II | Gerard

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Mis ojos se abren nuevamente a la par que tomo una bocanada de aire.

Anotación mental: rasgar mi garganta me da una horrenda sensación de ahogo. No volver a hacerlo.

Me mantengo unos segundos pegada al suelo, con mi pecho bajando y subiendo de manera irregular y, cuando finalmente soy capaz de controlarme, cierro los ojos intentando eliminar la horrenda sensación que me invade. Mi corazón continúa latiendo a gran velocidad, pero comprendo que no se debe a ese ahogo que me abordó durante unos cuantos segundos, sino a algo más.

Levanto una mano levemente del suelo y la noto temblar; todo mi cuerpo tiembla. La imagen de Laura perdiendo la vida se repite en mi cabeza, y aunque durante unos segundos una sonrisa se posa sobre mi rostro frente a ella, rápidamente una fuerte punzada en mi pecho la borra. 

Mi ceño se frunce mientras utilizo la pared a mi lado para ponerme de pie. Pierdo el control de mi respiración nuevamente y, aunque me tomo unos segundos para intentar recuperarlo, me veo invadida por unas repentinas nauseas que hacen que termine vomitando.

Golpeo la pared a mi lado con fuerza mientras continuo expulsando bilis de mi garganta, sé a que se debe todo esto, y no puedo permitir que suceda.

Esta soy yo ahora.

Esa chica,nerviosa y asustada por todo ya no existe.

Me repito esos unas cuantas veces y me fuerzo a recomponerme, logro mantenerme de pie sin necesidad de la pared a mi lado y cierro mis ojos durante unos segundos recordando mi objetivo, estoy aquí para matar a Gerard. Mis piernas dejan de temblar cuando me concentro en mi objetivo, y cuando finalmente me veo en completo control de mis emociones, avanzo sabiendo a la perfección que el anciano se encuentra en el edificio a mi lado.

Yo fui con Allison y Scott a investigar que es lo que sabía sobre la manada de alfas.

El edificio departamental tiene la misma apariencia decrepita que el motel tenía. Las maderas crujen con cada pisada que doy, una fina capa de polvo cubre la mayoría de cosas en el recibidor y lo único que da a entender que sigue en funcionamiento es ese cartel en la entrada que anuncia que está abierto, y el hombre detrás del escritorio sentado a un lado de una lampara y debajo de un cuadro que aparenta ser tan antiguo como el resto del lugar.

El hombre clava su mirada sobre mí casi con asombro y yo sonrío, ladeando la cabeza para fingir una inexistente inocencia. Finjo no notar la forma en la que muevo mis caderas y las ansias de sangre se disparan en mí al notar que los ojos del señor se encuentran puestos sobre mis senos. Finalmente llego al escritorio y me apoyo con suma confianza sobre él, acercándome a el hombre, que debe rondas los sesenta, él me mira sonriente y yo lamo mis labios para luego también sonreír.

  —Disculpe—Ladeo la cabeza levemente—, ¿Podría decirme donde encontrar a Gerard Argent?—pregunto haciendo un puchero y tomando la corbata del señor, acariciando la tela—. Es mi abuelo—miento—. Hace tiempo que no lo veo y estoy muy preocupada—aseguro con mi puchero aún allí y una expresión de pena.

El hombre sólo me mira sonriente unos cuantos segundos, por unos segundos temo que se le escape baba, pero finalmente sacude su cabeza.

  —Lo siento, no puedo darle esa información señorita—responde él—. Una de las cosas que más le gusta a mis clientes es el anonimato que manejo—me explica—. Aunque, tal vez si una jovencita como tú me convenciera de hacerlo...

Una risita se escapa de mí y luego clavo mi mirada sobre el escritorio, fingiendo estar avergonzada por sus palabras. Los latidos del tipo están acelerados, él toma mi barbilla y hace que lo mire a los ojos.

Paradox ↯ Teen WolfDove le storie prendono vita. Scoprilo ora