—Soy Park Jimin— levantó el mentón —. Y no pienso tomar tu mano. No quiero apestar a cigarrillo como tú— y sin decir nada más, se dio la vuelta para alejarse de Jungkook, dejándolo con una mano extendida y una expresión incrédula.

Lo observó alejarse y, retirando su mano avergonzada, sonrió complacido.

—¡Nos vemos, pastelito!— gritó para que Jimin lo escuchara. Él lo ignoró por completo —. ¿Me darías tu número?— volvió a gritar. Esta vez si consiguió una respuesta, o mejor dicho, una reacción.

Sin darse la vuelta, el rubio levantó un brazo bien en alto y le mostró su hermoso dedo medio. Jungkook soltó una carcajada.

—Park Jimin, ¿eh?— dijo por lo bajo, suspiró y volvió a sonreír.

Los días siguientes a aquello fueron un borrón que enmarcaba a Jungkook pasando la mayoría de su tiempo en la universidad admirando a Park Jimin desde lejos. Se dio cuenta entonces que el rubio estaba con él en dos clases y Jungkook tuvo ganas de golpearse la cabeza contra la pared por no haberlo notado antes. Y es que, ¿qué en el mundo le había impedido mirarlo? El castaño no lo sabía, pero estaba bastante enojado consigo mismo por ser un horrible observador. Pero vaya que estaba compensando el tiempo perdido. Ahora no había momento en el que Jimin estuviera en la misma habitación con él y no lo mirara. Y si, probablemente parecía un acosador, pero, en su defensa, el rubio era un imán por sí mismo, y Jungkook era un enorme pedazo de metal sin remedio.

Durante sus horas libres, las cuales compartía con Jimin, se la pasaba solo en el patio recostado sobre algún árbol y fumando sus fieles cigarrillos mientras miraba al rubio bromear y compartir con sus amigos. Él nunca parecía notar su presencia en los alrededores, lo que le hacía más fácil mirarlo en silencio sin parecer a los ojos del rubio un horrible acosador. Recordaba lo bien que se sentía verlo sonreír y reír a carcajadas, cómo sus ojos casi desaparecían cuando lo hacía y ese lindo hábito que tenía de apoyarse en las personas cuando las risas eran demasiado intensas. Cuando lo vio por primera vez, Jungkook pensó que sería perfecto retratar aquél momento, pero para su desgracia, no tenía dónde hacerlo, así que se dijo que debía comenzar a llevar su cámara a la universidad, y así lo hizo.

Cuando tuvo la oportunidad de tomarle una foto, lamentablemente Jimin no estaba sonriendo o riendo. Estaba sentado solo en un banco bajo el sol y parecía estar estudiando, con un pesado libro sobre sus piernas y un montón de apuntes a un lado. A pesar de que su expresión no era de felicidad, sino de concentración, Jungkook pensó que era imposible que ese chico pudiera verse bien en todas sus facetas; incluyendo su expresión de asco, que era la que había dedicado a Jungkook cuando lo conoció. Sonrió ante el recuerdo y apuntó la cámara hacia el muchacho, moviendo el lente para tener un ángulo más cercano y por último presionó el botón, capturando el hermoso perfil de Jimin en la tan anhelada fotografía. Suspiró con felicidad al chequear la foto. Hacía mucho tiempo que no sentía verdadero placer en la fotografía. Y había sido tanta su concentración en capturar aquél momento, que ni siquiera había notado que no había tocado ni un solo cigarrillo en todo el rato.

Jungkook había intentando acercarse para hablar con él; no le importaba de qué, sólo quería hablarle, pero el hecho de que Jimin nunca estaba solo se lo impedía. Siempre iba con un risueño chico pelirrojo o con un rubio malhumorado.

La oportunidad se le presentó un día cuando ni siquiera estaba buscándola.
Había salido para ir al baño, algo hastiado de la clase en la que estaba y más molesto aún por haberse terminado los cigarrillos hacía más de una hora, cuando vio a lo lejos en el pasillo una figura que caminaba aproximándose hacia él. Y Jungkook observó con satisfacción que se trataba nada más y nada menos que de Park Jimin, quien caminaba con la mirada en el suelo y las manos metidas en los bolsillos de su pantalón negro ceñido. El castaño detuvo sus pasos y esperó. Pero al parecer Jimin no iba en esa dirección, pues giró a la izquierda siguiendo por el desolado pasillo. Jungkook se apresuró a seguirlo, negándose a perder la oportunidad que se le presentaba en bandeja de plata.

Addiction •Jikook OS•Where stories live. Discover now