En un exclusivo y selectivo Distrito donde solo podían costear su estancia multimillonarios empresarios, políticos, militares de alto rango, artistas, entre otras grandes personalidades, fue el lugar donde el destino decidió hacer una de las suyas.
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Ciudad Almasi era famosa por su Distrito Empresarial Koura, ya que allí se concentraban varias de las más importantes empresas del país incluso algunas con reconocimiento mundial.
En definitiva, era un lujo que una empresa permaneciera en aquel distrito. Y eso lo sabía muy bien cierto CEO a punto de explotar por la ineficiencia de sus empleados.
-¡Maldición, como se atreven a decir que esto es un informe estratégico!- exploto por fin el CEO mientras aventaba las hojas de aquello que llamaban sus empleados un informe estratégico comercial.
-¡Como me hacen perder mí tiempo con este intento de reunión!... ¿Camelia?- grito el nombre de su asistente mientras caminaba furioso hacia la puerta de la sala de juntas en donde se encontraba.
-Encárgate de que esto no se vuelva a repetir- ordeno antes de cruzar la puerta, su asistente se limitó a hacer una ligera reverencia pues sabía bien a lo que se refería su jefe.
Simplemente no aguanto más y arremetió contra sus empleados, la falta de consistencia en la estrategia comercial que le presentaron no valía la pena su tiempo o al menos eso pensaba Seto Kaiba, el famoso "Tirano" de KaibaCorp mientras caminaba hacia su oficina la cual estaba a escasos pasos de la sala de juntas de donde salió.
KaibaCorp era una de las mejores empresas en Distrito Koura, desde su formación hasta la fecha seguía teniendo un crecimiento y solvencia económica impresionante, tanto fue así que su expansión al extranjero se logró en los primeros 2 años. El simple hecho de trabajar en aquella empresa representaba un reconocimiento de los mejores, de su talento y competencias ya que todos los empleados tenían que pasar por un largo y tedioso proceso de selección.
Cualquiera podría sentirse orgulloso de formar parte de esa gran Corporación, pero existía un gran problema y era soportar aquel ambiente laboral tan desagradable. Bueno, en realidad el problema no era el ambiente laboral el gran problema era el CEO, "El Tirano" como varios empleados se referían a él y no era para menos ya que con su simple presencia era capaz de infundir miedo, estrés y tensión por donde sea que pasara. La mayoría de los empleados temían siquiera respirar el mismo aire pues pensaban que les gritaría como era su costumbre.
Mientras tanto, en la sala de juntas todo quedo en completo silencio, era estresante. Algunos empleados empezaron a dudar si aún seguirían trabajando en aquel lugar, era demasiado para ellos, tener que soportar gritos, humillaciones y empezar a dudar de que realmente fueran buenos para ese trabajo "esto facilitará mi trabajo" pensó Camelia.
Al haber terminado con aquella asignación, Camelia se dirigió a la oficina de su jefe toco apaciblemente la puerta y tras escuchar un "adelante" ella ingreso a la espaciosa y elegante oficina del CEO.
–Se ha cambiado a todo el departamento comercial ya tienen indicaciones sobre el proyecto y la próxima reunión podrá ser dentro de una semana, Sr. Kaiba- explico mientras permanecía inmutable frente al escritorio del CEO.
-Bien hecho, es suficiente por hoy Camelia- al escuchar esto la asistente hizo una reverencia como despedida y se retiró.
Seto Kaiba, era un famoso varón empresario y multimillonario dueño de una de las más reconocidas empresas del país, pero su fama no se debía solo a eso, sino también por ser codiciado por varias mujeres y donceles de Ciudad Almasi, y no era para menos, alto con un porte elegante de cuerpo atlético, un rostro hermoso con facciones casi talladas por los mismos dioses, una mirada seductora y unos impresionantes ojos color azul, vaya que era todo un adonis.
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Sin embargo el adonis tenía una personalidad terrible, era impulsivo, arrogante, engreído, impaciente, sacártisco, controlador y como si fuera poco, era un adicto al trabajo. Solía tener encuentros pasionales con mujeres y donceles, pero estos eran de una sola noche. ¿Amigos? el no necesitaba esas ridiculeces, después de todo a él solo le importaban dos cosas, su hermano menor Mokuba y su empresa, después de todo lo demás era demasiado burdo y simple para él que no le interesaba.
Había sido un día cansado, Seto quería relajarse quizás iría a encamarse con alguna mujer o doncel que encontrara o quizás debía llamar a su hermanito, seguro él lo ayudaría a dejar de pensar en la empresa. Y como si lo llamara con el pensamiento, sonó el celular de Seto.
–¿Mokuba, que paso?-
-¡Hermano! Menos mal que respondiste rápido, pensé que me ignorarías como siempre-
-Yo nunca te ignoro pero a veces llamas en los momentos menos indicados- recordaba el galante varón aquellas ocasiones en las que su hermano le llamaba mientras mantenía sus pasionales encuentros con alguna mujer o doncel.
--Seto, no me digas que he llegado a interrumpir algo "importante"- aquel tono burlón y aparentemente en doble sentido ocupado por Mokuba no fue muy del agrado de Kaiba, para él Mokuba seguía siendo un niño aunque ya fuera mayor de edad.
-Mokuba, ¿porque me llamaste? ¿sucedió algo?-
-Cierto ¿a qué hora llegaras a casa, Seto?-
-Estoy en la mansión, en mi despacho-
-¡Mentiroso! Yo estoy en la mansión, en tu despacho así que no mientas, estoy seguro que sigues en la oficina trabajando-
Rayos, como odiaba Seto verse expuesto por su pequeño hermano y que este le regañara de una manera tan.... "espera, dijo que estaba en la mansión"
-Mokuba, ¿no se supone que tú estabas encargando de las oficinas de América? ¿Qué haces entonces en Japón, en la mansión y más importante en mi despacho?-
-jajajaj Ay hermano que quisquilloso eres, porque mejor no regresas a casa y platicamos-
-Sera mejor que me des una buena explicación de porqué abandonas el trabajo sin avisarme-
Tras colgar la llamada con su hermano Seto se levantó y tomo sus cosas para dirigirse a la Mansión Kaiba. Al llegar al estacionamiento subió en su maserati granturismo mc stradale color blanco, digno del varón soltero más deseado de Ciudad Almasi.
Salió del edificio rumbo a la mansión Kaiba, sin embargo nunca imaginó lo que el destino le había preparado esa noche.
