Capítulo 10. La boda

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-Quizás te quiera, no lo sé... - Le contesté abriendo la portada del libro, ella no dijo nada, parecía en trance.

Cuando amaneció supe que no me había dado cuenta en qué momento me había quedado dormida, la lámpara en la mesa de noche continuaba encendida y el libro lo tenía casi incrustado en mis costillas, me incomodaba tanto que me arrancó el sueño, abrí los ojos y la habitación estaba un poco iluminada por la luz que alcanzaba a colarse entre las persianas, miré el reloj y ya eran las ocho. Estiré un poco mis brazos con pereza y alcancé a tropezar a Lauren con el izquierdo, sin embargo ella no se inmutó... me di la vuelta hacia su lado de la cama y encontré su cara frente a la mía, sin darme cuenta empecé a detallar cada curva de su rostro, parecía un ángel envuelta entre tanto sosiego y un fuerte deseo de besar sus labios se apoderó de mí. Taciturnamente me acerqué hasta su boca y presioné mis labios contra los de ella, pero Lauren continuó sin turbarse, no era una sorpresa, ya sabía que tenía un sueño pesado, representaba una ventaja para mí, prefería que no lo hubiese notado.

Me bañé y bajé a desayunar, toda mi familia estaba en la cocina, mi mamá lucía resplandeciente, nos había contado que recién la tarde de ayer se había reunido con sus amigas, y todas habían tenido buenas nuevas para contar, mi madre nos compartió sus historias, eran familias que los tres conocíamos. Mi hermana menor apenas terminó de desayunar se marchó de casa, no soportaba la idea de estar bajo el mismo techo de Lauren y de mi padre, ya había dicho que nunca se lo perdonaría.

-Camila, ¿Dónde has dejado a Lauren? – Preguntó mi madre cayendo en cuenta de su ausencia.

-Debe estar durmiendo aún, ella necesita más tiempo que yo para reponerse, siempre es así. – Respondí.

-Qué bueno porque alguien te está esperando en el jardín. – Laura me indicó que mirara por la ventana y allí estaba Shawn, quien había sido mi novio antes de mudarnos a Los Ángeles, nunca aclaramos las cosas y desde entonces habíamos perdido contacto. Sin dudarlo ni un segundo me aventuré a su encuentro, él me miraba mientras sus ojos brillaban de entusiasmo y cuando estuvimos frente a frente sin decirme nada me tomó entre sus fuertes brazos y me elevó sobre el suelo, aún recordaba su bonita sonrisa.

-¡Shawn! – Exclamé correspondiendo exaltación, él besó mis mejillas sin parar de sonreír.

-¡Camila, te he echado mucho de menos! Laura me informó que habías vuelto para su boda, de inmediato quise venir a verte, estás más hermosa que la última vez. – Shawn era amigo de Laura, incluso por intermedio de ella nos habíamos conocido, había sido el novio perfecto, que tanta perfección me había hecho dudar más de una vez. – Nunca debí dejarte partir así y luego quedar como dos extraños, ¡ni una llamada! – Agregó y pasó su mano por su engajado cabello castaño.

-Tienes razón, pero ninguno hizo algo al respecto... ya pasó. – Hablé concentrada en unas flores.

-Te quise mucho, Camila, pero tienes razón, ya pasó... además, me enteré que te has casado ¡Y con una chica! Tengo que confesarte que nunca me esperé esa noticia, me dejó sorprendido. – Comentó, pero se veía bastante relajado.

-Sí, seguro que nadie se lo esperaba... me imagino estarás en la boda de Laura.

-Claro, aunque no muy de acuerdo con su elección, intenté persuadirla de que no se casara con un hombre que no ama.

-Eso sospeché desde que me enteré del compromiso. – Coincidimos, Shawn dio un paso hacia mí y me miró con picardía.

-Vengo por el beso que nos prometimos. – Murmuró divertido, recordé entonces cuando éramos novios y prometimos que en la despedida nos daríamos el último beso y nunca más hablaríamos al respecto de lo nuestro, era un beso para cerrar el ciclo. - ¿Cumplirás con tu promesa?

No quiero ser tu esposa (Camren)Where stories live. Discover now