❝Gracias, Jimin.❞ [JIMSU] | Libro #1

11

Yoongi llega dando pequeños saltos a la casa de Jimin, al venir hacia aquí, había descubierto la primera virtud de tener muletas, y era que en los colectivos, le dejaban el asiento. No sabía del todo, si eso le molestaba porque no lo dejaban hacerse cargo de sí mismo, o lo alegraba, porque para él ir parado en un colectivo siempre era un sufrimiento. Tener que mantener la estabilidad, correrse para que la gente pase, agh. 

El pelinegro reposa sus muletas en la pared del edificio, y se apoya sobre la misma a un lado de éstas. Supone que esos dos no iban a tardar en bajar, pues así le indicó Taehyung, ''Espéranos abajo'', fue literalmente lo que dijo. Y eso hace, espera, espera, y espera, pero los dos muchachos no aparecen. ¿Dónde se han metido?

—Estás seguro que le dijiste que venga al parque —insiste Jimin. Taehyung mira hacia un lado, relame sus labios y asiente con la cabeza.

—Sí, lo hice.

—¿Y por qué no aparece?

—¿Quieres llamarlo?

—No, éso sería algo obsesivo.

—Entonces espera.

—¿Por qué estás sonriendo?

—¿Yo? Yo no estoy sonriendo —se pone serio, sin poder esconder una risa.

—¡Kim Taehyung! ¡¿Qué hiciste?!

—¡De acuerdo! ¡Tal vez le dije que fuese a tu casa!

—¡Niño idiota, ¿quieres que te asesine?! ¡¿Cuándo vas a entender que Yoongi tiene muletas por culpa de una de tus bromas?! ¿¡Quieres empeorar las cosas todavía más!?

—Ah, vamos, lo hice esperar en un lugar quieto, no es como si le hubiese dicho que diese cinco vueltas a la manzana... —refunfuña, poniendo sus labios en un puchero—. Es sólo que es divertido molestarlo... Vendrá hecho una furia.

—¡Sí, y tendrá mucha razón! Yo no pienso detenerlo cuando quiera matarte, ¿me escuchaste?

—Ah, ya, ve a buscarlo, yo iré a comprar algo para comer, muero de hambre.

—¿Y mi caminata?

—Caminarás hasta tu casa y regresarás al parque, ¿no es suficiente? ¿No se te agotarán las energías así? 

—Eres el peor mejor amigo que existe —reclama, cruzado de brazos, y comienza a alejarse.

—¡Yo también te quiero! —Escucha a lo lejos, pero no hace caso, sólo trota para llegar aún más rápido a su casa. Pobre Yoongi, ¿hace cuánto que estará esperando en la puerta? ¿Hace cuánto que estará preguntándose dónde estamos? ¡Maldito Taehyung!

Agradece a la vida porque su casa esté tan cerca del parque, prácticamente corrió las dos cuadras que los separan y llegó a la puerta de su casa, encontrándose con un Yoongi con el rostro más serio que vio jamás.