Armadura 05

1K 55 4
                                    

El casco de la armadura: la salvación de Dios

El casco o yelmo protege al soldado en la batalla. En 1 Tesalonicenses 5:8 Pablo nos exhorta a que "seamos sobrios, habiéndonos vestidos con
la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo". Esta esperanza de salvación nos protege contra los ataques en nuestra mente, que es uno de los blancos específicos de Satanás, pues allí está el verdadero campo de batalla de nuestras vidas.

Para defendernos contra este ataque necesitamos distinguir e identificar con toda claridad la voz de Dios de la voz del enemigo. Por eso debemos lograr procesar todos los pensamientos que nos llegan, y evaluarlos con la mente de Cristo (Corintios 2: 16). El usar la mente
para ocuparnos de la carne hace que nuestro entendimiento se llene de tinieblas y de ignorancia, y nos alejemos de la vida de Dios; permitimos así el efectivo ataque del enemigo.

Dios nos ha dado un yelmo o casco espiritual para que lo usemos
en la renovación del espíritu de nuestra mente (Efesios 4:23). Debemos vigilar la llegada de cada pensamiento ajeno o fantasía que intente entrar en nuestra mente, y así estar listos para derribar cualquier cosa que no sea pura, verdadera, honesta, justa, o que no provenga de
Dios. Esto es la guerra espiritual: estar alerta a cada pensamiento respecto a descubrir si es o no de Dios.
Pero cuando el casco de Dios esté colocado en forma permanente, y como todo casco de guerra lleva el escudo del ejército al que pertenece, impedirá la entrada de pensamientos intrusos y alineará nuestra mente con la mente de Cristo. Entonces no habrá ninguna duda de que todos los pensamientos serán de Él. La salvación de Dios debe estar activa para que en la salvación de nuestra alma nos afirmemos día a día en el camino que el Señor planeó para nuestra vida, y así alcancemos la meta de nuestro supremo llamamiento.

Guerra Espiritual ®         [COMPLETA]Where stories live. Discover now