho.
Este pecho es un desierto cual Sahara.

Siempre habrá un poema que describa cómo te sientes,
he aquí el mío,
ya que siento desplomarme ante la bruma.

No existe duda alguna,
fui su peor accidente.

Estoy más triste que el silencio,
más solitario que la luna.

Me torturo cada noche con recuerdos sobre ella,
vivo en el infierno luego de pisar la gloria.

Virutas de vida es lo que resta en epopeya.

No pensé que el olvido estuviese lleno de tanta memoria.

Doy suspiros de esperanzas ya perdidas,
pensamientos suicidas han sido mi pago.

Hice tantos estragos que mi luz está perdida,
reconozco que para ella soy nocivo sin medida,
soy el malo.

20 InviernosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora