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-¡Vamos Dean, no seas un aguafiestas!- dice Benny una vez más.

Todos lo estaban animando, recordándole lo gracioso que sería. Se muerde los labios, pensando una y otra vez, tratando de tomar la decisión correcta. Acababan de entrar a la cafetería cuando Benny lo reto.

Era simple, Dean se acercaría al chico raro del colegio que curiosamente está en su salón, lo invitará al cine, y luego el niño aceptaría y esperaría por Dean fuera del cine, quien estará en el coche con sus amigos, burlándose de él.

Era una idea terrible y cruel.

Dean podía ser un poco impulsivo y a veces arrogante pero honestamente nunca fue malo. Siempre fue amable con todos, su madre le había enseñado eso. Y según Benny, eso haría que el chico raro confiara en él.

Suspiró y finalmente aceptó, sus amigos lo miraban con expectación; bueno casi todos, su pequeño hermano que ya no era tan pequeño tenía una mirada de decepción en su rostro, pero no tenía tiempo para dilemas, tenía una reputación que mantener.

Él y sus amigos estaban sentados en la cafetería a unas cuantas mesas del joven así que se levantó y comienzo a caminar hacia él.

El chico estaba sentado solo, vistiendo una gabardina muy grande para su tamaño y que además parecía haber pasado a mejor vida hace mucho tiempo, mientras miraba su comida sin siquiera tocarla.

Dean ni siquiera sabía su nombre. La verdad es que este chico era malditamente callado, nunca lo escuchó decir nada, ni siquiera cuando la gente lo llamó por su nombre, o lo empujó por los pasillos.

-Hola, soy Dean- dice mientras escucha a sus amigos silbar desde donde están sentados.

El niño levantó la cabeza lentamente, como si no estuviera seguro de que estuvieran hablando con él y Dean contuvo la respiración. ¡El tipo era hermoso! Tenía los ojos más azules que jamás haya visto y un cabello negro que se levantaba en diferentes direcciones haciéndolo lucir completamente adorable. También era espantosamente flaco, su polo debajo de su gabardina le quedaba demasiado suelto, y sus ojos seguían moviéndose, como si temiera ser atacado.

Hizo que Dean se arrepienta de su decisión al instante. Él no quería hacer eso, pero no era como si tuviera otra opción. Además, era demasiado tarde.

-Castiel- susurró el tipo finalmente.

-Oye, Castiel. Bueno, me preguntaba si querrías venir a ver una película conmigo después de la escuela- Esto era mucho más difícil de lo que pensaba, y realmente esperaba que Castiel dijera que no.

Castiel lo miró durante lo que pareció una eternidad, analizándolo como si estuviera tratando de descifrarlo. El tipo tenía una mirada penetrante, se sentía como si pudiera ver tu alma a través de su cuerpo.

-¿Por qué?-

Dean bajo la vista, sin saber que decir. Realmente no pensó que Castiel le preguntaría eso.

-Bueno, no sé... pensé que debes estar solo, y quizás podríamos, no sé, llegar a conocernos. ¿Qué dices?- Estaba nervioso, levanto la vista encontrándose con los ojos de Castiel, mientras esperaba una respuesta.

-Está bien- No fue más que un susurro, y por un segundo, Dean pensó que lo había imaginado.

-Bien entonces. 7 p.m. en frente del cine. ¡No llegues tarde!- dijo apresuradamente.

Con esas últimas palabras se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia sus amigos. Se sentía como un imbécil. Demonios, claramente era uno.

-¡Amigo, eres increíble!- exclamó Alastair.

Trató de sonreír a sus amigos y actuar de manera casual, evitando por completo la mirada de Sam; pero siguió mirando a Castiel. Realmente, este chico no se merecía eso. Si tan solo hubiera dicho que no.

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Castiel había dicho que sí, había dicho que sí!!!.

Él no hubiera dicho que sí, si la persona que pregunto hubiera sido otra.

Pero era Dean. El único en esta escuela que nunca lo había insultado, maltratado o golpeado. Y si era honesto consigo mismo, se sentía bien que alguien finalmente hablara con él. Había pasado tanto tiempo desde que alguien habló con él; incluso los maestros no se molestaron en saludarlo, pero Castiel jamás había perdido la esperanza de encontrar a un amigo. Entonces sí, él dijo que sí. Y tal vez lo lamente, tal vez no. Dios, espera con todas sus fuerzas no hacerlo.

...

Castiel estaba frente a la sala de cine a las 7pm en punto, nunca había visto una película en el cine y estaba muy feliz de no hacerlo solo.

Dean le había dicho que no llegara tarde así que llego con media hora de anticipación, de verdad quería tener un amigo así que se cuidó de arruinar cualquier cosa desde el principio.

Entonces Castiel esperó, esperó y esperó. Cuando estaba claro que nadie aparecería, comenzó a caminar en dirección a su casa.

Fue entonces cuando los vio. Dean, Benny y los demás niños populares. Lo estaban mirando, riéndose de él.

Su visión se volvió borrosa, él fue estúpido, muy estúpido. ¿Cómo pudo pensar que alguien quería su amigo? Él era después de todo, el chico raro del colegio con el que nadie habla, nada más.

Pero Castiel no lloraría, no delante de ellos.

Caminó mirando al suelo, cada vez más rápido, hasta que se dio cuenta que estaba corriendo. Oyó que alguien lo llamaba, pero no se atrevió a mirar atrás. Probablemente lo golpearían por ser tan estúpido.

...

Abrió la puerta de entrada de su casa, esperando poder llegar a su habitación sin ser notado. Empezó a subir las escaleras cuando escuchó a su padre.

-¿Dónde has estado?-

Tragó saliva -Con un amigo-

Al momento siguiente, su padre estaba frente a él. Lo agarró por el pelo y lo arrojó al suelo.

-¡No te atrevas a mentirme! Te doy un techo, comida, ropa, ¡todo! ¡Y me mientes, justo en la cara!- Cada oración estaba marcada por una patada en el estómago, le costaba respirar, pero sabía que no debía gritar.

-Como si alguien quisiera ser amigo tuyo, ni siquiera puedo soportar estar en la misma habitación que tú- su padre le dio otra patada -levántate y ve a tu cuarto, no quiero volver a verte.-

Castiel hizo lo que le dijeron, ignorando el dolor. Su habitación no era más grande que el baño, con un viejo colchón en el suelo, que ocupaba la mitad del espacio, y un viejo armario que contenía toda su ropa.

Castiel se dejó caer sobre el colchón y cerró los ojos.

Se merecía las patadas, cada una de ellas. Fue un estúpido al pensar que alguien lo quería, que quería ser su amigo, especialmente a alguien como Dean.

Dean era todo lo opuesto a lo que era él, Castiel era pobre, estúpido y feo. Incluso su madre lo había dejado, y eso dice mucho. Su padre le dijo que estaban profundamente enamorados, pero que ella no podía soportar el fracaso que resulto Castiel como hijo, así que se fue.

Pero incluso si estaba enojado, su padre se quedó con Castiel, así que tenía que estar agradecido con su padre por no abandonarlo. Pero a veces, Castiel pensaba que eso hubiera sido mucho mejor.

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Bueno esta es mi primera historia. Espero les guste, la sigan y me dejen sus comentarios ;) .

Inesperadamente tú │DestielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora