Capítulo 1

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Otro túnel... oscuro, mojado, frio y resbaladizo. Apenas puedo ver por dónde voy. Mi mano no se aparta de la pared, pero siento que no llegamos a ninguna parte.

–Lucca no te quedes atrás por favor.

–Voy detrás de ti hermano, te cuido la espalda –Respondí sin prestarle mucha atención.

Estos túneles parecen que no tienen un fin sin embargo todos lo tienen. Tal vez sea una alegoría de la vida, una sátira, el creer que estamos en un lugar como este esperando a llegar al final solo para toparnos con una barrera más.

–Hemos llegado, mira – Dijo Starly.

La luz de la linterna de mi hermano Starly alumbraba por fragmento lo que parecía ser una estructura de metal.

–Es una puerta – afirmé.

Toqué su superficie y me di cuenta de que no era un material común, un tipo de acero recubierto con un metal que no estoy segura si titanio. Aquí guardaron algo que no debía salir. Pasé mi mano por los bordes buscando algún punto flaco para que Starly pudiera comenzar a cortar con su laser.

Seguí deslizándola hasta que encontré el lugar correcto, le di unos golpecitos antes de estar completamente segura, acerqué mi oído, cerré los ojos y retrocedí.

–¡Aquí es! –le dije sonriendo, a lo que él me respondió con la misma sonrisa, se acercó procurando no salpicar mucho el agua estancada y me beso la mejilla.

Siempre que hacía eso me sonrojaba, pero no quería que lo notara, no debía de darse cuenta que su hermana se apenaba cada vez que recibía una muestra de afecto de su hermano mayor.

–¡quítate! Ya sabes cómo odio que hagas eso.

–y yo amo hacerlo hermanita – soltó una risa picaresca.

Starly se puso en cuclillas y desabrochó su mochila de herramientas que llevaba en la espalda, comenzó a hurgar en ella hasta que encontró lo que estaba buscando. Encendió la cierra laser y esperó unos segundos a que calentara lo suficiente para dejar fluir la energía. Una vez que la llama se tornó de un color azul con tonos verduscos, supo que era el momento para comenzar su trabajo.

Aquel instrumento cortaba el acero como si fuera papel o cartón. Era un invento de mi propio hermano. Es duro aceptarlo, pero era un genio para todo lo que se trata de tecnología. Desde niño siempre fue muy hábil. Siempre creando distintas herramientas que le facilitaban la vida. Recuerdo una vez cuando niños teníamos hambre y no había manera de conseguir alimentos Así que tomó unas cuantas piezas de hojalata y los baño con un ungüento de avedol, eso atrajo a muchas alimañas. Aun no sé cómo consiguió ese perfume pero nos salvó la vida. Un invento tras otro, esto atrajo la atención de los inquisidores, llegaron a nuestro refugio vestidos con sus armaduras metálicas y sus armas. Creí que habíamos cometido algún delito y comencé a llorar. Pero detrás de ellos se acercó un viejo, vestido con una sotana larga. Sus arrugas eran tan prominentes que su cabeza calva también se arrugaba.

–¿No quieren venir con nosotros? –dijo aquel vejestorio.

Mi hermano lo miró y....

–No... –Dijo Starly mientras dejó de cortar.

–¿Qué dijiste?

–No hagas ruido.

Como si una corriente de aire lo deslizara, un aullido llegó hasta donde estábamos. Los bellos de mi brazo se erizaron y sentí un cosquilleo que me recorría todo el cuerpo.

–No puede ser, ¿crees que nos hayan seguido? –Dije.

–Eso es imposible... nadie sabe esta ubicación y de ser así quiere decir que –Starly se detuvo. Ya que lo que fuera que estuviera en el túnel estaba acercándose.

-Saca tu arma y prepárate, ve al lado derecho, pero quédate siempre detrás de mí –obedecí, y saqué uno de mis dos cañones de mano, seis balas cada uno, munición limitada, se suponía que esta no sería una invasión de riesgo solo de recolección. Starly se tumbó al suelo boca abajo apuntando a la entrada con su arma quedándose inmóvil. Yo hice lo mío y puse una rodilla en el suelo para recargar mi codo y apuntar mejor. Una vez más el aullido, se acercaba cada vez más, pero esta vez venía acompañado por otro de la misma intensidad, una gota de sudor se deslizó por mi frente y cayó en mi ojo derecho, no iba a malgastar mi tiempo en frotarlos, tendría que quitarme las gafas para hacerlo. Una vez más aquel ente aulló, y de la oscuridad surgió una luz que nos cegó a ambos, tuve que apartar la vista de la entrada ya que el destello era bastante fuerte. Pude ver a mi hermano por un momento como giraba a una pila de rocas para ocultarse y apuntar mejor.

–Maldito – dije. Su plan era esperar a que esa cosa le diera la espalda para atacarlo, el único problema es que yo era la carnada y a estas alturas fuera lo que fuera lo más seguro es que ya me hubiera visto. 

Doctor Cosmo Proyecto Génesis - Libro 2Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