Capítulo N° 1

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—¡¿Que hiciste qué cosa?!

Sentados en un parque, Bianca hablaba con su mejor amigo, a quien golpeó con fuerza por su intromisión.

—Vamos, Bianca. Necesitás el trabajo, ¿no? No desaproveches las oportunidades.

—¡No pienso ser la puta de nadie, no estoy tan desesperada! —chilló, llamando así la atención de todos a su alrededor.

—Pero no es ser puta de nadie. —Hernán bufó con fastidio, era consciente de lo cabeza dura que era su amiga, pero estaba comenzando a cansarse—. Oh, vamos, ¡Stefano es un gran tipo! Te caería bien. Vamos, ya no podés decir que no, él tiene tu número y si necesita una dama de compañía te va a llamar.

—¡Entonces lo mando a la mierda! —Bianca se puso de pie, estaba realmente furiosa.

—Sos caprichosa, ¿eh? Con ese pensamiento vas a seguir así: orgullosa, caprichosa y pobre.

—¡Y con orgullo!

Bianca se rio y, luego de ver que todos en el parque la miraban entre susurros, volvió a sentarse al lado de su amigo. Apoyó su cabeza en el hombro de él con cierta sumisión, y él no dudó en dedicarle un par de caricias en su cabello castaño.

Aunque Hernán era una gran persona y siempre se preocupaba por ella, y aunque Bianca confiaba plenamente en su palabra, no soportaba la idea de que le «regalaran» un trabajo, ella deseaba buscarlo y ganárselo por sus propios medios. Le parecía hasta corrupto ser ayudada de esa forma.

Hernán la miró de reojo y sonrió levemente, dejó ir un suspiro al pensar en que quizá realmente rechazaría esa posibilidad de tener un trabajo bueno, aunque aún existía la posibilidad de que no pasara de la primera entrevista.

—Ey, antes que todo: Stefano organiza entrevistas, así que te entrevistaría y ahí vería si le sos útil. No seas forra y comportate en ese momento, no me hagas quedar mal que hablé muy bien de vos.

—¿Cuántas mentiras le dijiste? —Bianca levantó una ceja con una sonrisa divertida.

—Unas cuantas... —Con una leve sonrisa, se rascó la nuca, algo nervioso—. Dije que eras una chica de belleza absoluta y muy femenina.

—Ya, te fuiste a la mierda con las mentiras —se rio ella casi a carcajadas, pero él la golpeó en la pierna con suavidad—. ¡Tampoco tenías que exagerar!

—Y que eras muy comprensiva y que te gustaba ayudar a la gente.

—Bueno, ahí no mentiste.

—¡Algo cierto debía decir!

Ambos se rieron y, luego de unos instantes, se quedaron en silencio. La tarde era tranquila allí en el parque, los niños jugaban y corrían por doquier, con sus madres persiguiéndolos por todas partes. Adolescentes –como Bianca y Hernán– se encontraban sentados en el pasto tomando mate, sus risas llenaban el lugar y alegraban el ambiente poco colorido del parque. Era un lugar humilde y, lamentablemente para ellos, muy descuidado. Sin embargo, a pesar de carecer de flores delicadas y colores alegres, los amigos amaban pasar la tarde allí.

Luego de ver cómo se oscurecía el cielo, Hernán decidió acompañarla hasta su casa. La tomó del brazo para caminar juntos mientras conversaban de cosas mundanas. Él ya había terminado la secundaria, e incluso estaba estudiando el primer año de medicina en una universidad privada, mientras que ella –por culpa de no haber dado las materias– debió repetir el último año. Hernán solía burlarse de ella por eso, Bianca era conocida por ser perezosa y distraída, era usual que se dejara estar demasiado. Así fue como perdió tantas cosas en su vida: la escuela, novios e incluso amigos.

Muñequita [ #1 COMPLETA ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora