- Ruego, para que mañana no tengas guardias a tus espaldas que vengan a llevarte a donde deberías estar - Dijo, dando media vuelta para subir las escaleras y perderse en su habitación.

Las cosas no mejoraron por la mañana. Cuando Michael despertó, pudo notar que su esposa no estaba a su lado. Se levantó de la cama, mirando a su alrededor, sintiéndose algo mareado. Acaso había dormido en otro lugar? Se restregó los ojos y apenas colocó un pie en el suelo, uno de sus guardias entró apresuradamente a la habitación.

- Disculpe su alteza - dijo el hombre haciendo una corta reverencia - Pero allá abajo hay unos guardias que solicitan hablar con la Duquesa, su alteza - Los ojos de Michael se abrieron como platos y un escalofrío recorrió rápidamente todas sus venas.

- Por qué motivos? - Preguntó.

- Hubo un accidente hace dos noches su alteza. Una familia entera fue quemada dentro de su casa. El jefe del hogar fue apuñaleado. Murió esta madrugada. El hombre que hizo todo aquello, fue capturado y alega que estuvo recibiendo ordenes de la Duquesa - el Duque solo tuvo un segundo para estabilizarse al escuchar aquellas palabras.

- Dónde se encuentra ella ahora? - Preguntó.

- En el estudio, su alteza. Allí está acompañada por algunos soldados.

Michael despidió al hombre y se apresuró a bajar hacia el estudio donde ciertamente se encontraba su esposa con la misma ropa de la noche anterior, leyendo tranquilamente en la esquina del salón, un libro que llevaba en su regazo. Cuando descubrió la mirada de su esposo, ésta lo miró profundamente. Michael percibió que en su mirada habían rastros de cansancio. No había dormido en toda la noche.

- Nos disculpan un momento? - Solicitó Michael. Los guardias abandonaron el estudio sin decir una sola palabra. Michael procedió a cerrar la puerta - Así que lo que dijo Lauren, es cierto.... Eres la responsable.

- La palabra de un hombre no es prueba suficiente, te recuerdo - Respondió tranquilamente, pero el Duque sabía que no iba a dejarse engañar. Podía ver como sus ojos brillaban por la traición. Se sentó junto a ella.

- Mataste a un hombre!!! Porqué? - Preguntó Michael.

- Creerías más en la palabra de un extraño que en la de tu propia esposa? - Dijo fingiendo asombro. Michael sabía que ésta iba a mantener su porte de inocencia hasta la muerte. Se puso de pie.

- Hablaré con el Rey sobre esto - Dijo dando la vuelta.

- Pensé que no lo harías - Clara le sonrió tímidamente. Michael se detuvo delante de la puerta con la mano sobre el picaporte. Miró hacia atrás. Ella lo estaba usando de nuevo. Sabía que lo iba a poner como un escudo porque la amaba y evitaría que levantaran cargos sobre ella. Él sabía que Clara podía leer su corazón.

- No puedo protegerte si en verdad, eres la culpable de todos esos cargos - Dijo en voz baja.

- Pero sé que al menos lo intentarás - Ella respondió como si supiera que él estaba mintiendo. Michael tomó el picaporte lo más fuerte que pudo. Sus nudillos se estaban volviendo blancos por la fuerza empleada. Abrió la puerta de golpe y salió. Los guardias inmediatamente se voltearon a verlo.

- Voy a ver al Rey - Les dijo - No le hagan daño, no la toquen hasta que yo regrese - Sus ojos perforaban a cada uno de los guardias, con una mirada amenazante de recibir daños físicos si desafiaban su orden.

Al estar listo, bajó las escaleras de su casa directamente hacia un carruaje que ya lo estaba esperando, solo le dijo al conductor que lo llevara inmediatamente hacia el palacio.



La Duquesa no fue la única que no pudo dormir esa noche. Los ojos de Lauren permanecieron sobre el dosel de su cama toda la noche, hasta que amaneció. Lágrimas salían a través de ellos, con el pensamiento de que quizás más nunca Camila regresaría a su lado. Había escuchado la conmoción abajo y la voz de su padre. Escuchó como el carruaje donde había salido su progenitor, se alejaba y rodó de la cama hasta colocar sus pies en el suelo. Su mirada Esmeralda se posó sobre la campana junto a su cama. No iba a venir Camila, no importaba cuanto tocara la campanilla.
Un suave golpe en la puerta, atrajo su atención. Katia, había entrado.

- Señorita... He venido a asistirla en ausencia de Camila - Dijo respetuosamente. Lauren no tenía fuerzas siquiera para despedirla, así que asintió. Katia, rodó las cortinas de la habitación.

- Dónde está Camila? - Preguntó la ojiverde.

- No lo sé señorita. Supongo que está con su familia, pero no sé dónde viven - Lauren suspiró y se sentó frente al espejo. Katia escogió algunos vestidos para que Lauren usara, pero la ojiverde, apáticamente escogió el primero que su mirada buscó. Katia, tomó el vestido y comenzó a vestirla. Esta vez Lauren no se quejaba al ser apretada o pellizcada cuando le colocaban el corsé. Sus pensamientos estaban perdidos con Camila, donde quiera que estuviese.

No había nadie que le diera la bienvenida cuando bajó a desayunar. Su madre estaba en el estudio aún y se negaba a salir. Lauren se sentó sola, sin la comodidad de tener a Camila a su lado, o a su padre sonriendo y bromeando al otro extremo de la mesa. Con todo lo que había sucedido la noche anterior, sus lecciones para esa mañana fueron canceladas, el instructor se negaba a salir estando un asesino afuera en la ciudad.
Lauren se sentó afuera mirando al cielo mientras este oscurecía rápidamente. Katia, obedientemente estaba parada a su lado. Echaba de menos a su amor y se preguntaba con preocupación que estaría haciendo en esos momentos, si estaría sufriendo.
El pensamiento de Camila llorando en su cabeza la hicieron saltar de repente haciendo que Katia jadeara. "Tengo que encontrar a Camila" - Lauren se dijo.

- Conoces a alguien que sepa dónde está Camila? - Preguntó la ojiverde a Katia. La mujer hizo una pausa por un momento. No hacía otra cosa sino dudar, al fin y al cabo, la familia Jauregui había sido la responsable de la tragedia de Camila. Pero la cara de preocupación de Lauren era bastante real, convenciendo a Katia que la chica estaba interesada totalmente sobre el paradero de la castaña.

- El mensajero - Dijo con algo de brusquedad - A él le han enviado a que entregara una carta al mismo pueblo - La cabeza de Lauren giró bruscamente. Sino no estaba segura antes completamente de que su madre estaba liada en todo aquello, aquella respuesta le dio una confirmación. Que su propio mensajero había sido enviado al pueblo donde ocurrió toda la desgracia, no podía ser coincidencia. "Tenía que disculparse personalmente en nombre de su madre..."

- Puedes hacer el favor de buscarlo? - Lauren dijo con la voz temblorosa. Una parte de ella, había querido pensar que su madre no estaba completamente mal, pero ya estaba completamente segura de que así era.



Cuando el Duque llegó al castillo, el Rey Julian estaba terminando de hacer unos ajustes de su nueva corte. Cuando vio que llegaba Michael, despidió a todos los demás de la habitación.

- Duque, estaba a punto de enviar a por usted - Dijo Julian, ofreciendo una sonrisa y Michael pudo ver que algo preocupaba al muchacho y de seguro tenía que ver con su esposa.

- Entiendo que hay un hombre que acusa a mi esposa de crímenes muy graves - Michael fue al grano. Julian rascó su cabeza y su sonrisa se desvaneció - Lamento haberlo molestado. Exijo verlo antes de algún juicio. El acusado dice que mi esposa tiene que ver con todo esto, pero no hay pruebas que puedan respaldar sus palabras - El Duque salió por el pasillo y Julian pisando sus talones. No culparía al joven Rey si tenía que llevar a juicio a su propia esposa y más cuando tenía que cumplir muchas responsabilidades siendo elegido Rey hace poco. Lo que le molestaba era que tenía que enfrentarse a un acusador y a su esposa y peor aún, descubrir la verdad que había detrás de todo aquel remolino de rumores desagradables.

Caminó por las escaleras silenciosamente, mientras el aire se convertía húmedo y frío. El guardia que se encontraba sentado frente a una gigante puerta de madera, se puso de pie inmediatamente bloqueando la misma.
- ¡¡Fuera de mi camino!! - Gritó Michael arrebatándole las llaves de las manos al guardia para abrir la puerta por sus propios medios. Caminaba a través de filas y filas de habitaciones haciendo caso omiso de los gritos que pedían ayuda y justicia - Cuál es? - Preguntó Michael - Dónde está el prisionero que se atreve a acusar a mí esposa?

- Estoy acá Duque... - Dijo una voz débilmente detrás de la tercera puerta que estaba al final del corredor. Michael usó el anillo de llaves para abrir la puerta y entrar. El olor era insoportable, haciéndolo arrugar la nariz, pero no le importó. Posó su mirada fría y penetrante sobre aquel hombre. En una esquina, sobre un puñado de heno que hacían las veces de su cama, yacía aquel tipo. Su rostro desfigurado, estaba cubierto de magulladuras y moretones, presumiblemente habían aparecido cuando fue capturado. Aún así, Michael lo reconoció - No vas a saludar a un viejo amigo? - Dijo el hombre tosiendo débilmente. El rostro de Michael se contrajo y apretó sus dientes.

