No es lo que piensas, Tony

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Cuando Tony despertó lo primero que vio fue a Steve. Éste estaba sentado en la cama con un blog de dibujo en las manos. Perezosamente, Tony se arrastró hasta él y se encaramó a su brazo para ver qué era lo que hacía.

Después de la comida, habían encontrado la manera de escapar y refugiarse en la privacidad de su habitación. Habían decidido pasar el resto del día juntos, sin entrometidos ni interrupciones.

Habían encontrado espacio para la intimidad en la fabulosa alfombra frente a la chimenea y, después, se encargaron de revolver las sabanas recién puestas de la cama. Ambos tenían una sensación de confort que los hacía sonreír sin darse cuenta. Como, tampoco, se habían dado cuenta de que el cielo se había oscurecido tras la ventana.

—¿Es el que Natasha te pidió?—preguntó Tony, al mismo tiempo que se tallaba los ojos para enfocar bien la hoja de papel.

—No—Steve rió un poco e inclinó el blog para darle mejor visibilidad.

Era un esbozo al carboncillo del mismo Tony durmiendo. El castaño no pudo reprimir una sonrisa, y cierto sonrojo en las mejillas que evitó mostrar.

—Soy más sexy despierto—opinó.

—¿Eso crees?

—¿Tú no?—frunció el ceño fingiendo que lo contrario lo molestaría.

Steve sonrió. —Yo creo que lo eres de cualquier manera.

—Capitán adulador—Tony le quitó el blog de las manos y ocupó su lugar en el regazo de Steve—, me parece que quiere convencerme de tener un poco más de acción antes de la fiesta de Natasha.

Steve rió, al tiempo que abrazaba a Tony contra su cuerpo.

—¿Eso crees?—repitió adelantando el rostro, buscando un beso.

—Eso creo—murmuró Tony, poco antes de entregarle lo que buscaba.

***

—¿Este sí es el de Natasha?

Tony se cepillaba los dientes cuando levantó una hoja con el retrato de Nat y James, hecho por Steve, de la mesa, había una pequeña foto instantánea anexada con un clip, en la cual Steve se había basado.

—No lo vayas a ensuciar.

Tony negó y dejó la hoja sobre la mesa. Ciertamente, era un peligro sujetarla al tiempo que pasaba el cepillo por sus dientes. Luego, caminó hasta el baño para terminar con su tarea, no sin antes preguntar para qué querían un dibujo de algo de lo que tenían foto. Steve le dijo que, esa foto, Natasha y James, la habían tomado el día que se conocieron, y a Natasha le había parecido buena idea darle a James un retrato a mano de ese momento.

Tony apretó los labios.

—Nosotros no tenemos una foto del día que nos conocimos. Es más, no tenemos fotos.

Era algo que le pareció, incluso, inverosímil. No lo pensó más, sacó su teléfono celular y abrazó a Steve para tomar unas cuantas fotos a su lado. Justo cuando terminaban de tomar una de ellas, escucharon que golpeaban la puerta suavemente.

—Tony—una vez más, era Rhodey—. Los vemos en el club.

—¡Sí!—gritó Tony y bajó de las piernas de Steve—. Hora de irnos, capitán.

Steve asintió y recogió de la mesa el pedido de Natasha.

***

La fiesta transcurrió sin sobresaltos. Entre risas, baile y tragos, Tony la estaba pasando muy bien al lado de Steve. James y Natasha, ensimismados en su celebración, poco molestaron.

Un Amor para NavidadWhere stories live. Discover now