Un mes depués...
Hoy convencí a Perrie de venir conmigo. Tuve que pedirle ayuda a Zayn para que podamos convencerla. Se que no quiere verla por que no quiere verla en el estado en el que esta pero Eleanor necesita escucharla. Saber como se siente.
-Se que te duele esto pero tienes que desahogarte-le dije y ella asintió insegura limpiandose lágrimas.
Entramos al cuarto y vi a Eleanor, como siempre, como una muñeca de porcelana dormida.
-Esta muy pálida-dijo Perrie susurrando con la voz quebrada.
-Hablale-le dije.
Ella sentó en la silla y Zayn y yo decidimos quedar atras escuchando.
-No sabes lo que estoy por verte así. Siento si no vengo nunca pero no puedo ver a mi casi hermana así. Extraño mucho el tiempo que pasabamos juntas. ¿Te acuerdas cuando de pequeñas haciamos todas las noches pijamadas para no estudiar para lo exámenes? ¿Y la de veces que nos poniamos a hablar sobre encontrar algun dia a nuestro príncipe azul?
Sonreí. Miré a Zayn que tambien estaba sonriendo.
-A veces pienso en la idea de que a lo mejor nunca despertarás y me pongo peor. Eleanor, se que eres una luchadora y no quiero que te rindas. Tienes que sobrevivir. Aqui te estamos esperando un montón de personas que nos importas. A ninguno nos gusta verte así.
Le dió un beso en la cabeza y se levantó de la silla. Vino rápido a Zayn y lo abrazó mientras sollozaba. Puse mi mano en su espalda.
-Lo hiciste bien-le susurré.
-Iremos a por un café, ¿vienes?-dijo Zayn.
-Adelantaos vosotros, iré en un rato.
El asintió y se fue con Perrie.
Me acerqué a ella y me senté en la silla.
-Perrie ha sido muy valiente al poder venir. Lo ha pasado muy mal. Pero creo que ahora se siente mejor al poder decirte todo lo que sentia.-suspiré-¿Sabes? Si no hubieramos tenido ese accidente las cosas serian distintas. No se, quizas ahora ya estemos casados y siendo felices. Y quizas esperando un bebe-me reí-espero que eso pueda pasar pronto. ¿Te imaginas a nuestros niños correteando por nuestra casa? ¿Te acuerdas cuando discutiamos sobre cuantos niños tendriamos? Tu siempre decias que como máxima tres pero yo te decia cinco. Hasta que decidimos tener solamente tres. Decidimos tener dos niños y una niña. Adam, William y Kaitlyn. La de noches que discutiamos por los nombres.
Saqué de mi bolsillo el anillo con el que le pido matrimonio y se lo puse con delicadeza en el dedo anular de la mano izquierda.
-Así mejor, con el anillo puesto.
Me la quedé mirando. Pálida como le leche. Miré sus labios. Aquellos que no probaba desde hace meses. Desearía poder probarlos. De seguro que deben estar fríos. Pero su sabor nunca cambia. Tome impulso y me incliné hacia ella. Acerqué mis labios a los suyos y sin tocarlos casi, noté los fríos que estaban. Corté la unica distancia que teniamos y deposité mis labios sobre los suyos. Estaba frios como el hielo pero su sabor no ha cambiado. Seguían siendo dulces como siempre. Me separé de ella segundos después y después de mucho tiempo, saqué una sonrisa sincera.
Me senté bien en la seguí observando. No importaba como estuviera. Su belleza encandilaba este como este. Es simplemente...perfecta. Mi ojos seguían divagando por todo su cuerpo y...Un momento...¿Estaba...? ¿Estaba moviendo los dedos?
-¿Eleanor...?
Sus dedos se movian lentamente. Miré su rostros y vi que estaba intentando abrir los ojos. Me acerqué mas a ella con el corazon acelerado mirandola sin perder ni uno de sus movimientos. Finalmente, sus ojos se empezaron a abrir poco a poco acostumbrandose a la luz.
-¿Eleanor?-dije con lágrimas en los ojos.
Ella giró la cabeza lentamente y me miró.
-¿Louis?
Mis lágrimas empezaron a caer como cascáda. ¡Ha dicho mi nombre! ¡Sabe quien soy!
-Eleanor...
Sin mas la abracé. Hacia tanto tiempo que me sentía tranquilo como ahora.
Me separé de ella y la miré sonriendo.
-Me has recordado.
Ella siguió mirandome unos segundos y luego sonrió.
-Te he recordado, mi amor.
Y por primera vez en mucho tiempo, volvía ver las cosas bien.
