Donde las nubes transitan más rápido que la historia y al borde de un camino de escasa señalización, ubicado a pocos metros de una playa de arena blanca, me di cuenta que ya estaba cansado de buscarte por todos lados.
El cielo y mi memoria me mostraban muy poco de ti, al borde de la carretera, manchas celestes se oscurecían de a pocos, como sucede con algunas almas libertinas, de claridad profunda que se sumergen en el mar del hedonismo.
La noche de estrellas ocultas, sorprendió a mis ojos empapados de recuerdos, empezaron a soñar, desconectados de la arena y del romper de las olas. Canté como James Watts, rimas y versos, extrañando cada uno de tus besos. Podría jurar que olí tu piel en la brisa.
En la playa de la soledad, no se a dónde van las estrellas, dicen que detrás de las nubes del dinero, pero no puedo volar tan lejos, ni siquiera con este vino añejo.
Ahí donde el viento acaricia tu rostro, estrella nórdica logro ver algunas olas, una tras otra me recuerdan que no estás acá. Los versos así como las olas nunca se acabarán y bañarán mi alma hasta formar los acantilados de mi ser.
Esta noche será bienvenida a mi castillo de arena cualquier luz de la ciudad, capaz de ser el faro de vuelta a casa.
