23|| Resiste.

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No quiero abrir los ojos y enfrentarme a lo que me espera fuera de esta puerta, por lo que me ducho, me cambio y antes de salir busco un apartamento cercano que pueda costear con el dinero de Hudson

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No quiero abrir los ojos y enfrentarme a lo que me espera fuera de esta puerta, por lo que me ducho, me cambio y antes de salir busco un apartamento cercano que pueda costear con el dinero de Hudson.

Fácilmente podría comprarme uno porque creo que el dinero de esa tarjeta es ilimitado, pero no quiero vivir por siempre en Miami y para regresar a California también tendría que tener hogar, algo que por supuesto no tengo. Es doble el gasto, y no estoy segura de cuánto tiempo tendré el dinero disponible luego de haber abofeteado a Hudson ayer.

¿Me arrepiento? Sí, después de lo que pasé de niña lo que menos quiero es tener que ser como mi padre. Ser abusiva y maltratadora no es para mí, y me siento fatal por haberme comportado de esa manera.

Buscando por Internet noto que los apartamentos cuestan una fortuna, tanto la renta como el comprarlos. ¿Y si regreso a California? Es una probabilidad pero una gran mala idea.

Si mi familia se entera que regresé y que estoy viviendo por mi cuenta, lo más seguro es que termine golpeada o muerta. Desde la última vez que vi a Dante, supe que en el momento en que caiga en sus manos, no veré otro día.

Me odian, no quieren que respire su mismo aire y ahora mismo sé que están demasiado resentidos como para dejarme vivir lejos con mi bebé. Ellos no me quieren a mí, quieren el dinero de Hudson.

Por más enfadada que esté con Hudson, vivir con él me da cierta seguridad, estar cerca suyo también así que me decido por quedarme en Miami hasta que él deba regresar. Ya luego veo en California cuál es el siguiente movimiento.

Decidida a buscar un apartamento a pie, seguramente encontraré algo que no está en los anuncios de Internet, tomo mi bolso y abro la puerta bajando las escaleras. Me quedo de piedra al encontrarme con Hudson cocinando con todo su torso descubierto.

Continúo caminando rogando porque no se voltee, pero todo se va a la mierda cuando sus intensos ojos azules conectan con los míos.

—Buenos días—dice con nerviosismo. —Hice el desayuno.

No sé cómo sentirme ni como reaccionar, solo sé que ésto no podría ser más incómodo.

—Gracias, pero tengo que salir—respondo. Tomo mis llaves del mueble de la entrada y estoy a punto de abrir la puerta cuando escucho sus pasos detrás de mí.

—¿Podemos hablar? Antes de que te vayas—pide apresurado. Me quedo de piedra sopesando lo que pasó ayer y las palabras hirientes que me dijo las cuales todavía continúan dando vueltas en mi cabeza. Mi única respuesta es no, pero...—Por favor, solo serán unos minutos, lo prometo.

Suelto un suspiro pues no puedo contra eso.

—De acuerdo—rendida, dejo las llaves y el bolso en la entrada. Regreso a paso lento hacia la cocina donde tomo asiento en el taburete frente a él. Sé que será una conversación seria, pero es que sus abdominales marcados, su cabello revuelto y esa barba son demasiadas distracciones para mí.

Entre Sábanas de Seda (AQS #1)Where stories live. Discover now