28. Queja formal

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Gabriel abrió los ojos y vio que una densa niebla le cubría los pies. "Blanca, por supuesto", pensó. Los levantó alternativamente, muy despacio, para verificar que los mismos estuvieran donde debían. No solo estaban, sino que podía verlos.

Sintió una presencia a su lado y la reconoció como Lari sin necesidad de mirar en su dirección. Ahora comprendía lo compleja que era y se maravilló de lo que percibía.

Decidió hablar.

—Estoy estudiando las secuencias que hemos programado realizar, las que faltan, y no logra conformarme con el resultado.

—¿Qué quieres decir? El resultado es óptimo, lo hemos medido una y otra vez. La conciencia denominada Rodrigo quedará completamente enredada en ti. Podrás dominarla perfectamente —dijo seriamente Lari.

—No me refiero a eso. Digo que ahora que veo todas las secuencias posibles, percibo claramente que no solo mi propia secuencia primaria se verá afectada. Hay muchísimo daño colateral que no han incluido en las ecuaciones, ni siquiera fue evaluado, como si no les importara y la verdad es que no me gusta —lo dijo de un tirón, con la idea de que se entienda perfectamente su punto y no sufriera interrupciones.

Lari lo miró de forma inquisitiva durante un momento, mientras ladeaba la cabeza en un gesto que Gabriel nunca había visto.

—Lo sé, no es agradable, pero es el precio que debemos pagar por la estabilización de tu nivel de conciencia.

—¿Qué es eso de "el precio que debemos pagar"? ¿acaso vosotros pagareis algún precio? ¿de qué precio me hablas si he verificado que en los cálculos no está incluido el daño colateral? Solo he visto a cientos de conciencias afectadas, y no he querido calcular el número de posibles vidas que abortaremos porque lo presiento abrumador. Simplemente, no lo considero justo —aclaró Gabriel intentando dar más fuerza a su argumentación.

—El concepto de "justicia" es interpretable, Gabriel. Lo que está en juego es mucho más grave. Lo que realmente importa es que el objetivo se cumple y Rodrigo no será un peligro potencial para tu nivel de conciencia.

Gabriel dudó un momento antes de volver a decir en un tono menos conciliador.

—No lo considero justo —separó las palabras secamente, indicando a Lari la fuerza que cada una tenía—En mi interpretación de la justicia, puedo decirte que estamos equivocados. Que deberíamos volver a calcular todo nuevamente.

Lari nada dijo al principio. Aunque viendo el estado de ánimo por el que atravesaba su pupilo decidió preguntar.

—Entonces, ¿Tienes alguna sugerencia que hacer?

La cara de Gabriel se iluminó. Era lo que estaba esperando, una invatiación, el momento para explicar sus ideas y deseaba con todas sus fuerzas que Lari estuviera receptiva a sus conjeturas.

—Sí. Estuve realizando algunos cálculos y creo que en un par de secuencias puedo preparar un programa de intervención que me permita acercarme a Rodrigo para hablar con él, planteándole nuestro problema y así implicarlo en las acciones de estabilización del nivel de conciencia. El daño colateral no solo es minimizado, sino que el nivel de estabilización es mayor dado que algunas de las secuencias de Rodrigo estarían apoyando la solución.

—¡Inaceptable! —sentenció con fuerza Lari— ¡Eso no es un plan, Gabriel!

—¡Ni siquiera lo has pensado! —se quejó Gabriel.

—¡Es que no podemos permitirnos darle más información a Rodrigo! No sabemos de todo lo que es capaz.

—¡Justamente! ¡Ese es mi punto! Estoy seguro de que puedo hablar con él y explicarle lo que esperamos que haga o deje de hacer. Lo he visto vivir cientos de secuencias de una manera totalmente descoordinada. Te lo repito: estoy seguro de que, con el entrenamiento adecuado, podríamos encontrar una solución juntos, sin que haya tanto daño colateral en mi nivel dimensional.

—¡No, no, no! ¡Totalmente inaceptable! Si no tienes ninguna sugerencia más firme para elevar a los superiores, el plan se queda como fue trazado inicialmente. No puedo poner todo el entramado dimensional en riesgo solo porque tú "estás seguro" que eres capaz de convencer a Rodrigo —negó con más fuerza Lari mientra entrecomillaba con los dedos en el aire.

Gabriel dejó de percibir a su mentora en ese momento.

Se sobresaltó. Sabía que era probable que se opusiera, pero no esperaba que se enfadara al punto de abandonar la secuencia antes que él. Nunca lo había hecho.

"De la misma forma que un círculo desaparece para los habitantes de la mesa, cuando el vaso es levantado", pensó. Laria abandonó el plano de la secuencia que compartían.

La discusión se había terminado sin haber empezado.

"Apenas puede empezar a discutir mi plan", pensó.

"Estoy seguro de que puedo arreglarlo", se convenció.

"Conozco a Rodrigo mucho más de lo que ellos suponen".

Estaba solo en la secuencia.

Estaba solo en el plan.

EsquizofreniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora