[Conviction • JK]

05

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El chico que en cuestión de segundos pasó de estar en cólera y a punto de gritar barbaridades cayó duramente en cuatro extremidades, las prendas que llegaron a cubrir un ahora pelaje cobrizo yacían desgarradas a los lados.

   Primeramente en lo que podía ser una posición de ataque o desear saltar encima de alguien a manera juguetona, fue reemplazada por él dejando su completa estructura animal tocar el suelo: lo que alguna vez se vio como delgadas manos eran patas con garras moviéndose con intención desesperada sobre sus dos puntiagudas orejas, lastimeros quejidos resonaban en todo el lugar.

   La muchacha tenía ambos ojos abiertos en su máxima expresión, deslizó su cuerpo directo al suelo y se aferró a sus piernas, estas apegadas a su pecho.

–Jungkook, ve con ella de inmediato.

   Una única orden, el castaño corrió hacia la temblorosa figura de la joven.

–Lo lamento tanto... –susurró, seguidamente escondió su rostro.

–Soyoung, está bien. No... –le daba miedo decirlo y el ambiente tenso sumándole un supuesto análisis de comportamiento y situaciones anteriores, era agotador–, no es tu culpa.

   Ella subió la mirada, un rayo de esperanza atravesó sus ojos, bastante fugaz puesto que solo pudo seguir llorando. Dolor e inseguridad los recorría a ambos.

   El castaño tragó saliva sonoramente y la tomó en brazos, alejándola de juzgantes ojos. Esta repetía como un mantra la única oración que salió de sus labios: lo lamento.

–Lo vamos a solucionar, Soyoung. –murmuró, dejando un delicado beso en su sien–. Se va a arreglar y olvidarás todo.

   He allí el detalle, no creía poder sacar alguna vez de su mente todos los sucesos, y el hecho de creer haber escuchado la voz del chico quebrarse no mejoraba absolutamente nada.

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No había sido tarea fácil traer de nuevo la calma, tenían a alguien destrozado emocionalmente, una joven muchacha que aún se estremecía debido a los sollozos restantes de un llanto angustiado; el chico que vio temprano, ese que le transmitió una paz inigualable, se mantuvo a su lado, el único en un largo período de tiempo.

–¿Prefieres hablar conmigo o alguien más? –dejó una suave caricia en su brazo–. Debes hacerlo, Soyoung.

   Ella asintió, sabía que no tenía otra salida pero necesitaba asegurarse de algo.

–¿Me odia? –observó la expresión confundida del pelinegro– ¿Hoseok me odia? –este suspiró al entender y después una sonrisa se plantó en su rostro.

–No, linda. Por supuesto que no, ya han hecho una explicación, nadie siente ningún tipo de desprecio hacia ti. –la envolvió en un abrazo.

–¿Cómo estás tan seguro? –recibió el gesto, nuevamente se sintió tranquila.

–¿Recuerdas lo que pasó antes de ver a Hoseok en su forma animal?

–Él estaba muy enojado...

–Sí, es correcto, pero eso tiene una razón bastante específica, en unos momentos asumo que la conocerás. –se sentó al frente de la joven tomando una de sus manos.

   El mayor trataba de encontrar las palabras adecuadas, pues alterar a la pobre castaña de nuevo no era muy amable de su parte.

–Eres especial, Soyoung. Tu... –hizo gestos frustrados, extrañamente le costaba expresarse.