Capítulo 9. Laura Cabello

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-Quizás algo de mí te crea, Jauregui. – Murmuré con la intención de matar el tema.

-De verdad me interesas... ¿Por qué te resistes? – Lanzó su pregunta divertida por el tema que habíamos abordado, le estaba dando ventaja nuevamente.

-Es que ese es tu problema, Jauregui, que vas por ahí creyendo que eres la dueña del mundo. – La interrumpí fríamente.

-Soy algo parecido. – Afirmó rebosada de vanidad, y esa sonrisita pedante no se le borraba de la cara.

-Eres una presumida. – espeté casi que con desprecio, su ceño se frunció segundos después soltó una carcajada, entonces se acercó a mí, me plantó un beso sonoro en la mejilla y salió de la habitación dando saltitos y cantando, yo la miré desconcertada.

Lauren

Había estado mirando fijamente el techo por una hora sin encontrar alguna diferencia aunque fuese mínima. Las puertas corredizas que daban al balcón de mi habitación estaban de par en par recibiendo la fresca brisa del verano que pronto llegaba a su fin, aquella era la mañana del domingo, y la holgazanería me poseía en cada rincón. Había estado pensando en cómo era que había pasado casi una semana y no se me había ocurrido nada que hacer al respecto, lo único que había conseguido era distanciarme de Camila, quien últimamente se encontraba muy estudiosa, pensé que seguro había conseguido algún tipo de proyecto. Sabía que Austin la había abordado más de un par de veces en la universidad, él parecía insistente y ella en cambio prefería antes cualquier cosa que su presencia, en ocasiones le había visto fastidiada, pero ¿Por cuánto tiempo? Ya antes en la guerra personal que llevamos él y yo desde que ingresamos a la universidad, incluso cuando nos conocimos en el año final de la preparatoria, él había pretendido a cada chica que había estado saliendo alguna vez conmigo, a todas se las cedí, ellas no me importaban como Camila me importa. Pero Camila no era mía, era cierto, esto se trataba de una carrera contra el reloj, quien llegara primero al premio, pero Camila, Camila no era un premio, ella lo era todo, esa mañana descubrí que la quería para siempre, quería su sonrisa, sus ojos, su voz, quería la palabra y el gesto de amor que aún no había conseguido, y con el que fantaseaba cada vez que podía, mi corazón deseaba su corazón.

-Pensé que te fundirías con la cama en una sola cosa. – La voz de Camila inundó la habitación, y yo no puede evitar emocionarme con su presencia, de inmediato rodé mis ojos hacia su silueta, ese día traía un vestido de verano que dejaba al descubierto sus piernas, su exquisitas y bronceadas piernas, creo que cualquier área de su piel, que me permitiera verle podía fantasear el día entero y los siguientes... mi situación era preocupante.

-Con lo único que me encantaría fundirme sería contigo. – Repliqué cubriéndome el rostro con las sábanas, Camila se apresuró hasta la cama y se montó de un brinco que casi me deja sin aire, luego luchamos y me descubrió la cara para quedarse viendo fijamente mis sonrosadas mejillas, entonces me sonrió. – Espero que tus intenciones no sean castas. - Flirteé.

-En ocasiones cuando te miro y hago caso omiso a todas tus tonterías me inspiras ternura, como en este momento que obviaré tu comentario y a cambio contemplaré la manera cómo te sonrojas con tanta frecuencia últimamente.

-Si sigues hablándome así, voy a enamorarme irremediablemente de ti. – Susurré.

-Pensé que era yo la que podría correr ese riesgo, tal como me advertiste...

-Pero al parecer eres inmune a mis encantos... - Dije casi con desilusión mientras acomodaba uno de sus mechones detrás de su oreja, su mirada siguió todo el camino que hizo mi mano hasta que la regresé sobre la almohada. Camila se acercó taciturna, podía ver el reflejo de mis pupilas en las de ellas, amordazó mis manos con las suyas contra la colcha, yo no podía moverme y esta vez tampoco quería intentarlo, la distancia se hacía más corta mientras sentía que me quemaba en el deseo de sentir su boca, pero ella no parecía tener ni la mínima pizca de afán. Vi como sus labios estaban a escasos centímetros de los míos y cerré los ojos por reflejo, luego sentí como presionó su boca contra mi mejilla.

No quiero ser tu esposa (Camren)Where stories live. Discover now