Black { SeChanBaek }

Capítulo 1

¡ATENCIÓN!
‼️Este fanfic contiene palabras obscenas, violación, trios, BDSM y Daddy Kink (Y un poco de age gap, pero nada exagerado).
‼️En este fanfic no se quiere romantizar las violaciones ya que es algo muy serio y que no deberían ocurrir.
‼️Leed bajo vuestra responsabilidad.

¿Cómo ocurrió todo esto?

¿Cuándo llegué a esta situación?

¿Por qué? ¿Por qué a mí?

Después de aquel día...

Mi último suspiro de libertad.

Antes de salir de su pequeño y cutre apartamento que compartía con su único amigo, Kim Jongdae, tomó su mochila donde iba su cámara reflex Canon con dos objetivos dentro de ella, unas gafas de ver que guardó en uno de los bolsillos de la mochila y las llaves del apartamento. Por una vez no se olvidaba de nada.

Sonrió para sí mismo cuando llegó al sitio ideal para buscar nuevas fotografías y dejar salir su imaginación. Después de pasar una temporada en blanco, su profesor de universidad les puso a su clase un trabajo que lo motivó a salir a buscar su inspiración, y parecía que aquel sitio desértico con edificios abandonados al final de la zona industrial de Seúl era el lugar indicado para ello.

Sin embargo y después de media hora allí, no obtuvo ninguna fotografía que le pareciera interesante. El sitio estaba tan abandonado que era incluso aburrido de fotografiar.

—En fin, supongo que tendré que buscarme otro lugar para fotografiar. —suspiró.

Por desgracia, cuando se disponía a bajar de una montaña de escombros en la entrada de un edificio medio derrumbado, se dobló el tobillo y se cayó de culo al suelo.

—Ah...

—No me toques más los cojones, Sehun.

—¿Eh? —el chico, al escuchar otra voz, se asomó entre la montaña de escombros y se sorprendió por lo que vio.

Era un coche negro, impecable, de alta gama. De dentro de él salieron dos tipos en traje que parecían discutir entre ellos, no parecían muy contentos. Los hombres eran altos, de esos que les quedaba el traje como un guante, como si hubieran nacido para vestirse con ellos. Uno de ellos tenía el pelo negro, el otro lo tenía plateado.

Los dos hombres se fueron para el maletero y lo abrieron. De dentro sacaron a un tipo que tenía las muñecas atadas con cuerdas y la boca tapada con cinta adhesiva.

Él sacó la cámara, cambió el objetivo a un teleobjetivo y empezó a fotografiarles.

Sin pensarlo mucho, los dos hombres arrodillaron en el suelo al sujeto que se encontraba atado y uno de los tipos trajeados que había sacado un arma de su americana negra le disparó en el centro de la cabeza sin pensarlo dos veces.

El chico, al ver aquello, abrió los ojos como platos y se movió lentamente para huir de allí sin ser visto. Con la mala suerte, de nuevo, de que sus gafas se cayeran al suelo sin darse cuenta y él las pisara.

Los dos hombres trajeados miraron en su dirección a la vez al oír un ruido.

—¿Quién anda ahí? —dijo el del pelo negro.

—Mierda —vocalizó el chico sin emitir ningún sonido. Miró a sus gafas rotas y quiso llorar en ese instante.

Oía las pisadas de aquellos dos hombres acercándose a donde estaba él. Tenía que hacer algo, esconderse en algún lado.