Promesas.

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Habían pasado ya 2 semanas y Will apenas demostraba mejora, aun no podía nadar con su pesada armadura pero ya lograba mantenerse a flote por algunos minutos, era demasiado para el entrenar con esa pesada armadura, el caballero seguía tratándolo de la peor forma en el entrenamiento, pensó en una mejor forma para entrenarlo, una mejor estrategia para que Will se fortaleciera mental y físicamente, sentía que el conflicto entre él y Zack aumentaba, sabía que tendría que ser igual de fuerte que su padre pero este era un grave error, pensaba que era imposible tratar ser como una persona diferente.

El caballero le ordeno a Will que se preparara un poco de comida y agua, le costó trabajo agacharse con la armadura que le quitaba mucha movilidad, tomo unos pedazos de pan y varias botellas de agua que metió en un pedazo de tela y amarro a su cintura junto a su espada.

—Empecemos con este nuevo entrenamiento, será un poco diferente a dos horas de aquí hay unos pinos muy altos, quiero que medites en el más alto, ahí en la copa solo eso— dijo el caballero forzando una sonrisa

—Eso nada mas, es demasiado fácil— dijo Will incrédulo

—Pero lo harás por dos días enteros y no bajaras por nada del mundo entendido— dijo el caballero encorvándose un poco para ver a Will a los ojos

—Entendido— dijo Will mostrando los dientes por el enojo que ya le tenía

Subieron a sus caballos sin más  cosas que poca comida y agua, solo para soportar esos dos días, llegaron tras atravesar un monte, el aroma a pinos inundaba el lugar, Will respiraba profundo para disfrutar ese aroma, apenas llegaron bajaron de los corceles, se sentó pero el caballero le ordeno que subiera enseguida que ya tendría tiempo para descansar, ya tenía practica en subir arboles ya que en su región había un pequeño bosque donde era como ver una ardilla, pero con esa pesada armadura era más complicado.

— ¡William estaré en otro árbol con los caballos vigilándote si caes fallaras y no te ayudare nunca más!—grito el caballero colocando sus manos en forma ahuecadas para que alcanzara a escuchar en la cima

—Está bien, superare esto es muy fácil— dijo Will en voz baja mientras se balanceaba entre las ramas, después de varios minutos llego hasta la punta donde con su espada la corto y se sentó para admirar la vista

Pasaban las horas, solo se sentaba de diferentes formas, pensaba en su madre que aun no le había escrito y que no había hechos las paces con ella, también pensaba en sus amigos tan profundo era su pensamiento que no se dio cuenta de que unas nubes oscuras se posaban en el cielo, casi por instinto bajaba del árbol pero tomo una rama y se volvió a sentar  recordó lo que le dijo el caballero. Una fuerte lluvia empezó, las gotas parecían pequeños guijarros que resonaban en la armadura, se puso de pie pero casi resbalo tomo una rama y volvió a su lugar pero su mirada cambio cuando vio que los truenos se hacían sonar, parecían cañones que amenazaban en cualquier momento con atacar, en ese momento se dio cuenta de algo estaba en un punto muy alto y con su armadura metálica atraería los rayos.

—Esto es una broma, si algún rayo me golpea estaré acabado— dijo Will en voz alta casi gritando

Un rayo golpeo un árbol que estaba a escasos metros del metalizado chico, sin pensar saco su espada plateada lanzo un rayo de luz  hacia el cielo chocando con un rayo que se le acercaba, era como ver raíces de luz en el cielo, un segundo rayo cayó hacia el pero al levantar su espada lo absorbió, no había recibido la descarga por la empuñadura de piel que tenia la espada, aunque todo su brazo estaba entumido como si hubiera detenido un camión, después de varias horas la tormenta ceso y el cielo regalo su manto de estrellas era como si fuera una recompensa por aguantar esa situación.

«Así que ya dominas un poco tu técnica espero aguantes que tengo muchas ganas de ver tu potencial» pensó el caballero Bryan que estaba lejos de ahí observando a Will con un dron

La noche paso rápido el sol brillaba en el horizonte Will aun cabeceaba por el agotamiento, quería dormir pero en ese árbol sabía que no podría, saco de una bolsa un pedazo de pan a medio comer, lo devoro al instante y con un largo trago de una botella de agua sacio su apetito, estaba muy incomodo al estar en ese árbol, tuvo una idea que lo hizo sonreír saco una pequeña pero resistente cuerda con la que se ato de la cintura y al otro extremo en la punta del árbol para dormir un poco, se acomodo sobre unas ramas en las que hizo una especie de hamaca.

En el panal todo estaba muy tranquilo solo algunos chicos habían salido a misiones, Leo salía a entrenar con el caballero Alex en el pantano con su deseo de superar a Will. Josué y Max entrenaban juntos en el gimnasio probando su fuerza y retando a otros cazadores, Kary estaba abrumada, obstruida mentalmente por no poder dar ningún paso adelante en su investigación aun con una profunda culpa que la corrompía por la muerte de Amy la herrera.

Ya había pasado el medio día cuando despertó, se sentía con más energía, le había servido mucho, aunque ahora tenía un terrible dolor de espalda, se sentó de nuevo en la punta del árbol y observo las aves que revoloteaban con ramas para sus nidos, era una gran calma que se podía respirar en el aire, le hacía pensar en la tranquilidad que había en el planeta, un pequeño respiro de la tortura que les causaba los dragones, trataba de imaginar cómo sería su vida si no hubiera existido ninguna guerra, tal vez estaría en algún colegio estudiando, rodeado de amigos enamorado de alguna chica, esa idea por alguna razón le recordó a Kary, pensaba demasiado en ella, recordó a su madre que estaría haciendo ella sola, sin compañía más que la del líder de la aldea, sabía que estaba segura en su villa, imaginaba que estaría en la iglesia rezando por su hijo, una voz en su mente lo saco de su tranquilidad ya la reconocía muy bien.

—Vaya así que así te pasas desperdiciando la vida, solo pensando y observando al cielo— resonó la voz que le erizaba los bellos de todo el cuerpo

—Creí que estabas lejos de mí— dijo Will con enojo

—Eso tú crees, yo siempre estoy viendo lo mismo que tu, siempre estaremos juntos pase lo que pase te lo prometo, además solo quiero que me prestes tu cuerpo para divertirme un poco— dijo la voz con una risa que parecía que hacía eco en todo el lugar

—De ninguna manera, tu eres capaz de matar a lo que se te ponga enfrente casi asesinas a un amigo— dijo Will caso gritando

—Luchemos con ese caballero que te vigila, veamos que tan fuerte es, quiero despedazarlo, yo se que lo odias y quisieras lastimarlo por cómo te trata— dijo Zack con ira

— ¡Nunca me volverás a controlar, nunca más!— grito Will apretando sus puños

—Y te pones sentimental por eso, sabes si tu quisieras te mostraría como desaparecer este bosque completo con un solo ataque, juntos gobernaríamos la miseria de mundo que queda— dijo Zack resonando en su oído

—Me das curiosidad ¿en qué momento te creaste? ¿por qué existes en mi mente?— pregunto Will más tranquilo

—Desde que nacimos, solo existo para destruir y nada mas— respondió Zack

William dibujo una sonrisa en su rostro y se sentó en su lugar de nuevo volviendo a ver el horizonte.

—Yo te derrotare, aunque sea lo último que haga esa es mi promesa— dijo Will sonriendo, solo escucho como maldecía Zack mientras se alejaba en su mente

El caballero miraba a Will sonreír, trataba de entender que sucedía en su mente, no imaginaba que una pelea había sido declarada, que había logrado su cometido, hacer contacto con el lado maligno de su alumno.

En una montaña lejos de ahí de una cueva salía el caballero Fernand con una armadura negra como la noche, saco su espada igual de oscura, se hizo un pequeño corte en la palma de su mano dejando caer unas gotas de sangre, salto al vacío cayendo entre la niebla hasta aterrizar en el lomo de un dragón rojo, se perdió en la lejanía, ahora empezaría el siniestro plan solo muerte podría dejar a su paso.

Dragones Contra Ángeles.Where stories live. Discover now