C5 - Más Cerca

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Ni en cien edades se hubiera esperado tal proposición.

El joven noble le explicó que aquella idea había nacido cuando meditó sobre el futuro de los refugiados y sobre el templado compromiso de la corte orlesiana y fereldena en el asunto. Descubrió que no existía ningún sólido representante de los damnificados salvo, quizá, la Inquisidora misma. Aquello pareció despejar sus dudas y decidió que, una unión por conveniencia en beneficio de los más necesitados, daría el empujón final a la solución de los afectados por la guerra y demás desgracias colaterales. El apoyo nobiliario que él aportaría, recursos y contactos, y la infraestructura de la Inquisición además de la relevante figura de la Heraldo, se convertiría en la perfecta combinación para acelerar y potenciar la recuperación de los pueblos.

Fairbanks parecía sumamente convencido de aquello; se le notaba por la exaltación que mostraba ante su razonamiento. No obstante, ella no supo qué responder. En su mirada, Enallin observaba la sinceridad reflejada a través sus cristalinas pupilas, pero intuía que había algo más. No pudo evitar azorarse con lo cercana de aquella inesperada propuesta y, por verse incapaz de discutir más la cuestión, tuvo que dar por finalizada la reunión, prometiendo, más adelante, una contestación que, de antemano, no sabía cómo afrontar.

Salió de aquella tienda bastante alterada, los latidos de su corazón asemejaban el ritmo de un tambor de guerra cuyo tenso cuero estuviera próximo a resquebrajarse, y su antes abundante apetito había remitido hasta el punto de no creerse capaz de volver a ingerir algo en varios días. Decir que todo le daba vueltas, era un simple eufemismo porque, ahora, nada a su alrededor parecía gozar de la suficiente solidez como para soportar su movimiento al andar.

Más allá del impacto de tan inesperada petición, Enallin veía el potencial de aquel plan. La recuperación de las naciones estaba siendo extenuantemente lenta. Orlais parecía más preocupada por recobrar la compostura con fiestas y bailes después de su vergonzosa guerra civil, que por reconstruir su tierra para hacerla florecer. Ferelden, incapaz de ver más allá de la tragedia de Risco Rojo, se mantenía firme ante su decisión de recuperar los círculos antes que de restaurar lo perdido.

Sin lugar a dudas, hacía falta una figura consolidada y robusta que defendiera a los más necesitados, a aquellos que no poseían voz alguna entre los que ostentan el poder. Hasta ahora, la Inquisición se había encargado de reconstruir lo posible de las aldeas y pueblos asolados por la guerra y Corifeus, pero la situación abarcaba una amplitud del daño que, en ocasiones, era insostenible de llevar a cabo con los recursos que poseían. Una alianza, una sólida y formal unión con un noble de buena fama y abundantes recursos, podría resultar en una gran ventaja dentro de la problemática global, algo que ayudaría, sin duda alguna, a las buenas gentes de Thedas.

Enallin era capaz de percibir la ambición de tal estrategia, así como su más que evidente utilidad, pero le desagradaba de sobremanera acceder a dicha petición sin tan siquiera llegar a profundizar en las implicaciones personales de aquella situación.

Antes de abandonar la tienda del noble, Enallin prometió reflexionar sobre su proposición con la atención que ameritaba y éste le agradeció la consideración depositando nuevamente un cálido beso sobre su mano. No obstante, la contestación que ella diera, no sería una decisiva, mas sí una condicional. No estaba dispuesta a aceptar tal compromiso sin antes ahondar más en las verdaderas intenciones del joven mientras averiguaba por qué tal ocurrencia no le resultaba del todo desagradable.

Solas... ¿Qué hubiera pensado él de todo esto?

Ella aún adolecía de los males del abandono del elfo y encontrarse en esta situación tan particular, que se presentaba además tan íntima y determinante para su vida, acentuaba la impotencia de no poder superar de una vez por todas las heridas de un corazón roto.

Mythal'EnasteTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang