VI - Hola

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Me desperté poco antes de las ocho de la mañana con mucha sed y me recriminé mentalmente, mientras cargaba agua en mi botella desde el bebedero, que para eso había ingerido alcohol cuando debería de haber estado estudiando o durmiendo.

-Buenos días, cariño. –brinco un poco del susto en cuanto escucho a mi madre.

-Hola, má. –saludo regalándole una sonrisa, sin embargo.

-¿Qué hora llegaste anoche? –preguntó mientras empezaba a sacar alimentos para preparar el desayuno desde la nevera. Yo tomé asiento en mi silla de la mesa y bebí mi agua, intentando ocultar mi pánico interior.

-Poco después de las nueve. –respondí y sonreí para mí, recordando la pasada noche y el cómo volvimos casi después de las diez.

Ya sé lo que pensaran, ni Cenicienta.

-¡Soraya!

-¿Qué? –pregunto a mi madre en cuanto aparece en mi campo de visión, parece que me perdí en mis pensamientos. Sonrío divertida al recordar que ellos llegaron entrada la noche.

-¿En qué pensabas? –pregunta ella mientras desliza un plato frente mío. Tiene las cejas elevadas con diversión y una sonrisa traviesa en su rostro. Yo le devuelvo una mirada juguetona.

-¿A dónde fueron papá y tú? Él todavía no se levanta. –inquiero, evitando responder a lo que ella preguntaba. Sonreí divertida al verla sonrojarse. –Mamá, no quiero hermanos.

Antes de que ella pueda decirme algo más, levanto mi plato con huevos revueltos y me dirijo a mi dormitorio. No sé si asquearme por la imagen de mis padres teniendo relaciones o envidiar a mi madre porque se sacó la lotería con papá y viceversa. No obstante, me alegraba que todavía tuviesen esa llama entre ellos.

Dejo mi pequeño plato de desayuno en la mesita continua a mi cama, rebusco en los cajones mí adaptador para el celular para conectar el pendrive en ella y poder ver las fotos que hay dentro.

Anoche no me dio tiempo de revisarlas debido a que estaba muy cansada y apenas me cambié a ropa cómoda, antes de tumbarme. Entonces reviso mi teléfono y veo que tengo unos 11 mensajes de Amaya en What's App. Primero dice "Hola" luego hay tres fotos, el fondo es oscuro por lo que tengo que abrir para ver más claramente.

Me asombro al reconocerme y luego a Hunter, nos habían tomado una foto improvisada mientras estamos metidos en alguna charla de anoche. Como son 3 son una consecutiva y que captura un momento en el que él deposita su mano sobre mi muñeca y sonríe, por mi parte salgo mirando su toque.

Vuelvo al chat y veo los demás mensajes de mi amiga, no dice palabras pero sí los emoticones que se ríen, con corazones en los ojos y luego corazones rojos. Me percato que el mensaje fue de las dos de la mañana y decido contestarle, ahora que son las ocho y media pasadas.

Dime que solo tú tienes esas fotos. –agregando emoticones de desesperación y malhumorado.

Pero no es así como realmente me siento.

Recuerdo que me molesté porque el se había molestado cuando intenté sujetarlo de un desequilibrio que había tenido pero que luego dejé de darle importancia cuando en el auto mencionó, mejor dicho, declaró que me sacaría de mi zona de confort y de quicio de paso.

Realmente estaba ansiosa por tener más momentos con Hunter, en verdad me estaba sacando de mis zonas de confort incluso si no estaba presente, no podía dejar de sonreír al recordar todo lo de anoche, era de las que imaginaba millones de cosas con un solo "Hola", imagínense con un "Di sí a nuevas a aventuras".

La estrella más brillanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora