{Cap. 1}

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Estaba cansado.

No.

Más que cansado estaba HARTO.

No sólo lo mandaron a vigilar unos aburridos objetos de una aburrida exposición en un aburrido museo. Sino que además su abuelo; el "magistrado Tennyson", lo amenazó con enviarlo a puras misiones aburridas durante toda su vida si se negaba a cumplir esa orden, y también se encargaría de que el único alimento que comería sería la comida alienígena que él prepara.

Su abuelo podía ser cruel si se lo proponía. O así lo veía él.

Toda la santa noche se la pasó vigilando el aburrido lugar con sus aburridos artefactos polvorientos y viejos. Y ahora se encontraba persiguiendo a una loca criminal, de cabello blanco y ropa púrpura, que intentó escaparse con un cráneo de cuarzo entre las manos que robó de una de las vitrinas que estarían para exposición en un par de días en el museo. Estaba más que fastidiado de dicha criminal que viene soportando desde que era un niño, ya que ahora se volvió mucho más insoportable.

El joven de cabello castaño analizó su reloj un momento; mientras perseguía a la mujer que se desplazaba por los techos de los edificios, para luego darle un ligero golpe con la palma de su mano. Luego de que una luz casi cegadora de color verde se disipara, pudo notarse que aquél chico tomó la forma de un especie de pterodáctilo con un especie de traje verde y negro al que él llamaba "Astrodactyl", y rápidamente desplegó sus alas y se fue detrás de la ladrona.

Cuando estuvo cerca de recuperar el valioso objeto, un ataque de la peliblanca le dio de lleno en la cara, haciendo que retrocediera y maldijera por el dolor que le provocó el golpe.

- ¡Maldición Charmcaster! ¡Juro que te meteré a una celda por esto! - gritaba furioso mientras la llamada Charmcaster huía de nuevo, a la vez que soltaba una carcajada.

Ni lento ni perezoso el extraño pterodáctilo fue tras ella, cuando empezó a escucharse una voz.

- ¡Ben, ¿dónde estás?! - dijo una voz grave pero suave que aparentemente venía del reloj.

- Estoy a unas calles de la Torre Billones. Casi tengo acorralada a Charmcaster. - mintió. Por más que llevara bastante tiempo en el trabajo y que fuera excepcional en él, debía admitir que tenía ligeros problemas para acorralar a la hechicera escurridiza que ya se le escapó un par de veces. La llamada terminó en un " Voy en camino para ayudarte", provocando una mueca de disgusto en el chico y la risa de la chica que escuchaba todo.

- Oh pobre bebé Ben. No puedes hacer nada sin que tu niñero "barra" novio venga a ayudarte y termine haciendo la mayor parte del trabajo. - una sonora y aguda risa se dejó escuchar por el lugar, callando la exclamación de indignación y vergüenza que el otro soltó por las absurdas palabras de la peliblanca.

Su paciencia se estaba agotando, así que para terminar con todo eso abrió la boca lo más grande posible, juntando bastante energía para lanzarla a modo de un rayo. Su intención era darle justo a Charmcaster, pero en su lugar le dio al techo del edificio donde ella se encontraba. Al ver el enorme agujero que hizo en su camino se paró en seco para evitar caer, tratando como le fuera posible no perder el equilibrio. Él aprovechó que estaba distraída y utilizó uno de sus látigos de energía para arrebatarle exitosamente el cráneo que había robado.

- ¡NO! ¡NO ES JUSTO! - su pie golpeaba una y otra vez la superficie mientras gritaba furiosa e histérica que le devolviera su preciado cráneo de cuarzo. A los ojos de Ben, eso parecía un berrinche de un niño de 6 años.

- De verdad Charmcaster, no entiendo por qué crees que un cráneo de cristal te sea de utilidad. - mencionaba escépticamente la criatura alada con su voz aguda, mientras esquivaba algunos ataques por parte de la furiosa chica de cabello blanco.

¿Belle 10?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora