Capítulo 1. Play.

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Medias negras hasta los muslos, zapatos de tacón fino y con una plataforma que difícilmente puede ser segura junto con la a ropa más minúscula que pudieron encontrar en esos lugares donde hacen sus compras cada quincena y lo que nunca puede faltar en chicas como ellas. Kilos de maquillaje acompañados por una ridícula peluca sintética de colores rosa, amarillo, verde y hasta morado completaban el paquete. Pero sinceramente así suene vulgar eso era lo que gustaba de estos lugares, ver como las mujeres perdían su dignidad al bailar de manera obscena a la vez que iban desprendiéndose de las pocas ropas que a duras penas lograban tapar ambos senos y la vagina. Dios, ¿A caso tenían vergüenza? lo cierto es que no. La mayoría de las mujeres que trabajaban en el club de stripteas "Black Peonie" el más lujos de portland eran mujeres que o bien vivían en las calles por no tener un lugar propio donde descansar o que terminaron allí porque no sabían que existían otros empleos que no necesitaban tenerlas en pelotas bailando frente a una multitud de empresarios, políticos, abogados y gente de gran estatus social que por obvias razones podían disfrutar del sitio sin sentirse culpables por los muchos dolares que dejarían en las bragas, sostenes y porque no hasta en las camas de aquellas mujeres.  Georgia Miller o como solían llamarla "Delirio" entraba en la primera opción y compartía algo de la segunda.

Si alguien tuvo una infancia no muy envidiable, esa sería Georgia quien desde muy chica estuvo envuelta en mucha mierda. Su madre, era tan dependiente de las drogas como lo era del alcohol y a la cual también le parecía divertido mezclar cantidades industriales de ambas adicciones. Error. Su cumpleaños número once se vio cubierto con un manto de dolor y soledad cuando su madre murió de una sobredosis a los cuarenta y cinco años mientras la pequeña niña de ojos miel esperaba en su habitación un pastel que nunca llegó. Lilian Miller era una buena mujer, pero una pésima madre ¿Y Georgia? Ella estaba sola, su padre nunca lo conoció porque su madre era un perra que dormía en cama de muchos y a penas recordaba el nombre uno, por lo que una trabajadora social la entrego a una casa de acogida donde no fue más que un estorbo pues no hablaba, no cooperaba, no compartía, no hacia nada. A los dieciocho era libre, no tenia idea de lo que haría con su vida, no era nadie, era solo una chica que probablemente terminaría siendo una indigente, hasta que una noche un golpe de suerte llegó a su vida y digo suerte porque no tengo otra manera de llamar a lo que le ocurrió. Ashton Nelson la encontró luego de vagar dos semanas por las frías calles cubiertas de nieve de Portland, le pareció ser buena mercancía, carne fresca para los perros y le ofreció un cantidad ridícula de dinero si aceptaba ser su nueva chica, su nueva pupila o como llamaba a quienes trabajan para el, su nueva rosa. Ella dudosa acepto, repitiendo en su mente que solo sería por un tiempo, necesitaba el dinero y no tenia otra oferta tan buena como esa, en realidad no tenia ninguna otra oferta. Para ese entonces no sabía que estaba entrando en terreno peligroso, no lo supo hasta que vio con sus propios ojos lo que realmente debía hacer. Ahora se encontraba siendo la rosa más importante y bella del rosal, era la reina del tablero de ajedrez.

Vamos, Georgia era una mujer preciosa de tez clara y tersa junto con sus pupilas color miel que hipnotizaban a muchos con ese gran puñado de pestañas castañas, para ser sinceros, sus ojos eran parecidos a los de las muñecas, grandes y brillantes. Su estatura no pasaba del metro sesenta y cinco, era una completa barbie de cabellos oscuros y ojos gigantes. Una mujer hermosa en toda regla. Ashton supo que había hecho bien al reclutarla justo un mes después debido a que las ganancias incrementaron sorprendentemente aunque también estaba su belleza, su belleza que con claridad podría decirse sobrepasaba la de todas las mujeres del lugar, cabe destacar que los celos no se hicieron esperar, pero es un tema que quedo en el pasado cuando todas descubrieron lo dulce y encantadora que era Georgia Miller

—Cariño, es tu turno —La voz de Charlie o Mystery como se hacía llamar, resonó en las cuatro paredes lilas del camerino, Delirio giró colocando una sonrisa que claramente no llegaba a sus ojos.

La Propuesta IncorrectaWhere stories live. Discover now