- Hola Yuri... - El hombre volvió a toser en forma similar a un cacareo.

- Entonces me reconoces? Sabrás que hay verdad en las palabras que he declarado. Fue tu esposa quien me envió asesinar a la familia Cabello - Julian entró a la celda, arrugando la nariz debido al mal olor que allí se concentraba.

- Conoce a este hombre? - Preguntó Julian. El Duque no respondió. Ver a Yuri, lo hicieron volver a su pasado con su esposa. Su corazón se contrajo y rápidamente, colocando una mano sobre su pecho.

- Está todo bien, Duque? - Preguntó Julian.

- Usted si se atrevería a castigarla su majestad? - Yuri reía burlonamente - El Rey buscó desesperadamente los ojos del Duque, pero Yuri continuó - Aquí está la prueba de que mis palabras son verdaderas, si aún no te han convencido - Y llevándose una mano hacia su desgastada camisa, sacó una carta. Descuidadamente la arrojó a los pies de Michael. El Duque simplemente lo miraba mientras Julian se agachaba a recogerla.

- Duque... esto es... - Michael no necesitaba verlo. Sabía que Yuri decía la verdad - Si la Duquesa Jauregui es responsable... - Michael había salido ya de la habitación comenzando a caminar hacia la sala de trono. El Rey lo seguía ciegamente. Al detenerse ambos, Julian vio la cara de Michael. Si Clara había sido la causante de la muerte de una familia entera, sabía que tendría que morir como castigo - No puedo ignorar esta carta, esto es cierto!!- Gritó Julian.

El Duque Jauregui había dejado atrás todo su orgullo cuando se casó con Clara. Nunca había pedido nada, jamás pidió un favor no importara cuán grave fuera la situación. Raramente usaba su estatus, a menos que fuera para proteger a alguien que entrañablemente amara. Normalmente era un hombre lógico y justo.

Pero su corazón aún la amaba.

- Perdónela! - Michael cayó de rodillas ante el Rey. Su voz era suave al estremecerse ante la idea de perder a su mujer. Ya bastante daño le había hecho en su pasado como para que la ley también estuviera detrás de ella - Su majestad, se lo suplico. No fueron sus acciones sino las mías la que la llevaron a esto - Julian parpadeó completamente perplejo encontrándose sin nada que decir.

- Duque, no puedo pasar por alto...

- La exiliaré yo mismo - Prometió Michael - La enviaré lejos, a algún campo donde viva lejos de los lujos y de la vida que ha conocido. Mantendré a un guardia a su lado para garantizar que no hará daño a nadie más. Pero por favor, no la castigue. Si necesita una cabeza que cortar, pongo la mía a su disposición - Debido a la inexperiencia de Julian, todo le estaba dando vueltas en la cabeza. Allí estaba ese hombre, el cual lo había ayudado a ser Rey, suplicando por la vida de la mujer que amaba, sumergido en su dolor. El Rey era alguien joven e inmaduro así que tomó una decisión con el corazón y no con la mente.

- Bajo las condiciones que me ha dicho, la alejaré de cualquier castigo - Dijo el rey - Si cumple con su palabra, tendrá la mía - Michael inclinó su cabeza. No podía hacer nada más que agradecer al Rey, por permitir que su esposa viviera. Que era una petición muy egoísta de su parte? Si, lo era, pero que a su vez, más adelante, desencadenaría una reacción que Michael no podía siquiera imaginar.


Lauren no podía estarse quieta dentro del carruaje. Cambiaba de lugar cada segundo. Estaba inquieta, deseando que los caballos corrieran un poco más rápido. Mordía su labio y jugaba nerviosamente con su vestido. Sin embargo, una vez que llegaron a la pequeña ciudad, no podía salir del coche tan inquieta como estaba. Se sentó tranquila y se asomó fuera. Podía ver en los confines de la ciudad, en el lado opuesto de la carretera, la casa quemada y en ese momento su corazón se desplomó hasta el fondo de su estómago. Sintió un escalofrío sólo al ver la ennegrecida masa de madera y piedra. Su mente imaginó, la silueta de un esqueleto oscuro contra el azul del cielo.

- Ya estamos aquí, señorita - El conductor del carruaje, dijo, pensando que podría haberse quedado dormida. Lauren se sentó erguida y respiró hondo para poder calmar sus nervios. El conductor abrió la puerta y ella caminó hacia fuera. Miraba y sentía como el olor a madera quemada, impregnaba el aire. Había gente todavía limpiando el área alrededor de la casa. Buscó entre la multitud, con la esperanza de ver los largos cabellos castaños y temiendo verlos al mismo tiempo. Un hombre se detuvo a su paso y aprovechó la ocasión para preguntarle.

