06 | Fiesta

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  —¿Qué tal?

Laura finalmente permite que me mira al espejo y, cuando lo hago, no puedo creer que me vea así de linda. Una sonrisa se posa sobre mi rostro sin que pueda evitarlo.

  —¿Te gusta? —pregunta la castaña a lo que sólo asiento.

  —¿Es una broma?

Maquillada de manera perfecta, con mi cabello suelto ondulado y más precioso que nunca, y un conjunto que a mi jamás se me habría ocurrido. Continuo mirándome impresionada hasta que un pensamiento cruza mi mente eliminando la sonrisa de mi rostro, una presión se posa sobre mi pecho y siento como si acabara de recibir una patada en el estomago.

Solo conocía a una persona capaz de dejarme así de linda.

Lydia.

  —Hey, ¿Qué sucede Eva? —pregunta Laura ahora sonando algo preocupada al seguramente detectar la tristeza.

  —Nada —respondo sacudiendo mi cabeza en un intento por ahuyentar los recuerdos de mi mente—, en serio, estoy bien —aseguro al notar que no logré convencer a la chica con mis palabras anteriores.

La castaña no parece terminar de creerme, sin embargo parece comprender que insistir no va ayudar por lo que se quita de delante de mi para suspirar mientras yo me levanto del asiento.

Si Lydia estaría aquí, me hubiera reprochado, preocupada por que mi pesimismo arruinara su maquillaje y mi noche.

  —Yo iré más tarde ¿Sí?

  —Más te vale —le advierto sonriente—, en verdad voy a necesitar caras conocidas allí.

Viví en Beacon Hills toda mi vida, no estoy acostumbrada al concepto de ser la nueva, y ni siquiera me siento cómoda diciendo ello porque ¿Cómo puedo considerarme nueva si sigo estando en el pueblo que nunca abandone?

Sacudo mi cabeza nuevamente, decidida a que nada dentro de mi mente arruine mi noche y posteriormente salgo del cuarto acompañanada por Laura. Caminamos a lo largo del corredor en el que se encuentran todas las habitaciones y, al pasar frente a la de Peter, descubro su puerta abierta con el hermano de Talia dentro de ella, con su musculado torso desnudo y sobre la cama, con un libro entre manos. 

¿Es qué a Derek y Peter no le enseñaron la importancia de llevar camiseta?

Tan sólo son dos segundos, pero aún así puedo notar como su mirada se clava en la mía y como una sonrisa se posa sobre sus labios, nuevamente me recorre un escalofrío y, a la vez, me sonrojo. Una extraña combinación que, supongo, sucede cuando las imágenes de aquel Peter, el cual me atreveré a llamar lindo, chocan con las del alfa monstruoso que mató a tanta gente y que tantas veces también intentó matarnos a nosotros.

En la sala principal, Derek parece sorprenderse de mi imagen, lo que logra sonrojarme nuevamente.

  —¿Qué? —pregunto tímida.

  —Estas hermosa —responde Cora sonriente, y no puedo evitar soltar una risita.

  —Gracias bonita.

Dejo un beso en la mejilla de la pequeña y luego camino hacia el pelinegro, quien, al darse cuenta de que no había dejado de mirarme en ningún momento, bajó la vista rápidamente, sonrojándose.

  —Em...—Derek fuerza una toz y luego levanta la cabeza para mirarme nuevamente, aún luciendo avergonzado—¿Te parece si vamos?  

  —Claro—Asiento—, ¿Tú conduces?—pregunto curiosa a lo que el Hale frente a mí frunce su ceño.

Paradox ↯ Teen WolfWhere stories live. Discover now