— Hola. Ya estoy aquí abajo.

— Okay. Estoy ahí en un momento.

— Te espero.

Y después de eso corta la llama.

Agarro el abrigo, mi bolso, y voy hacia las escaleras. Cuando estoy en el local, me despido de papá y salgo.

Una vez afuera veo a Chase apoyado en su auto, esperándome con una sonrisa de lado en los labios. Va vestido de manera deportiva, como yo. Su cabello está revuelto y se agita un poco con el aire gélido que sopla.


— Hola. — Saludo, dándole un rápido y corto beso en los labios.

Chase me responde el saludo con una sonrisa y me abre la puerta del copiloto. Una vez que estoy adentro del auto me cierra la puerta y yo me acomodo el cinturón de seguridad. Lo veo rodear el auto antes de subirse. Se coloca el cinturón también y luego nos ponemos en marcha.

— ¿Adónde vamos? — Quiero saber, mirando su perfil derecho.

— Es una sorpresa.

— De acuerdo. — Suspiro. A pesar de mi curiosidad, no insisto y me dedico a mirar por la ventanilla.

El silencio se abre paso entre nosotros durante el viaje; sin embargo, no es para nada incómodo, al contrario, es agradable. Noto, entonces, que Chase aparca el auto frente a lo que parece ser, a simple vista, una especie de gimnasio.

Frunzo el ceño, confundida.

— ¿Qué hacemos aquí? — Elevo una ceja.

— Ya vas a ver — Chase sonríe, saliendo del auto. Yo hago lo mismo.

Guía mi camino hacia la entrada del lugar, y no puedo estar más confundida. No sé qué estamos haciendo aquí exactamente, menos cuando el letrero de cerrado luce pegado en la puerta. No obstante, Chase hace caso omiso a eso cuando juntos nos adentramos al lugar.

Parece estar vacío, y aprovecho para mirar todo a detalle. Es un lugar amplio, de paredes blancas. Hay varios sacos de boxeo guindados en el techo, y otros tirados en el suelo. También puedo visualizar unos guantes de boxeo colocados dentro de uno de los tantos y enormes rings ubicados en el centro del lugar.

— ¡Pero qué sorpresa! — La voz sarcástica de una chica se hace escuchar, logrando que la enfoque de inmediato. Es alta, delgada, de cabello negro largo. Viste unos pantalones negros cortos y una camisa pequeña del mismo color que deja ver su ombligo. Parece ser mayor que nosotros, tal vez ya pasa los veinte años.

— Hola, Emily — Chase saluda, besando la frente de la muchacha cuando está frente a nosotros.

— Nada de eso, Lachowshi. Nos tienes abandonadas. Mi madre se morirá de la alegría cuando te vea aquí — la tal Emily dice, cruzado los brazos a la altura del pecho.

— Lo lamento, Em — Chase se escucha avergonzado —. He estado teniendo muchos problemas…, ya sabes.

— Sí. Stefan me ha informado — Emily asiente — ¿Sabes lo del nuevo cadáver que encontraron en el bosque?

— Sí, ¿escuchaste sobre eso, Chase? — De pronto, la voz de Stefan se hace presente, y noto de inmediato algo extraño en el tono de su voz. Está apoyando en una de las paredes cercanas, mirándonos fijamente. Viste unos pantalones holgados de color negro y una franela. Está descalzo y su cabello está completamente revuelto. Luce sorprendido cuando me mira, pero rápidamente vuelve su vista hacia Chase, con expresión neutral.

Dulce Debilidad © Libro 1 [✓]On viuen les histories. Descobreix ara