- Disculpe, ¿dónde puedo encontrar a los Cabello? - El hombre la miró con recelo y ella se aclaró su garganta con torpeza - Por favor, estoy buscando a los Cabello.

- Están dentro, señorita - El hombre contestó bruscamente - Pero no creo que tengan buen ánimo como para recibir visitas - Lauren le dio las gracias con menos entusiasmo y miraba alrededor de la ciudad. No era difícil detectar la ubicación de la posada y comenzó a caminar hasta allí. Era consciente de las miradas sucias que los pobladores le disparaban, pero ella los ignoró por completo y continuó su camino. Abrió la puerta de la posada y se asomó dentro. Estaba tranquilo, casi como si no hubiera nadie allí dentro. Sólo podía ver al posadero sentado en la parte delantera del recibidor.

- Perdón - Se aventuró otra vez - Me dijeron que los Cabello estuvieron aquí - El posadero la miró curiosamente. Podía ver la forma en que la ojiverde estudiaba el lugar. Claramente el pueblo era muy protector con la familia Cabello.

- Si no le importa que le pregunte, señorita, ¿qué quiere con ellos? Han tenido un día muy duro.

- Lo siento por eso. Pero tengo que... - Se abrió una puerta arriba y Lauren miró justo a tiempo para ver a la castaña salir de la habitación. Camila, atraída por la voz familiar, miró a su ama con una mirada de sorpresa. Pero Lauren no podía ver la emoción en sus ojos. El cabello de Camila estaba desaliñado y habían anillos oscuros bajo sus ojos. Se veía cansada y que se desvanecía.

- Camila... - La castaña dio la vuelta y regresó a la habitación. Lauren la persiguió y golpeó la puerta.

- Camila, por favor sal. Me gustaría hablar contigo - La puerta se abrió despacio y por una rendija, Camila asomó su cara.

- ¿Quién es? - Una débil y vieja voz femenina pregunto desde adentro.

- Vete - La castaña susurró con un tono de voz áspero.

- Camila...Vine a ver si estabas bien - Lauren declaró.

- Como puede ver, no lo estoy. Mi padre está muerto - La castaña respondió. Lauren se congeló en el lugar. No sabía que su padre había fallecido.

- Camila...Yo... - Ella trató de disculparse, intentando expresar con cualquier cosa, la tristeza que sentía por ella, pero las palabras no salían de su boca. La castaña intentó cerrar la puerta. La mano de Lauren impidió que lo hiciera - Camila, por favor, quiero hablar.

- ¿Quién es? - La madre de Camila preguntó otra vez. En lugar de darle una respuesta, Camila salió y cerró la puerta detrás de ella. Caminó para que Lauren la siguiera a otra habitación donde podían encontrarse solas. En cuanto la puerta se cerró, Lauren intentó abrazarla, pero la castaña la apartó.

- Lauren, mi familia está pasando por algo terrible. Yo acabo de enterrar a mi padre esta mañana. No tengo ánimos para hablar con nadie - Lauren retiró su mano. Ella sólo quería consolarla. Camila suspiró llevando con sus manos su cabello hacia atrás. La ojiverde quería preguntar cómo se encontraba su familia, pero fue inútil. Eventualmente, Camila volvió a suspirar.

- Son sólo rumores? - Ella preguntó. Lauren inmediatamente tensó su cuerpo.

- ¿Qué rumores? - La ojiverde sabía a lo que se refería al minuto en que las palabras dejaron sus labios. La castaña miró al suelo.

- Nadie le ha dicho nada a mi familia directamente, pero he oído algo. La gente del pueblo dice que esto fue... - Alzo la vista y sus marrones ojos perforaban literalmente a Lauren - Dicen que fue su madre quien hizo esto - La sangre de Lauren se paralizó por un momento dejando de correr por sus venas. No sabía qué decir. Ella bien podía negar que su madre tuviera algún tipo de implicación pero mas no lo hizo. Lauren asintió con la cabeza.

- Camila, no tuve nada que ver con eso - Lauren intentó explicar - No lo sabía, aún no sé...
- Sé que nunca harías algo así - Camila dijo. Sus palabras estaban destinadas para tranquilizar a Lauren, pero no hicieron nada por el estilo.

** Bueno solo pase a dejar la continuación .. la verdad es que estaba algo sad por que bb camila ya tiene su suggar daddy pero ps ya lo supere ... quiero igual acabar con lo que empece espero y le guste a mi lectora fav y a la señorita que me escribió hace poco ... y a todas esas niñas gracias por sus estrellitas las llevo en mi negro corazon bye **


Una Caja Musical me Llevo a TiWhere stories live. Discover now