capitulo 11

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Sasuke se volvió frunciendo el ceño bastante fastidiado por el varón, Kiba hizo una señal de paz con un banderín blanco y se colocó una tabla para que pudiera pasar de un barco al otro. - Debes dejar a Sakura irse conmigo, su padre ha tenido un ataque – - ¿Un ataque? – Tal vez por esa razón su padre se veía más viejo que cuando lo dejó en Konoha. Sasuke se volvió a ella – No irás a ninguna parte – giró el rostro nuevamente observando al varón - ¿Crees que voy a creer lo que me dices solo porque vienes agitando un banderín blanco? ¿Parezco tan ingenuo? – - No estoy jugando – Completó el castaño – Su padre ha enfermado, eres su marido y como tal debes dejarla que se despida de él antes de morir. - ¡Es mi padre Sasuke! ¡Si está enfermo debo ir a su lado! – Gritó la pelirrosa

Él se giró sobre sus talones y la tomó de la muñeca haciendo que en el camarote, Sakura pensó que la encerraría allí hasta que lo vio cerrar la puerta con él todavía dentro. - ¿Realmente crees esa absurda historia? - - Absurda o no voy a irme Sasuke - - No ¿Qué garantía tendré de que vas a regresar?

No la tenía, tal y como estaban las cosas y el recelo que tenía de ella comprendía los riesgos que debía estar pensando Sasuke al dejarla partir a Konoha. - ¿Volverás Sakura? – - No creo que deberías confiar en lo que te diga – Él sonrió aparentemente confiado – Sé que si me dices que volverás lo harás, no eres tan oscura como otras personas – Ella se enojó de ser tan predecible - ¿Y si te digo que no? – - Entonces dejaré que el viejo muera sin verte como se lo merece – Contestó con desdén Sakura se molestó aún más – Volveré – Susurró entre dientes

Solo eso bastó para hacer que Sasuke abriera la puerta del camarote, cuando ella dio un par de pasos sintió como la sujetaba de la cintura poseyendo sus labios, la atracción era mutua y eso era algo que Sakura no podía negar, el calor y la energía de su marido era algo magnético y delicioso... Cuando la soltó sintió que tenía las mejillas calientes como un par de brazas y bajando la mirada cruzó la puerta hacia el exterior

- No te olvides de lo que has dicho – Lo escuchó hablar detrás de ella. Sakura asintió y caminó por la tabla hacia el barco de Kiba, el viaje duró una semana entera y cuando por fin vio el puerto de Konoha su preocupación aumentó en lugar de disminuir, un carruaje los guió hacia la mansión de su padre, su madre corrió hacia ella abrazándola con fuerza mientras lloraba, Sakura experimentó la misma sensación y no pudo evitar llorar al igual que ella. - Hija te hemos echado de menos... – Sollozó una vez separada de ella. Su madre observó al varón y agradeció, el hombre asintió con la cabeza y cruzó el umbral de la mansión perdiéndose detrás de ella.

Sakura agradeció aquel gesto, durante todo el viaje se había dado cuenta que las intenciones de compromiso del varón habían muerto, nunca le había hecho algún comentario sobre su marido intentando persuadirla de abandonarlo y le había dado valor para esperar una semana entera y no lanzarse al mar de desesperación. Su madre se veía derrotada y cansada, si no fuese porque la conocía muy bien diría que era otra mujer.

Mebuki la guió hasta la habitación en donde se hallaba su padre recostado de una enorme cama con almohadones, al sentir la presencia de ellas abrió los ojos y sonrió levemente animándola con la mano a acercarse a su lado. - Hija... Has podido llegar hasta aquí... - Pronunció con dificultad - Si padre... Sasuke me ha dejado venir, pero tengo que volver – Kizashi miró hacia el techo por un momento – Cometí un centenar de errores durante toda mi vida... – - Papá no te preocupes, te pondrás bien – Se forzó a sonreír ella. Kizashi la imitó con cansancio – Me equivoqué con ese muchacho... Por el odio que le tenía a su padre... Si es capaz de dejarte venir hasta mí sin garantías

- Le di mi palabra –

Tu palabra no valdría de mucho si esto hubiese sido una trampa hija... Si tuviese la fuerza de voluntad de mantenerte aquí... - La pelirrosa entendió el punto de su padre, si Sasuke pensaba que ella regresaría a su lado solo porque se lo había dicho, significaba que confiaba en ella, aunque él era un estratega y muy probablemente si ella no regresaba por sí misma, él la iba a ir a buscar. Y no de la mejor manera, aun así asintió queriendo darle a su padre la razón.

Sintió unas palmadas débiles de su padre en la mano y él cerró los ojos suavemente soltando un forzado suspiro. - Tranquilo papá estarás bien – Mebuki sollozó detrás de ella secándose las lágrimas con un pañuelo, Kizashi animó a su mujer a sentarse a su lado y ella lo hizo, con gran pesadez le secó las lágrimas y Sakura tragó con dificultad. Sus padres se amaban, podía notarse a simple vista, aunque habían construido su amor sobre arenas movedizas, no les importaba si podían estar juntos. Un nudo se formó en su pecho y se apretó con fuerza.

- Me quedaré a tu lado hasta que mejores papás – Le aseguró besándole la mano libre – El viejo sonrió levemente. - Sr. Haruno, su medicina – Interrumpió una hermosa joven rubia. - Ino – Pronunció el anciano – Ella es mi hija Sakura – Terminó sonriendo - Es un placer señorita Haruno, Soy Ino Yamanaka – Para Sakura fue fácil establecer una amistad con la rubia quien era muy enérgica y extrovertida, la curandera era sencillamente radiante y día con día aprendía de ella pensando que su padre se recuperaría. Cada día que pasaba pensaba que el tiempo de recuperación de su padre se estaba acortando y que todo estaría bien. Pasaba días enteros en el bosque con la curandera aprendiendo sobre las plantas y sus virtudes curativas, no se había imaginado la pasión que podía desarrollar en tan solo unas semanas que ahora ella misma podía atender a su padre sin ningún problema y hasta había ayudado con algunos partos. Casi tres meses habían pasado sin darse cuenta, una noche después de llegar del bosque abrió el joyero en su alcoba y acarició la prenda de oro que brillaba en su interior. ¿La habría comprado? - Imposible ¿Sasuke comprando? – bufó - Por supuesto que lo hice – La voz de su marido la hizo dar un respingo y cuando se giró a encararlo perdió el aliento. - Faltaste a tu palabra Sakura –

la esposa del pirataWhere stories live. Discover now