Mi Profesor Favorito (Notas de Amor #1)

20

Pateé leve algunas piedras que habían en el suelo. Estaba cansada y comenzaba a desesperarme el hecho de que el autobús no ha pasado, he estado esperando 30 minutos y nada. Un carro salió de la escuela y se estacionó frente a mí, bajó el vidrio y él me sonrío.

- Señorita Prior.

- Hola.

- ¿Qué haces aquí?

- Yo estoy esperando el autobús.

- La escuela terminó hace 1 hora, es tarde.

- Lo sé- rasqué mis manos con fastidio.

- ¿Aún no pasa?- negué- Ya veo.

- ¿Los profesores ya se fueron?

- La mayoría.

- Supongo que usted igual.

- Así es. ¿Siempre tomas el autobús?

- No, mi mejor amiga me llevaba en su auto, pero como sabe ella se fue de intercambio, así que...

- ¿Vives muy lejos?

- Más o menos.

- ¿Te parece sí te llevó?

- ¿Enserio? ¡Se lo agradecería muchísimo!

- Sube.

Quito el seguro de la puerta y la empujo, tomé asiento y ajuste el cinturón. Él encendió la radio y le puso un volumen adecuado. Algunas veces tarareaba las canciones y movía mi cabeza.

- ¿Te parece sí tomo un atajo?- me preguntó sin quitar la vista del frente- Siempre tomó la avenida y luego desvío por la Calle 45.

- Oh sí, la conozco. Por mí esta bien.

- Perfecto.

Conducía con destreza, tranquilidad y era muy paciente, poco común en la mayoría de conductores. Al estar frete a casa, él se estacionó y bajó junto a mí.

- ¿Qué hace?

- Acompañarte.

- No hay problema, ya puede irse.

- Quiero comentarle a tu mamá, no quiero que piense otras cosas- elevó sus cejas.

Caminé con nerviosismo, jalando mi saco y timbré. Mamá corrió y salió agitada, nerviosa al igual que yo. Observo con detenimiento al profesor y luego a mí.

- Geraldine, me tenías preocupada- me abrazó con fuerza- ¿Quién es él?

- Mucho gusto, mi nombre es Michael Jones, soy el maestro de matemáticas de su hija.

- Oh, es un placer conocerlo. Me han hablado bien de usted.

- La señorita Prior llevaba más de 30 minutos esperando el autobús, así que le dije que podría traerla.

- ¡Se lo agradezco mucho!- mamá lo tomó de la mano- ¿Le gustaría un café?

- No, mamá, no creo que él...- la observé con advertencia.

- Me encantaría.

¡Profe!

Sabe es muy gentil de su parte al llevarme a mi casa.

Gracias.