Capítulo 7. Bora Bora

Start from the beginning
                                    

-No pretendo que perdones mi aparente desinterés y olvido, solo te pido que te cuides de esa chica.

-Estoy de acuerdo con él. – Secundó Lauren apareciendo detrás de nosotros, nuevamente se veía divertida cuando estaba en presencia de mi padre, como si estuviera burlándose de él. – Que pena interrumpirlo, mi querido suegro. – Continuó con su momento del fastidio, mi padre estaba que se encendía en llamas sobre esa silla. –Espero que no le moleste que quiera sentarme junto a mi esposa, ¿hay algún problema? – Lo miró con intensidad y mi padre se limitó a quedarse inmóvil y no responder. –De acuerdo, no tenemos por qué incomodarlo, entiendo que prefiera este lugar, Camila, ven conmigo, cariño. – Agregó extendiéndome la mano mientras me guiñaba el ojo, realmente no sé por qué accedí a su invitación.

-¿Sabes, Lauren? Esta idea de venir al viaje de negocios me sigue pareciendo absurda, total en un año tú y yo seremos historia. – Insistí con lo de haberme negado en el pasado a asistir. Lauren permaneció callada, su serio semblante se había clavado en un lugar fijo, quizás ella compartía lo mismo.

-Tengo un año para hacerte cambiar de opinión... - Murmuró como para sí misma, de inmediato creí que estaba actuando nuevamente, así que esperé casi que ansiosa esa sonrisita que la delataba, pero no apareció. - ¿Por qué has dejado a tu papá atrás y te has venido conmigo? Nunca habías sido tan obediente. – Esta vez sí sonrió, yo no le respondí para no caer en su juego, lo conocía de memoria. – Seguro que aún le odias por lo que ha hecho, yo algunas veces lo hago también, pero luego pienso que te ha ido peor conmigo, soy una cínica. – Admitió y yo estaba realmente confundida con sus últimos comentarios. – Creo que debes perdonarle. – Sugirió mientras clavaba sus verdes pupilas en mí.

-¿Te sientes bien? – Le pregunté palpando sus mejillas, Lauren estaba muy tibia siempre y sus mejillas nunca perdían aquel leve rosa que te hacía imaginar la ternura personalizada, claro, mientras no abriera su boca. – Mejor cállate, si sigues hablando puede que te crea y entonces terminaré odiándote un poco menos. – Agregué y ella me miró divertida, por un segundo ambas reímos.

Lauren

Luego del almuerzo, Camila me acompañó hasta los asientos más apartados, le pedí que jugáramos unas cuantas partidas con la excusa de estrenar una baraja que me había regalado mi abuelo recientemente, la verdad, quería privacidad con ella, aunque sabía que no tenía oportunidad me gustaba demasiado estar a solas e intentar disfrutar de su compañía. Podía quedarme prendada de cada sonrisa de triunfo cada vez que me llevaba ventaja, incluso perdí el hilo de muchas partidas hasta verme derrotada, empezaba a hacerse difícil para mí hallar concentración si me miraba, si escuchaba su risa o si nuestras manos se rozaran por cortos segundos solo porque intentábamos arrancar la misma carta al tiempo, y así los minutos se convirtieron en horas, todo era relativo junto a ella. Finalmente cuando llegó la mitad de la tarde, Camila bostezó enunciando que estaba cansada y necesitaba dormir, yo le sonreí de manera amistosa y ella se acomodó en su asiento para caer rendida prontamente. ¿Por qué querría yo mirar el firmamento si ninguna estrella me parecía tan hermosa como el rostro de aquella chica? Sin dudas mis ojos se posaban justo donde quería, en el perfecto paisaje que nacía en sus ojos y desembocaba en aquella boca rosa la cual había tenido ya una oportunidad de probar, pero sin duda, me hacía invitaciones a cada momento.

-Reconozco esa mirada, Lauren. – interrumpió Carlos y yo di un salto, tenía cara de espanto como a quien lo descubren en una travesura, pero ésta no lo era, porque mi sonrosado rostro me delató. – Los ojos se te iluminan como cuando eras niña y te llevaba al parque de diversiones.

-Eres muy gracioso, abuelo. – Hablé como pude casi tropezando las palabras, continuaba siendo muy obvia.

-Te daré dos opciones. – Se acercó sigiloso y me habló casi en un susurro. - ¿Quieres seguir corriendo el riesgo o prefieres que paguemos el dinero que corresponde en caso de que rompas el contrato? – Yo me paralicé, no entendía muy bien por qué mi abuelo me hacía esa propuesta, ¿Acaso iba a tirar todo por la borda? – Lauren, aprobaste mi prueba, sé qué harías cualquier cosa por mí y por la compañía familiar, pero me parece que ahora estás en una prueba contigo misma, te haces ilusiones con algo que no tienes y que quizás nunca tendrás. – Las palabras de Carlos hacían que mi corazón latiera mucho más rápido de lo normal, él conocía mis sentimientos, a veces creía que mucho más de lo que yo me conocía, era en parte espeluznante.

No quiero ser tu esposa (Camren)Where stories live. Discover now