CAPITULO 2

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Me levanté enfadada de la cama y cogí el reloj de la mesa de noche. ¡1:08 am! Bueno al parecer mi momento de tranquilidad fue más bien una siesta. Y seguiría siendo un sienta si ese escandaloso instrumento no estuviese sonando.

Suspiré irritada. Me acerque a la pared blanca de mi nueva habitación y pose mi oído en ella. Evidentemente estaba sonando un melodía punk del otro lado. No sabía qué hacer.

¿Me calló hasta que la persona que este tocando se cansé? Pero si espero no lograre dormir en lo que queda de la mañana y amaneceré con unas ojeras del demonio.

Agh malditos vecinos de edificio ¿Por qué no viví en una casa?

¿Voy a tocar su puerta para poder reprocharles? Me gusta la idea, pero ahora estoy hecha un desastre por dormir sin prepararme. Debo parecer la llorona.

La música sigue sonando y me da impresión que cada vez va más fuerte. En un intento de parar la música tapo mis oído pero eso no impide que siga sonando pero esta vez como un eco.

En una medida desesperada, me acerco más y empiezo a golpear la pared. Al comienzo son unos simples roces pero al ver que no paran de tocar, aceleró mi movimiento con la palma de la mano.

-Hey vecino, ¿Puedes tocar otro día, o al menos por la mañana? – Estoy segura que parezco una loca hablando con la pared pero al parecer eso hace callar la batería. Espero una respuesta o algo parecido pero nadie responde, paro los golpes a la pared y me volteo victoriosa.

Solo pasan unos segundos para que empiece otra vez a tocar. Estupi... Ni siquiera sé si es hombre o mujer pero ya se ganó mi odio.

Me dirijo a la pared y vuelvo a hablar, o yo diría gritar.

-¿¡Qué no me escuchaste!? – Respiro pesadamente y mis fosas nasales se abren y cierran. Ya se me estaba yendo la paciencia. La música para y pasan unos segundos.

-Si lo hice pero decidí ignorarlo.

Una voz ronca, gruesa y varonil me responde del otro lado. Debo admitir que tiene un tono de voz demasiado sexy. Me sorprende que me haya respondido. Me alejo un poco de la pared y frunzo el ceño.

¿Quién se cree? La ira se va colmando en mí.

-¡Entonces para!

-No quiero – Su voz sonaba seca y un poco fría.

-¿Es que no tienes sueño? ¡Son pasadas de la medianoche!

-Nunca es tarde cuando hay inspiración y ganas. – Puedo estar jurando que él se está encogiendo de hombros. Y eso solo me enfada más.

-¿Inspirado para tocar la batería? – Digo incrédula.

-Si.

-¿Y no quieres dejarlo para otro día?

-No.

-¿No te da pena despertar a todos los vecinos?

-No – Suspiro irritada – Además nadie se está quejando.

-¿Qué nadie se está quejando? Yo me estoy quejando y no me llamo nadie.

-Vale, Chihuahua, ya deja de alegar tanto.

¿Chihuahua? ¿Es en serio?

-Me llamo April y ¡no soy un perro rabioso!

-Pues lo pareces.

Frunzo los labios y me acerco a la pared. – Ni se te ocurra volver a llamarme así – Intento sonar intimidante pero era un poco ilógico si ni siquiera puede verme.

-Chi-hua-hua – Lo dice despacio y yo le doy un golpe a la pared.

Mi padre abre la puerta de mi habitación con el ceño fruncido - ¿Hablando sola otra vez, Abs?

Puedo escuchar una pequeña risa del otro lado y rezo mentalmente para que mi padre no la haya oído. Lo miro y está exigiendo una respuesta.

-No, solo... ya me vuelvo a dormir – Él asiente y cierra la puerta.

-Ya, ¿sabes que? me rindo – Digo – Lo que estás haciendo no está bien y ya lo recapacitar.

-¿Qué eres? ¿Mi concejera escolar o qué? – Obviamente lo dijo con sarcasmo y yo rodé los ojos.

Me volví a mi cama. Ahora que caigo en cuenta no se ni su nombre pero la verdad no me interesa. Suspiro cansada e intento volver a dormirme. 

Separados por una pared [#LEA1] #CarrotAwards2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora