Capítulo 11. De nadie más

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-Pensé que lo odiabas. - Comenté mientras caminábamos hacia la casa.

-Me agrada desde que me enteré de sus preferencias, así sé que no tienes oportunidad con él. – Confesó y yo no pude evitar soltar una risita porque se había escuchado con franqueza.

En segundos pasamos al patio externo donde había un salón al aire libre, el paisaje era excepcional, se podía respirar únicamente la naturaleza circundante. Lauren fue secuestrada por un par de señores que aseguraban ser muy amigos de Carlos, yo me escapé de mi madre y sus amigas escabulléndome por las escaleras "secretas" como solía nombrarlas desde niña debido a que eran estrechas y daban a un pasaje alterno que conducía a la parte occidental de la casa donde estaba el invernadero de mi abuela. El invernadero había significado un refugio para mí desde que recuerdo, era de mis lugares favoritos por los olores y colores de las plantas, sin embargo desde que la abuela había partido parte de su magia se había perdido, era cierto que habían contratado a un jardinero para que lo conservara, pero ningún arte se asemejaba al de mi abuela, mi corazón se estremeció porque la echaba de menos.

-Camila. – Escuché la voz sorprendida de Laura, habíamos coincidido, de inmediato puse cara de pocos amigos.

-Venía por un poco de paz, pero al parecer me tocará buscar otro sitio.

-Sospecho la razón de tu molestia... - Empezó a hablar y yo no supe porque razón me quedé. – Lo que pasó ayer fue inevitable, entre Lauren y yo hay una química que descubrí desde el primer momento que la vi. – Continuó y con cada palabra mi enojo acrecía, nunca he sido una persona violenta, pero cómo tenía ganas de darle una bofetada.

-Eres una cínica, ¿Cómo te atreves a decirme todo eso sabiendo que ella es mi esposa y que tú te acabas de casar?

-Lauren puede ser tu esposa, pero lo de ustedes no es real, no es necesario que me lo confirmen, con solo ver tu actitud cualquiera podría notarlo... es un desperdicio que la tengas para ti y no hagas más cosa que ignorarla. – Habló con total serenidad como si todo aquello fuera tan natural, me detuve a pensar en que seguramente sus palabras estaban cargada de completa razón, Laura lo había notado porque había dedicado mucho tiempo a observar a la pelinegra, a observarnos a ambas. Sin embargo como por instinto de quién defiende lo suyo -sin tener claro qué tan mía era ella-, me acerqué con la expresión más intimidante que tenía, la miré justo a los ojos y lancé mi advertencia.

-Aléjate de Lauren. – Eso había sonado más como una amenaza, mi hermana no se inmutó. – Te ves muy ridícula creyendo que podrías obtener cualquier migaja de su atención cuando yo sin siquiera proponérmelo conseguiría lo que quisiera de ella. – El rostro de Laura se descompuso un poco, no le había agradado y noté como su seguridad decaía. – No me importa lo que la gente pueda pensar, pero te quiero lejos de ella, me aseguraré de eso si es necesario. – Agregué, me di vuelta sobre mis talones y abandoné el invernadero cargada de muchas emociones, podía sentir mi corazón retumbando.

-¡Camila! – Escuché a Lauren quien parecía aliviada al verme, no me tomó mucho tiempo en detallar su figura, llevaba unos jeans ceñidos que exaltaban sus curvas, de repente un extraño cosquilleo me recorría las manos, quizás sí era un efecto colateral por posponer este deseo de adueñarme de su boca. – Te he estado buscando por todas partes... ¡me has abandonado con ese par de viejitos! – Habló haciendo un puchero, por Dios que ella era lo más tierno que había visto, casi que corrí a su encuentro y me colgué de su cuello en un abrazo. – Wow, yo también te extrañé. – Bromeó en una sonrisa enorme.

-Tonta, sólo fue un impulso... – Dije empujándola levemente, intentando disimular mis mejillas sonrosadas, Lauren retrocedió unos pocos centímetros.

No quiero ser tu esposa (Camren)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang