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Mi nombre es Alexa, tengo 20 años y ahora y vivo en New Orleans, trabajo en una pequeña cafetería pero en este lugar es muy popular, nunca llego a descansar.
-Un momento por favor-dije cuando estaba sacando del horno unos rollos de canela.
-A una hermosa dama como usted puedo esperarla mil años-me piropeo una voz grave, me sonroje y lo observe bien, por poco quedo con la boca abierta. Decir que era bonito le quedaba corto. Media 1.80, su cabello era rubio encrespado y me encantaron sus ojos eran de una mezcla azul-verde oscuro. -Me llamo Klaus Mikaelson ¿y usted?.
-Alexa. ¿Qué desea? No quiero sonar grosera pero hay personas detrás usted esperando ordenar-dije con una mueca, él asintió y ordeno un café con un rollo de canela.
-Adios Miguel, yo me encargo de cerrar-despedí a mi compañero que asintió después de mi insistencia, él estaba de aniversario con su chica y le pediría su mano. A mi me encantaría estar enamorada y casarme, pero digamos que por el momento he tenido malas experiencias. Cuando estaba secando la loza escuche la campana de la entrada sonar. -Lo siento está cerrado-avise golpeándome mentalmente por no cerrar apenas Miguel salio.
-Lo sé, así podré hablarte sin tener personas detrás mío esperando-dijo la misma voz de hoy, voltee y en efecto ahí estaba Klaus.
-Que dulce pero debo decirte que no me interesa los coqueteos-advertí. Termine de secar y le pedí a Klaus que saliera conmigo.-Bien fue un gusto. Buenas noches-me despedí al segurarme que la tienda estaba bien cerrada.
-Deja que te acompañe, no puedo dejar que una bella dama se vaya sola a estas horas de la noche. Hay mounstruos en la oscuridad.-dijo con una pequeña sonrisa misteriosa, asentí un poco nerviosa y caminamos en silencio.
-Bien aquí vivo, fue un gusto conocerte Klaus.-me despedí sin esperar respuesta entre al pequeño departamento en el que vivo, después de servir café fui a ponerme pijama pero me sobresalte cuando vi a Klaus parado en la ventana, enfoque bien y no estaba. -Debe ser tu imaginación Alexa. -me convencí y dormí.
A los días siguientes Klaus me esperaba en la entrada de mi casa para llevarme al trabajo y devuelta, podría decirse que por él estaba sintiendo cosas muy fuertes, me encantaba la atención que me estaba dando sin siquiera conocerme mucho.
-Eres muy dulce Klaus-sonreí al cerrar la tienda, él me estaba esperando con un pequeño ramo de rosas.
-Una bella dama como usted necesita atención me sorprende que no tengas una fila de hombres ahora detrás mi.-dijo haciendome sonrojar. Ambos caminabamos lo más tranquilo cuando un par de hombres se pusieron delante mío antes de que llegaramos a mi departamento.
-Vaya vaya, ¿Klaus no nos presentas a tu amiguita?-preguntó mirándome como un depredador, Klaus fruncío el ceño y me puso detrás de él.
-Largate si no quieres que te mate.-amenazo Klaus, eso me sorprendió se oía tan calmado como si esos sujetos le obedecerían pero grite cuando alguien me agarro por detrás alejándome de Klaus-¡Sueltala!-grito enojado Klaus y debajo de sus parpados comenzaron a notarse líneas negras y sus ojos se pusieron dorado.
-Le haré un favor y la liberaré de ti-dijo el sujeto antes de romperme el cuello.
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