{Cap. 2}

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Sus párpados estaban cerrados, pero él estaba despierto. Un poco al menos.

No se imaginaba en qué lugar estaría, pero podía suponer que se encontraba reposado sobre una cama.

Podía sentir su cuerpo todo adolorido. Con un simple movimiento; como mover ligeramente el brazo, podía sentir una fuerte punzada que le obligaba a estarse quieto.

Mientras intentaba rememorar lo que le pasó para terminar así escuchó la puerta abrirse y unos pasos acercarse hasta donde él se encontraba. Hubo un especie de silencio que para él se sintió como una eternidad, hasta que alguien habló por fin.

- Ok...esto no está bien. - reconocía esa voz. Esa era su prima, Gwen.

¿Pero qué hacía ella ahí y por qué sonaba preocupada?

- Se lo dije señorita Tennyson. Esto es algo que ni el magistrado Tennyson ni yo sabemos cómo resolver. - esa era la voz de Rook, y también se escuchaba preocupado.

- Bueno...hay que verle el lado amable, se ve muy bonita. - ese sin duda, era Kevin.

Pudo escuchar claramente el sonido de la palma de la mano de Gwen chocando contra el brazo de Kevin, mientras murmuraba un "Idiota, no digas tonterías. Se trata de Ben" a lo que el castaño no entendía para nada.

Finalmente decidió abrir los ojos, muy despacio. Mientras unos pequeños quejidos salían de su boca al momento en que se dispuso a preguntar.

- Agh...¿Quién es bonita?...- su voz le llamó la atención; no sólo a todos, sino a él mismo.

Sonaba mucho más... ¿aguda?

- ¿Ben? Dime Ben, ¿cómo te sientes? - Gwen colocaba una mano sobre una de las mejillas de Ben suavemente. Un gesto dulce que muy pocas veces hizo con él.

Al abrir los ojos pudo notar que el rostro de su prima era preocupación pura. Como las veces en las que enloquecía por llegar tarde a la escuela o no tener lista su tarea. Pero ahora se notaba aún peor.

- Creo que estoy bien...aunque...¿por qué mi voz suena tan rara? - preguntó finalmente, a lo que los tres presentes se miraron algo dudosos y nerviosos entre sí. Haciendo que de nuevo, un silencio inundara el cuarto.

- Bueno... - Kevin fue el primero en romper el nuevo silencio que se había formado. - No creo que te vaya a gustar ver esto pero...ten. - sacó su celular puesto en cámara frontal; dado que ninguno tenía un espejo, y se lo entregó a su amigo.

Ben usó el brazo que menos le dolía para tomarlo. Cuando vio lo que la cámara del celular reflejaba, sentía que el alma se le escapaba del cuerpo.

- ¡¿Pero qué rayos?! - de inmediato se incorporó; sentándose sobre la cama, y empezó a analizar más definidamente.

Su cabello era más largo; llegándole hasta por debajo de los hombros, sus pestañas eran más largas, sus labios más carnosos y rosados. Para resumir, su rostro era el de una chica ahora.

No lo podía creer. No cabía en sí mismo ahora, estaba negado a creer que lo que veía era real. No hacía más que seguir mirando su reflejo y tocarse el rostro mientras se hiperventilaba por el terror que sentía en esos momentos y los demás trataban de calmarlo.

Ben bajó la mirada sin dejar de respirar agitado, y en ese momento, las vio. Grandes, suaves y redondas. Lentamente acercó sus manos para confirmar si esas cosas que colgaban de su pecho eran reales, las apretujó fuerte y sin cuidado alguno provocándose dolor. Lo que provocó que gritara, no sólo de dolor, sino de horror.

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