Reliquias, version Dramione

Capitulo 19: La Espada de Gryffindor.

Hace mucho que no sentía tanta paz y tranquilidad cuando dormía, normalmente las pesadillas y el miedo lo abrumaban por la noche marcando con grandes ojeras su rostro, ya había perdido la cuenta de cuánto tiempo no dormía bien, se  había olvidado cómo se sentía uno después de descansar, su cuerpo estaba en constante alerta, vivía en tensión, matar no era fácil y en definitiva matar no era lo suyo.

Draco despertó lentamente, sus ojos poco a poco se fueron acostumbrando a la luz, sintió un cuerpo pegado al de él, uno pequeño y frágil, si lo comparaban al suyo, sonrió de la manera más sincera que pudo, ver a Hermione Granger dormir tan cerca, era un privilegio, la miro sigilosamente, su mano estaba en el hueco que se le hacía a la chica entre las costillas y su cadera, sin duda estaba más delgada, las malas comidas y el constante estrés, hacían mella en ella.

Paso su mirada detenidamente en cada rasgo de la castaña, imagino muchas cosas, aparto de su frente un pequeño rizo que caía sobre su frente, tenía  la cara manchada, de seguro era por el día tan agitado de ayer, se habían acostado con la misma ropa, desde que decidió dejarse ayudar por Dumbledore, su vida había cambiado totalmente, un giro de 180 grados, le agradaba su antigua vida, pero sin duda a esta podría acostumbrarse fácilmente, dejaría atrás los lujos, las pretensiones y sobre todo dejaría de actuar tan cruelmente, los Weasley le habían enseñado que se podía ser feliz aun sin dinero, Potter a pesar de su trágico destino era más humano y Hermione era única, volvió a mirar a la chica que dormía frente a él, observo su cara y desvió su mirada a sus labios, su boca estaba entreabierta, poco apoco Draco empezó a acortar la distancia hacia sus labios, Hermione empezó a desperezarse y Draco cerró los ojos, fingiendo estar dormido, sintió removerse a la chica, sabía que despertaría y no quería que pensara mal de él.

Hermione abrió sus ojos y la primera visión que tuvo fue a Draco, estaba a pocos centímetros de ella, sus mejillas se tiñeron de un suave rubor, gracias a Merlín el estaba dormido, ya había sido suficiente pedirle que la acompañara a dormir, Hermione trato de alejarse de el Slytherin, pero Draco se lo impidió, la agarro más fuerte de la cintura y ella miro sus ojos mercurio.

-hola…-,  con una voz tímida Hermione miraba a Draco.

Draco sonrió, Hermione era muchas cosas pero sin duda no era una chica fácil, - hola- miro fijamente a la castaña,  -buenos  días Granger, ya estas mejor?-.

Hermione asintió, -gracias por quedarte a dormir conmigo, no quería estar sola-

-lo sé, yo tampoco-, Draco la miro serenamente y le acaricio el cabello, -sabes ya no lo tienes como antes, de hecho ya no parece la maraña de cabello que tenias a principio de Hogwarts-.

Hermione sonrió y oculto su rostro en el pecho de Draco, sintiendo los dos una descarga de corriente eléctrica en su columna.

-sí, benditos productos muggles- Hermione despego su rostro  y lo miro fijamente a los ojos, pensó que nadie había reparado en ello, en la casa de los Dursley no había mucho que hacer, siendo Harry, casi todo el día se la pasaba en su habitación leyendo, así que aprovecho un día que la familia feliz había salido a dar un paseo, Hermione comenzó a husmear para buscar las fotos de la madre de Harry y así fue como encontró en una de las tantas revistas de la tía petunia, el nombre de el producto exacto para su tipo de cabello, y hechizo a la madre de Dudley para que le comprara varios frasquitos de tan maravillosa crema.

-¡vaya!, quien lo diría- Draco volvió a acariciar su suave melena.

Por un momento los dos se quedaron sin tema de conversación, ignorando la cercanía que tenían sus cuerpos, Draco acaricio la mejilla de la Gryffindor, sintiendo como se estremecía, los dos fueron conscientes de lo que sentía su cuerpo, ya lo habían sentido en el bosque hace unos días, Draco bajo su mirada a los labios de Hermione, ella se los humedeció, cerró los ojos, sabía que el entendería el secreto mensaje, se acerco mas a ella.